¿Qué significado estratégico tiene la elección de Milei para Chile?

Richard Kouyoumdjian | Sección: Historia, Política, Sociedad

El domingo 19 de noviembre a eso de las 9 pm buena parte de la derecha y el empresariado festejaban a Milei como si fuera la elección del Presidente de Chile, pero se olvidaban de que es el nuevo Presidente de Argentina, y que Milei tiene como sueño la Argentina potencia mundial, algo que puede tener varias interpretaciones a este lado de los Andes, y no todas ellas positivas.

Independiente de las opiniones que Milei tenga de Boric o viceversa y que está bien representado en un artículo de este medio y de otros medios que se concentran en las diferencias ideológicas que tienen ambos, o la ausencia de un embajador chileno en Buenos Aires, ya que aún no se reemplaza a Bárbara Figueroa, o la pronta ausencia del embajador argentino en Santiago que va a generar la partida de Bielsa por ser de nombramiento político, las relaciones entre Chile y Argentina tienen aspectos mucho más estratégicos que marcan la relación entre ambos países y que no varían significativamente con los cambios de gobierno a uno u otro lado de los Andes.

Dicho lo anterior, Boric sí debe ser invitado al cambio de mando y sí debe aceptar la invitación. Argentina junto con Perú son relaciones vecinales con la que tenemos que vivir y es importante que estemos presentes en eventos republicanos como son un traspaso de mando. Son relaciones importantes como son las que cualquiera de nosotros tiene con sus vecinos y que debemos cuidar que no se complejicen por pasiones o gustitos personales, y eso vale para ambos mandatarios.

De partida, tenemos una muy larga frontera que ha sido en más de una oportunidad materia de discusión y hasta casi de conflicto, lo que no es raro considerando su extensión y el hecho de que la definición original de esta no había sido muy clara por parte del Reino de España, teniendo aún pendiente a la fecha una cuestión de límites en la zona de Campos de Hielo Sur y otras nuevas que han aparecido en años recientes.

Por otro lado, la Argentina tiene una fascinación por lo Austral, el Atlántico Sur, la Antártida y todo lo que sea o huela a chileno, y operan bajo un concepto de que ellos son los amos del Atlántico y que nosotros sólo podemos estar en el Pacífico, una definición errónea o mañosa que busca eliminar los derechos chilenos sobre el continente blanco. Ello se suma a lo que ellos estiman es su plataforma continental extendida, la que pasa a llevar buena parte de lo que es Chile, y los territorios de su majestad, el Rey Carlos III, en la parte sur del Atlántico y reclamaciones antárticas.

Lo anterior es una política de Estado de Argentina que viene de larga data y que no cambió un ápice en el gobierno de Macri, por lo que nada hace esperar un cambio bajo Milei, menos considerando que su programa de gobierno busca reforzar la Defensa Nacional, aumentando el gasto en defensa, y el resguardo de lo ellos estiman es su soberanía, algo que su vicepresidenta electa se ha encargado de destacar en los medios. Al parecer Milei no sólo es un libertario, sino también nacionalista como la mayor parte de los argentinos, y que, como dijimos antes, quiere volver a hacer grande a Argentina, cosa que no nos debe ser indiferente, ya que es precisamente cuando ellos han estado mejor es cuando las relaciones han estado peor.

Ya veremos si se relajan sobre decretos como el 256/2010 que impide el tránsito de naves desde Punta Arenas a las Falklands que lleguen a navegar aguas jurisdiccionales argentinas, lo que en la práctica mata el comercio entre esas localidades si es que salen o entran por la boca oriental del Estrecho de Magallanes.

Lo mismo se puede decir respecto de las restricciones argentinas a los vuelos chilenos a Puerto Stanley o de las recaladas de buques de la marina del Reino Unido a puertos chilenos, ambos temas que la administración de Fernández se encargó de hacer más complejo de lo que ya eran bajo la presidencia de Macri, y que tuvo su obvio impacto en las relaciones de Chile con los británicos, ya que quedamos como los sometidos a las presiones transandinas, con el consecuente impacto en las relaciones estratégicas que se tienen con la marina real.

Lo más complicado en términos de relaciones entre los países son las diferencias vigentes que tenemos respecto de dónde debe estar la frontera en Campos de Hielo Sur, y las superposiciones que se generan entre nuestras plataformas continentales (incluyendo la extendida que genera la Antártica chilena) con la extendida de ellos, esto último con representantes designados bajo lo que establece el TPA del 1984 para conciliación de diferencias, mecanismo que será usado en esta oportunidad para zanjar las disputas. Este tema de límites austral mal manejado puede llegar a ser tan complejo como el diferendo del Beagle que terminó en una casi guerra hace 45 años.

Sumando temas a los anteriores, también está la cuestión de la insurgencia Mapuche, la que afecta a ambos países ya que los líderes de los movimientos insurgentes hablan de un Wallmapu que abarca territorios a ambos lados de los Andes. La vicepresidente electa, la diputada Villaruel ya dejó claro que es un tema que le preocupa y da la impresión de que nos responsabiliza a nosotros del problema y deberíamos ser los chilenos los que nos hacemos cargo de su solución.

Evidentemente si tuviéramos relaciones económicas más profundas, las relaciones entre nuestros países serían más fluidas, pero no lo son, y es difícil que lo sean producto de la naturaleza de las matrices productivas exportadoras similares que tenemos. Somos más bien competidores que complementarios, y la verdad lo único que interesa a los chilenos de la Argentina es visitar Buenos Aires, y a unos pocos, las inversiones que tienen desde la época de los 90 y que varios dolores de cabeza han causado producto de la forma en que los gobiernos argentinos manejan el acceso al dólar y las reglas de repatriación de capitales, tema que sí puede cambiar si es que Milei logra implementar su programa de gobierno.

En resumen, no veo que la elección de Milei vaya a cambiar la naturaleza fundamental de las relaciones chileno-argentinas, la que tiene más de 200 años de historia y que tiene como característica fundamental el que somos vecinos con una larga frontera, con aspectos aún bajo disputa, y que cuando la Argentina se ha sentido poderosa de inmediato las agarra con nosotros, o se aprovecha cuando nos percibe débiles, como lo fue en plena guerra del Pacífico.

Milei es argentino con lo bueno y lo malo que eso implica para Chile, pero no caigamos en prenderle velitas a alguien que nos puede traer más problemas que beneficios, aunque por ahora le haya traído alegrías y esperanzas a buena parte de Chile, y el hecho de que su elección reconfirma la salida del embajador Bielsa, el líder de los chilenos amigos de las Malvinas, y alguien dado a meterse en temas locales más allá de lo que sus cartas credenciales le permitían.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero el miércoles 22 de noviembre de 2023.