La necesidad psicológica de la grandeza en la cultura grecorromana

Jorge Andrés Pérez | Sección: Arte y Cultura, Sociedad

Occidente ha reinventado la competencia deportiva como una virtud secular, pero su versión grecorromana original tenía una dimensión cultural que la conectaba con necesidades psicológicas de origen religioso. De ahí deriva la naturaleza de la grandeza que tanto valoran los rioplatenses. Por ejemplo, donde el chileno reconoce la aptitud y competencia de un atleta, los rioplatenses ven algo más: ese talento los conecta sobrenaturalmente con la divinidad. 

Entonces, la grandeza representa una experiencia religiosa, que deriva de la cultura grecorromana, donde los seres humanos pueden interactuar materialmente (e incluso sexualmente) con los dioses. Por supuesto que los rioplatenses de hoy no hacen la conexión con la religión grecorromana de la antigüedad. Simplemente viven la realidad presente en un contexto cultural presente, sin entender que este contexto es un vestigio de la religión grecorromana.

La historia bíblica del combate entre David y Goliat ilustra la esencia del conflicto cultural entre la lógica de la mentalidad proto hebrea (David) y la lógica de la mentalidad proto helénica (Goliat). La cultura chilena está más alineada con la lógica cultural hebrea (la viveza transaccional), y la cultura argentina está más alineada con la lógica cultural helénica (la grandeza trascendente). Por último, David es la raíz patriarcal del Mesías, y Goliat es el fruto matriarcal de Hércules.

¿Por qué se produce esta diferencia cultural entre chilenos y argentinos? Por los patrones de inmigración. Chile (Santiago) fue poblado tempranamente por andaluces y extremeños de cultura mozárabe. Argentina (Buenos Aires) fue poblada tardíamente desde lo que fue el reino de las dos Sicilias (capital Nápoles). Un chileno jamás va a poder entender visceralmente el concepto de la grandeza como lo hace un Galtieri, Maradona o Milei, que son personajes sacados del mundo cultural del sur de Italia, si no de Nápoles mismo. Ese es el mediterráneo profundo que es la reserva cultura grecorromana en lo que fue la Magna Grecia.

En Argentina hay una división geográfica entre la zona Habsburgo de Tucumán y Cuyo (Carlos I), y la zona de los Borbones (Carlos III) de la Pampa Húmeda de Buenos Aires. Córdoba es un intermedio. Entre más cercanos a Buenos Aires más profunda cala el concepto de la grandeza.

En Chile, la división es más socioeconómica que geográfica. La clase alta es patriarcalmente Borbona (franceses, italianos, irlandeses y vascos vía Cádiz) y el pueblo es patriarcalmente Habsburgo (andaluces y extremeños vía Sevilla).

De cierta manera se puede decir que Santiago es la nueva Jerusalén (con raíces culturales en la lógica de la viveza legalista de la mentalidad de David), y Buenos Aires es la nueva Roma (con raíces culturales en la lógica de la grandeza legitimista de la mentalidad de Goliat).

La sociedad chilena en su conjunto se enfrenta a una sociedad (argentina) heredera de la cultura grecorromana de la grandeza, como necesidad psicológica de origen religioso (culto a Hércules). Entonces, como David hay que estar preparados para lidiar con Goliat cuando se cree Hércules.