In memoriam Osvaldo Lira (1904-1996)

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Arte y Cultura, Historia, Política

En medio de estos días en que celebramos uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad, el día en que el Dios hecho Hombre nació en la humildad de un pesebre en Belén de Judea, un aniversario no poco relevante pasó un poco colado: el fallecimiento del Padre Osvaldo Lira, SSCC (1904-1996). Su nombre quizás no es muy conocido, pero es clave para comprender el pasado reciente de Chile. 

Miembro de los Padres Franceses (Congregación de los Sagrados Corazones), fue alumno y profesor en uno de los colegios más importantes del siglo XIX y la primera parte del XX en Chile, en el que estudiaron personajes de la talla de Manuel José Yrarrázaval, Gonzalo Vial, Jaime Guzmán, Francisco Orrego Vicuña, Eduardo Cruz-Coke o los ex Presidentes José Manuel Balmaceda y Arturo Alessandri. También fue profesor durante décadas en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde estudió Derecho, carrera que no concluyó.

Connotado filósofo, abordaría prácticamente todas las áreas del conocimiento, desde la metafísica hasta la filosofía política, pasando por la filosofía de la historia, la cosmología y la estética. En todas ellas sería deudor de Santo Tomás de Aquino, cuya filosofía revitalizó en Chile, instituyendo una escuela filosófica vigente hasta nuestros días. Aunque probablemente su discípulo más importante sea Juan Antonio Widow Antoncich, también son deudores suyos José Joaquín Ugarte, Juan Carlos Ossandón, Julio Retamal y Jaime Guzmán. Sus aportaciones filosóficas le merecerán reconocimientos como el de Doctor Scientiae et Honoris Causa de la Universidad Católica y Miembro Académico Honorario de la Universidad Adolfo Ibáñez, así como la Cruz de la Orden de la Legitimidad Proscrita.

Una de sus obras más importantes es Nostalgia de Vázquez de Mella, escrita en 1952. Allí sintetizaría el pensamiento del político carlista español Juan Vázquez de Mella y Fanjul (1861-1928), siendo uno de los primeros en sostener que el español sería un intelectual y no solamente un político, interpretación que es mantenida hasta hoy por sus estudiosos. En Nostalgia, Lira ofrece un summum del pensamiento político católico tradicional, basado en la coordinación de dos soberanías o poderes, la política y la social. 

Esta distinción de dos poderes será clave en uno de sus discípulos, Jaime Guzmán Errázuriz (1946-1991), al menos en sus primeras etapas de acción política. Siguiendo a su maestro, Guzmán comprendería que los gremios son las organizaciones capaces de enfrentar a los partidos políticos ideológicos, que buscan controlar todas las instancias de la vida social, ahogando el desarrollo de la auténtica organización social. Y el fundamento para su acción político social –el gremialismo de la primera hora– lo hallará justamente en las enseñanzas de Lira sobre Vázquez de Mella.

Si bien Jaime Guzmán se alejaría progresivamente de las ideas de sus maestros –además de Lira, Jaime Eyzaguirre, por ejemplo–, hasta llegar a adherir a un conservadurismo liberal que nada tiene que ver con el corporativismo de su juventud, el sistema de pensamiento para la política propuesto por Osvaldo Lira será fundamental para comprender las claves conceptuales de la acción política guzmaniana. Esta influencia permeará el Gobierno Militar en sus primeros años, particularmente en su “Declaración de Principios” –que en 2024 cumplirá 50 años– y dará forma a la Constitución Política que entraría en vigencia el 11 de marzo de 1981 y que este mes recibiría un empujoncito que la seguirá manteniendo viva por unos años más.

De esta manera, puede comprenderse la relevancia del pensamiento del Padre Osvaldo Lira. Sin exagerar, parece fundamental para comprender las discusiones políticas del presente, principalmente por la influencia que sus ideas –morigeradas, si se quiere– ejercieron en los sectores gremialistas, así como en la institucionalidad chilena que sigue vigente hasta hoy.