Facciones patológicas

Jorge Andrés Pérez | Sección: Política

Estamos enfrentados a una mafia de revolucionarios que congrega una masa crítica de psicópatas y sociópatas que buscan imponer a la sociedad un relato que permita indirectamente obtener la validación social de sus crímenes. Si esto fuera poco no les importa gobernarnos sin mayor representación, porque para ellos gobernar es su derecho divino. ¿Alguien cree que no van a tratar de hacer trampa en las próximas elecciones cuando creen que las fuerzas de la historia los ha destinado a gobernarnos? 

Hay sociedades que son capaces de controlar de tener un sistema democrático honesto y transparente, y hay sociedades que no pueden. Incluso sociedades moralmente sofisticadas, como la alemana en los años treinta, sucumben a los liderazgos de psicópatas y sociópatas cuando se encuentran bajo condiciones sociales de estrés político y económico. Por eso que la extrema izquierda busca fomentar el conflicto social de las contradicciones de clase, para así bajar el umbral del filtro a los liderazgos patológicos. 

En la historia de los últimos dos siglos, la izquierda revolucionaria nunca ha podido filtrar de sus filas a los liderazgos patológicos propensos a tomar riesgos a costa de la sociedad. Esto es lo que explica los siete millones de venezolanos que han emigrado de su patria. La pregunta no es si Gabriel Boric y Giorgio Jackson son capaces de convertir a Chile en un desastre como la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sino cuánto poder necesitan para hacerlo. 

La importancia del robo en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia no es el crimen material, sino lo que el crimen material nos dice de las necesidades psicológicas y la tolerancia al riesgo de Gabriel Boric y Giorgio Jackson. No se le puede entregar el control del Estado, porque no se sabe lo que son capaces de hacer con ese poder. Ellos están en La Moneda sujetos a un estado de derecho constitucional. ¿Qué van a hacer cuando puedan empezar a socavar ese estado de derecho constitucional? ¿Cuánto tiempo se demoró Hugo Chávez en destruir el estado de derecho constitucional en Venezuela? ¿Gabriel Boric, Giorgio Jackson y su círculo de poder no van a hacer lo mismo? El jutzpah de este grupo de gente me hace pensar que no les importa mentir, robar y seguramente asesinar con tal de saciar su necesidad psicológica de poder.  

Estamos frente a una facción política compuesta por una masa crítica de líderes que están patológicamente convencidos de su superioridad moral, y al mismo tiempo no puede ver que la usan para conquistar el poder con mentiras, robos y tal vez asesinatos. Esta gente no tiene un problema moral, que es el síntoma, pero tienen un problema psiquiátrico. Pueden ser psicópatas y sociópatas muy inteligentes y funcionales con el poder y la manipulación de personas, pero igual son psicópatas y sociópatas.

Durante el gobierno militar, la sociedad chilena tuvo el privilegio de tener líderes de las Fuerzas Armadas que eran el producto de procesos de formación profesional y selección para pasar de grado de muy buena calidad. Sin duda que aun así se colaron algunos que tenían necesidades psicológicas de una naturaleza psicopática y sociopática. Pero tengo la impresión de que fueron los menos, porque en Chile los sistemas de seguridad del gobierno militar operaron con rangos de abusos consistentes con un país occidental que lamentablemente tiene que imponerse a una insurgencia compuestos con gente con una tolerancia al riesgo anormalmente patológica. Los sistemas de seguridad del gobierno militar no operaron con rangos de abuso de dictadura latinoamericana y menos de dictadura marxista. Esto sólo se explica porque el profesionalismo institucional de las Fuerzas Armadas pudo contener los abusos en el tiempo a un rango de lo anecdótico. Una dictadura de Gabriel Boric y Giorgio Jackson no me da la seguridad de que vayan a gobernar sobre sus necesidades psicológicas de control político en un rango normal. Están dispuestos a todo, incluso a planificar y ejecutar un robo en el ministerio de desarrollo social y familia, y luego fingir inocencia a todo el país. Eso te dice el calibre de locos con los que estamos lidiando. 

Richard Nixon, con tal de no perder la próxima elección, armó un robo a la competencia pensando que no lo iban a pillar. Aquí para perpetuarse en el poder armaron un robo sabiendo que los iban a pillar. Esa diferencia es muy grande. La sociedad norteamericana llegó a la conclusión de que Richard Nixon no era confiable para tener el poder de la presidencia (y el botón nuclear). Porque el presidente de una democracia republicana occidental no puede estar cometiendo ese tipo de abusos de poder, porque atenta contra el fair play de la competencia política. Entonces, se aplicó el principio de accountability y lo sacaron elegantemente de su cargo. A pesar de que había hecho un buen trabajo como presidente. 

La sociedad chilena tiene que pensar muy bien si quiere construir un país democrático y republicano que tolera que, desde el Estado, se armen organizaciones criminales al más alto nivel y con descaro. Si se deja pasar algo así a vista y paciencia de la sociedad chilena, lo que se hace es validar este tipo de liderazgos, y estamos condenados a elegir líderes como el resto de los países latinoamericanos.