Quedarse callado

Cristián Warnken | Sección: Política

“El gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados”. Palabras de la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic.

Leo el titular y pienso que me equivoqué, me restrego los ojos, lo vuelvo a leer, tal cual: “El gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados”.

Por supuesto que son declaraciones que hay que celebrar, aunque sean tardías, muy tardías. Por lo menos, hay el esbozo de una autocrítica más a fondo que el así llamado “Socialismo Democrático” aún no ha hecho a cabalidad, no solo sobre su silencio, sino su abdicación. Porque en esos días aciagos de octubre de 2019 no solo se destruyó y vandalizó el espacio público (se lo privatizó, en un cierto sentido), sino que se puso en jaque a la democracia.

Sí: ese silencio no solo fue silencio ante la violencia, fue abdicación de los valores intransables de la democracia. Abdicación ante una ultraizquierda con componentes anarquistas y nihilistas, que humilló a ciudadanos con “el que baila, pasa”, quemó iglesias y bibliotecas, llevó a la quiebra a miles de pequeños emprendimientos, atacó violentamente a Carabineros y, sobre todo, impuso un relato mentiroso y maniqueo que sirvió de fundamento para cancelar y funar a quien osara plantear un matiz de crítica ante la insurrección de facto.

Los líderes de la centroizquierda callaron y se hicieron cómplices con ese silencio de pulsiones totalitarias que estuvieron a punto de triunfar, sembrando una anomia en el país, que todavía no cesa.

Pero no solo esa izquierda “democrática” calló ante el octubrismo, calló también, luego, ante el radicalismo de la Convención, invitándonos a votar Apruebo a un texto que habría llevado al país a un estado de empantanamiento y crisis sin precedentes. En privado, reconocían que la Convención se había sobregirado demasiado; en público, llamaron a votar Apruebo a una Constitución que dejaba la cancha despejada para que los delirios octubristas se reavivaran y lograran realizar su tan anhelada refundación del país.

Algún día habrá que estudiar y entender el porqué de esa esquizofrenia en algunos de los líderes de ese sector, pero también entusiasmo en otros otrora razonables y moderados, pero súbitamente encendidos por el furor revolucionario.

Fueron ese silencio y abdicación insoportables e inexplicables los que nos empujaron a muchos disidentes y “herejes” de esa verdad oficial que una izquierda radical quiso imponer a la fuerza, a sacar la voz y dejar testimonio sobre la incoherencia ética y política de los líderes de una centroizquierda convertida en sombra de sí misma. Eso nos costó insultos, descalificaciones, funas, persecuciones, hasta humillaciones, no solo del ultraizquierdismo, sino también de algunos militantes del Partido Socialista que Paulina Vodanovic dirige.

Hoy las declaraciones de la presidenta del Partido Socialista muestran que no estábamos equivocados, que era fundamental rebelarse contra ese silencio ominoso, ante la violencia política y el delirio refundacional, que valía la pena asumir todos los costos personales (y no fueron pocos) que fuera necesario para defender la libertad y la democracia de la tentación del caos y la intolerancia.

Le costará mucho a ese “Socialismo Democrático” recuperar la credibilidad y la autoridad moral para hablar de violencia, democracia, orden y Estado de Derecho. En la Cámara de Diputados acaba de pedirse la restitución de la estatua del general Baquedano y los restos del Soldado Desconocido al sitial que les corresponde, dando así una señal a las nuevas generaciones de que el Estado no puede abdicar nunca ante los que quieren imponer sus ideas por el griterío, la anarquía y la violencia.

No más abdicaciones ante el chantaje de minorías exaltadas e ignorantes de nuestra historia patria y republicana. Esas abdicaciones solo han llevado al llamado “Socialismo Democrático” a la ruina. Moral y política.

Necesitamos con urgencia coraje democrático, talante republicano, líderes sin complejos ante una generación embriagada por la romantización octubrista. Líderes adultos que no callan cuando hay que defender la convivencia democrática, líderes con convicciones y coraje, no pusilánimes ante los nuevos inquisidores, los Savonarolas juveniles que predican desde sus púlpitos morales y barricadas y que creen que la historia empieza con ellos y en la calle.

Ellos fueron derrotados —en las urnas— por el pueblo el 4 de septiembre de 2022. Un pueblo que el “Socialismo Democrático” ha dejado de representar por sus ominosos y repetidos silencios y abdicaciones.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el miércoles 2 de agosto de 2023.