El temor de Bachelet

Joaquín García-Huidobro | Sección: Política, Sociedad, Vida

Esta semana le preguntaron a Michelle Bachelet si, ante “el avance de la extrema derecha”, estaba disponible para una nueva candidatura presidencial. En su respuesta aclaró que tenía otros planes, que se requería un relevo y que esperaba no estar en la situación de enfrentarse a ese dilema, pero que, a falta de otras figuras, por default, tendría que ser ella.

Más allá de lo que decida la izquierda, parece necesario hacerse una pregunta: aunque varias de sus propuestas son discutibles, ¿son los republicanos una agrupación de extrema derecha?

Para responder, lo primero es descartar las respuestas simplistas. Si bien está claro que el PR está a la derecha de Evópoli, RN y la UDI, eso no lo transforma automáticamente en un candidato para recibir esa desagradable etiqueta. Que alguien “esté más a la derecha” no significa que sea de ultraderecha. Hubo un tiempo en que la UDI, por ejemplo, estaba a la derecha del resto de las agrupaciones políticas.

Vamos, ahora, a las imputaciones que se les hacen a los republicanos. La primera es la de xenofobia, por su actitud frente a la crisis migratoria. Hasta donde entiendo, ellos dicen, básicamente, dos cosas. Una, que si alguien quiere ingresar a Chile, debe hacerlo por la puerta y no por la ventana. Para eso existe toda una legislación, y es necesario exigir su respeto. Esto no me parece muy raro. Otra, que el Estado tiene el derecho y el deber de impedir la inmigración ilegal. Por supuesto que aquí hay matices importantes, y algunas de las propuestas que hicieron en el pasado no me convencen. Sin embargo, ellos no parecen interesados en poner en marcha cercos electrificados, ametralladoras automáticas u otros mecanismos al estilo del Muro de Berlín. Si alguien dice que son xenófobos, tendría que probarlo.

En cuanto a sus propuestas económicas, ciertamente ellos son más libremercadistas que la mayoría de los chilenos, pero eso nada tiene que ver con la ultraderecha, una postura política que siempre se ha caracterizado por ser muy estatista.

En materia de seguridad tampoco, que yo sepa, pretenden tomar medidas radicales al estilo de Bukele. Simplemente quieren que se ponga coto a la situación de violencia que inunda el país, y que dificulta la vida normal de los ciudadanos.

Durante años hemos asistido a un proceso de demolición de la noción misma de autoridad y un cuestionamiento de la legitimidad del empleo de la fuerza pública. Los republicanos fueron, en su momento, decididos opositores de esa verdadera descomposición de la vida pública y hoy, con buenas razones, muchos otros piensan lo mismo. Si ellos han crecido, ¿cuánta responsabilidad tiene la propia izquierda? Sin sus desvaríos e impericia para gobernar no asistiríamos a este auge de los republicanos.

Un tema delicado es el de los derechos humanos. Sus dirigentes y las declaraciones programáticas no niegan que haya habido graves violaciones ni las justifican. Sin embargo, algunos han mostrado poca sensibilidad respecto de las víctimas y en sus bases hay determinadas personas que mantienen posturas ambiguas en la materia. Este es un tema sobre el que tendrán que trabajar, pero no veo que haya elementos como para calificarlos de ultraderecha.

Otro argumento muy utilizado consiste en desacreditar su postura sobre el aborto, que significaría un retroceso en materia de derechos de las mujeres. Esta afirmación tiene varios puntos problemáticos. El más evidente es suponer que existe una ley histórica que nos lleva en una determinada dirección perfectamente lineal, que incluiría la universalización definitiva del aborto, pero este es un mito progresista que habría que discutir y no darlo por supuesto para zanjar todo debate.

Se olvida, además, que —a menos que sus impulsores nos hayan engañado en su momento— la introducción del aborto en tres causales buscó despenalizarlo en casos de particular dramatismo, y no fue una cuestión de derechos individuales. Los republicanos han dicho que, en el futuro, querrían discutir este asunto en sede legislativa, ¿no estamos acaso en democracia? ¿Está prohibido deliberar sobre el tema?

Si defender la vida desde la concepción lo transforma a uno en ultraderechista, entonces deberían incluir a Eduardo Frei Montalva o Norberto Bobbio bajo esa categoría, y con ellos a un número incontable de políticos, pensadores y gente corriente, lo que es francamente absurdo.

Esto no excluye la necesidad de que los republicanos hagan una amplia reflexión sobre la mujer, cuyos problemas son múltiples y no se limitan al aborto. Sus documentos doctrinales son escuálidos en la materia, pero no son de extrema derecha.

En suma, si el supuesto carácter ultraderechista de los republicanos es una razón que podría mover a Bachelet para ser la salvadora del país ante esta amenaza, me parece que ese temor es infundado y que bien podría dedicarse a otras actividades para las que tiene indudable talento.

Lo dicho no excluye que haya muchas cosas que convendría discutir con los republicanos, pero de una manera razonada y no mediante el expediente de ponerles la etiqueta de extremistas de derecha. Ella puede ser una forma simple de evitar la difícil tarea de dar argumentos. En otras palabras, quizá sea una muestra de comodidad intelectual.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el domingo 20 de agosto de 2023.