La Industria que Hace Patria en la Zona Austral

Jorge Andrés Pérez | Sección: Política, Sociedad

Con la inversión que las empresas productoras de salmones han hecho en los canales australes, esas zonas de difícil acceso se han incorporado a la economía nacional y los mercados internacionales. Además, este desarrollo productivo ha ayudado a extender la soberanía nacional a una región donde es difícil hacerlo.

Hay grupos de presión que quieren que la sociedad pondere variables de manera binaria. Por ejemplo, hay grupos para los que lo único importante son las externalidades negativas que la industria salmonera genera en el medio ambiente natural (ecología). Pero estos grupos quieren ponderar de una manera tan asimétrica las variables ecológicas, que la única solución aceptable para ellos es terminar con la producción industrial de los salmones en la zona austral.

Pero, en términos geopolíticos de la soberanía nacional y socioeconómicos del desarrollo productivo, la industria salmonera aporta valor al país en la zona austral. Por ejemplo, sería importante analizar y evaluar si puede ser conveniente que el Estado dé incentivos a la inversión en aguas chilenas a la industria de los salmones, por ejemplo, en un radio de cien kilómetros de la ciudad argentina de Ushuaia. Esto sería para mandar una señal de soberanía chilena a la industria del turismo de Ushuaia, que explota recursos turísticos chilenos, para desarrollarse, y cimentar la soberanía argentina en los canales australes. En este momento llegan a esa zona chilena turistas que bajan a tierra sin pasar por una aduana chilena. Sería interesante que se bajaran del barco con una salmonera instalada en el fiordo. Una salmonera que hace soberanía para Chile y que paga impuestos al Estado de Chile.

Entonces, tal vez el Estado tiene que ser capaz de ponderar las variables en función del bien global del país. Por ejemplo, hay que zonificar de manera realista los lugares para la producción industrial de salmones, y los lugares que deben ser protegidos para el desarrollo de la industria del turismo. Pero esto tiene que ser razonable. No puede ser que autoridades del Estado usen las zonas marinas protegidas como un arma para limitar el desarrollo de la industria de la salmonicultura en la zona austral. Eso es tener autoridades del Estado, que reciben un sueldo del Estado, que operan funcionalmente como empleados de intereses ecologistas.

La función del Estado es regular y fiscalizar la industria salmonera con criterios de Estado y no de gobierno, y menos como criterios de una empresa privada u organización no gubernamental.

Esto quiere decir que el Estado tiene que invertir para demarcar los límites territoriales para el futuro crecimiento de la industria salmonera, y los límites para el futuro crecimiento de la industria del turismo. Además, hay que ver cómo hacer a la industria del salmón más amigable en términos ecológicos.

La inversión de la industria salmonera en la zona austral tiene varias dimensiones que se tienen que evaluar de una manera realista, para poder ponderar responsablemente las variables asociadas a ella.