“Las Crónicas de Narnia” en manos de Netflix

Hernán Felipe Páez | Sección: Arte y Cultura, Educación, Familia, Historia, Política, Religión, Sociedad, Vida

La plataforma de streaming Netflix ha anunciado el rodaje de varias películas que adaptarán la saga de Las Crónicas de Narnia, del escritor angloirlandés C.S. Lewis, a la pantalla grande. Recordemos que esta popular y entrañable serie de libros fue llevada por ultima vez al formato filme en el año 2010, bajo el título “Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba”, correspondiente al quinto libro de la entrega. Previamente, en los años 2005 y 2008, se hizo lo propio con el segundo y cuarto libro de esta épica saga, respectivamente.

Las Crónicas de Narnia es una saga de siete libros (una heptalogía) del género de la fantasía, fundamentalmente inspirada en los relatos del Evangelio y en la mitología irlandesa. En estos siete libros se relata la creación del país de Narnia a partir de una canción que entona el gran león Aslan (el protagonista de la saga, un personaje que es una clara alegoría de Nuestro Señor Jesucristo); la irrupción del mal en el mundo creado, de la mano de la Bruja Blanca, quien luego provoca la caída del linaje de Adán tras tentar a Edmund Pevensie. Luego vendría el arrepentimiento y la enmienda del pequeño Edmund, tras una íntima conversación con Aslan, en lo que vendría siendo una metáfora del sacramento de la confesión. En “El León, la Bruja y el Ropero” Lewis ha querido explicárnoslo así: “Vieron a Aslan y a Edmundo que caminaban juntos sobre el pasto lleno de rocío. Estaban separados del resto de la corte. No hay necesidad de contarles a ustedes qué le dijo Aslan a Edmundo (y nadie lo supo nunca), pero ésta fue una conversación que el niño jamás olvidó”.

Lewis también nos relata la Pasión, Muerte y Resurrección, no de Cristo, sino que de Aslan en la Mesa de Piedra (una metáfora de la Santa Cruz); cómo el hombre vence sobre el mal con el auxilio divino, el de Aslan, quién termina de derrotar a la Bruja Blanca; el peregrinaje por un mundo lleno de dolores y decepciones, en el cual no hallaremos un hogar definitivo sino un mero lugar de paso ­–tal como se nos muestra en el tercer libro, “El Caballo y el Muchacho”– en el que, no obstante, es posible hallar el consuelo de la amistad y del amor; la corrupción del hombre cuando se vuelca sobre sí mismo y sobre las cosas del mundo, en lugar de buscar las cosas de Dios (tal como se enseña en los relatos sobre los telmarinos en “El Príncipe Caspian”, el cuarto libro de la entrega), existiendo siempre la posibilidad de rectificar, como hizo Caspian; el anhelo y la búsqueda del eterno galardón, el Cielo, tal como hace el ratón Reepicheep, finalmente recompensado por Aslan; la lucha espiritual –tal como se nos muestra en el libro sexto, “La Silla de Plata”­– a la que estará por siempre enfrentado el cristiano, y el trance en el pecado y en el error al que se someterá si renuncia a dar dicha lucha, que no es otra cosa que el combate por la santidad; y, finalmente, el Apocalipsis, la destrucción de Narnia y la consecución de la Nueva Narnia (el Cielo) por parte de quienes se convirtieron y creyeron en nuestro querido Aslan.

Surgen varias dudas en relación con el anuncio de Netflix sobre la entrega de nuevas películas inspiradas en esta saga. ¿Cuántas películas se filmarán? ¿Cuáles serán los libros escogidos para ser llevados a la gran pantalla? ¿Conviene más hacer una serie de televisión, en lugar de una película, en vistas de que dicho formato permitiría abarcar más integralmente los bastos contenidos de esta maravillosa historia del gran C.S. Lewis? Pero el cuestionamiento que, a mi juicio, es el más relevante de hacer es si Netflix estará dispuesto a respetar la inspiración y el espíritu cristiano de la obra y de su autor, pues, habiendo explicado lo anterior, no es un hecho que debería tomar por sorpresa a la famosa empresa de entretenimiento que, en efecto, C.S. Lewis haya sido un devoto anglicano.

Esta última pregunta es de particular gravedad en vistas del tipo de contenidos que desde hace años llevan produciendo plataformas como Amazon Prime, HBO Max, Disney+ o el propio Netflix. Contenidos cómodos, modernos, muy en la línea de los nuevos tiempos y de la ideología regalona, la woke. No hace falta más que ser un espectador despierto para notar que las parrillas programáticas que ofrecen dichas empresas contraintuitivamente no son nada de diversas, antes bien reflejan una profunda politización y uniformidad del entretenimiento. Y por sí esto no fuera suficiente, también hay casos notables en que se ha sido extraordinariamente desleal con el espíritu de la obra que es elegida para ser rodada.

Este es el caso de la serie “El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder” de Amazon Prime Video, que en lugar de una adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien, más parece una reimaginación de su Legendarium, o una mala excusa para vender un producto lucrativo. Sin la intención de entrar en detalles incómodos, la inclusión forzada y una solapada dialéctica feminista que envuelve a un conjunto de personajes de la serie son solo síntomas de un problema de fondo, que o bien puede ser la falta de voluntad por comprender la identidad de la obra, o bien un intento deliberado por reemplazar su trasfondo cristiano por una batería valórica, con implicancias identitarias, políticas y morales, que solo es capaz de instalarse mediante la imposición de lo políticamente correcto y el silenciamiento de las voces que no se pliegan al discurso de los nuevos tiempos.

La vehemencia con la que las plataformas de streaming han presionado temas como el aborto, la mal llamada liberación sexual, la teoría de género, el feminismo, el identitarismo, la animadversión a prácticamente cualquier expresión de fe, en especial si es cristiana, intentando instalarlos en la mente de los espectadores, ha sido la causa de su propia destrucción. No han sido pocas las plataformas que han sufrido un verdadero éxodo de suscriptores, agotados de un contenido que prácticamente no se puede ver sin ser constantemente bombardeado con mensajes más o menos descarados que van en la línea de lo antes mencionado.

Para finalizar, solo quisiera decir que, tras este golpe de realidad que ha sufrido la industria, sería de esperar que Las Crónicas de Narnia en manos de Netflix no siga el mismo destino fatídico que “Los Anillos de Poder”, la reimaginación del mundo de Tolkien, obrado por el magnate Jeff Bezos. Sería de esperar que esta obra clásica de C.S. Lewis no sea tratada, al igual que la obra maestra de Tolkien, como un bien de consumo sin alma, que cuenta una historia aburrida de manera deficiente, con injertos que el autor nunca imaginó y que solo puede sostenerse a causa de su vaga conexión con una saga literaria clásica cuya identidad no se tiene el menor interés por conocer ni serle fiel. Sería de esperar… pero a veces es mejor no esperar nada y así evitar ser decepcionado.