¡Deja de drogarte!

B.B. Cooper | Sección: Sociedad

¿No te das cuenta de lo que pasa? ¿No lees los diarios? ¿Al menos sí ves los matinales y las redes sociales? Y entonces, ¿no eres capaz de ver lo que pasa? ¿No entiendes lo que pasa? ¿No te das cuenta —o no te importan— los litros de sangre humana que corren por el mundo para que tú te metas unos gramitos de coca en la nariz el viernes por la noche y te sientas bien? ¿Ese es tu grado de humanidad? ¿Crímenes horribles, hasta de niños, para darte un gustito en una fiesta o con tu pareja? ¿Acaso no te da vergüenza? ¿Acaso tu abuela y tu madre no dejaron de usar sus abrigos de piel justamente por vergüenza, porque para hacerlos había que matar a cientos o a miles de visones, conejos y qué sé yo qué otros animales más? Pero acá se trata de personas, de seres humanos, hasta de niños con balas en la cabeza.

Entiéndelo bien: se produce y se trafica droga porque alguien la consume; así como se produce y se venden helados, lápices de colores, polerones y zapatillas. Pero hoy nadie produce o comercializa, qué sé yo, máquinas de escribir… Porque nadie las compra.

Entonces, la próxima vez que te metas esos gramitos en la nariz (esta noche, mañana, o cuando quieras tener mejor sexo del que tienes o superar la angustia de tu miserable prueba universitaria), piensa que hay litros, ¡sí, litros! de sangre humana que se derraman como si nada por las calles para que tú seas feliz en tu nauseabundo egoísmo, en tu feroz complicidad y en tu asquerosa cobardía. Así y a ti te lo digo, tal cual.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el sábado 13 de enero de 2024 en la sección Día a Día.