Cuidado con la Obsolescencia

Max Silva Abbott | Sección: Política, Sociedad

Recientemente se ha informado al país de un nuevo acuerdo para la explotación del litio, que engloba al Estado y al sector privado, que contempla varias décadas de duración, a fin de posicionar a nuestro país a la vanguardia de este tipo de energía.

Ahora bien, dejando en claro que todo acuerdo que pueda crear trabajo y generar recursos de manera lícita es bienvenido, no deja de llamar la atención en el presente caso, la notable duración de los aludidos acuerdos –de varias décadas, según se advertía–, si se toma en cuenta lo rápido que avanza la tecnología en nuestros días. Ello, pues tal como en su momento el salitre fue una fabulosa fuente de ingresos, hasta que los alemanes crearon el salitre sintético, algo parecido podría ocurrir con el litio, y en no tanto tiempo, según revelan diferentes fuentes noticiosas.

Así, por ejemplo, lo anterior podría ocurrir debido al rápido desarrollo de baterías sólidas de sodio, las que según estas fuentes, son bastante más baratas, poseen menos riesgo de incendio, tienen una mayor duración y su recarga es más rápida. De hecho, China pretende sacar al mercado una marca de automóvil dotado de esta tecnología este mismo año.

Por otro lado, también la industria de la aeronáutica está trabajando junto a la NASA en el desarrollo de energías menos contaminantes, igualmente basada en baterías sólidas, pero de azufre y selenio. Todo lo cual muestra los rápidos avances de la tecnología, que ha ido transformando el mundo ante nuestros ojos a una velocidad insospechada.

Lo anterior indica que debemos tener bastante más cautela con lo que consideramos un “recurso natural”. Ello, pues su existencia no depende sólo de la presencia de determinados materiales en la naturaleza sino, sobre todo, del ingenio e inventiva del ser humano, que convierte en valiosas sustancias que otrora resultaban inútiles y fútiles otras que antes eran tan apetecidas como el oro.

Así por ejemplo, el petróleo, tan valioso en nuestros días, ha existido durante millones de años y hasta hace dos siglos, poca utilidad tenía para nosotros; y todo parece indicar que más temprano que tarde este “recurso natural” se convertirá en una reliquia del pasado, como también ocurrió, según se ha dicho, con el salitre.

Lo anterior significa que los “recursos naturales” no tienen una existencia tan “objetiva” como muchos creen, sino que ello depende en buena medida de un factor tan “subjetivo” como el ingenio humano. Por iguales razones, el stock o la duración que se asigna a los “recursos naturales” existentes en la actualidad, pueden variar enormemente, si se descubren maneras más eficientes de utilizarlos.

Es por eso que en el fondo, en teoría podría extraerse energía por infinidad de caminos y a partir de los materiales más insospechados, todo lo cual viene a demostrar que la principal riqueza de un país no son sus “recursos naturales”, sino la capacitación de su población y las posibilidades reales que existan de inversión y de desarrollo económico.

Todo esto obliga a tener mucha cautela con nuestras proyecciones económicas, pues en un mundo que cambia tan rápido, cada vez tenemos menos certezas sobre nuestro futuro, tal vez más que nunca hoy, si se toman en cuenta las insospechadas posibilidades que puede otorgar la inteligencia artificial.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el diario El Sur de Concepción. El autor es Doctor en Derecho y profesor de filosofía del derecho en la Universidad San Sebastián.