Desde Santiago a Santiago

Magdalena Merbilháa | Sección: Arte y Cultura, Educación, Familia, Historia, Política, Religión, Sociedad, Vida

A veces hay que viajar muchos kilómetros para realmente dimensionar y comprender quién se es. En los viajes culturales de la Red Cultural iniciamos en Santiago de Compostela, ciudad emblemática en España y sin duda el corazón de Europa. El hallazgo, según la tradición de los restos de Santiago Apóstol en tierras de Galicia, dio a este lugar un sentido de tierra Santa y de nación elegida y dio un vigor particular a la reconquista. Las rutas de peregrinación en este famoso camino son como dice Goethe los que le dieron sentido de unidad a Europa como continente, dándole sentido como cultura, la cristiandad. Mucho tiempo ha pasado desde eso, pero desde la llamada Fisterrae (fin del mundo conocido) la visión de mundo llegó a Finis Terrae, (el nuevo fin del mundo) tras abrirse el mundo al plus ultra, que extendía el mundo más allá de las columnas de Hércules. Y de ese Santiago original, Santiago de Compostela, nuestro Santiago, el de la nueva Extremadura recibió su nombre. Tenemos una deuda con eso. No es sólo un nombre, es el origen mismo.

Es aquí tan lejos en el que nos damos cuenta quiénes somos. Somos occidentales, somos cristianos, somos esencialmente hispanos. Hay tanto del ethos chileno tan lejos en el viejo continente. Pensamos hispanamente, hablamos el idioma del Reino de Castilla y es ese modo de pensar, lo que determina nuestro ser. Somos una mixtura que con esta visión hispana se enriqueció desde lo local y es ese ser americano el que se ve de vuelta en España y en Compostela. No sólo Europa se mixturó en el nuevo mundo, es el Nuevo Mundo que se hizo presente y se mixturó y enriqueció al viejo continente. En la catedral de Compostela, edificio románico enriquecido en los siglos, la presencia americana marcó sus torres evocando a Nueva Granada y enriqueció desde el arte los altares interiores. Es una integración recíproca que se une en la figura del Apóstol Santiago.

Prontamente en Chile se inaugurará un “hito” del Camino de Santiago en la comuna de Vitacura. En el Parque Bicentenario se colocará el “mojón” más austral del mundo, el que dirá la mayor cantidad de kilómetros para llegar al fin a Compostela y a la tumba del apóstol. El Círculo chileno de amigos de Camino de Santiago de Compostela, dirigida por Francisco de Almozara logró que este monolito con la Compostela y la flecha en Santiago de Chile recibiera la categoría de patrimonio y por tanto se le diese la importancia real que para nuestro país tiene. Estamos unidos a Compostela y es esta estrella la que nos hace más luminosos. Además, hay que destacar que este 9 de junio Francisco recibió el mayor honor entregado a los promotores de El Camino, el premio Elías Valiña que apoya y celebra a quienes ayudan a la promoción de El Camino de Santiago como patrimonio de la Humanidad.

Esta es la primera vez que un no europeo recibe este premio y esta vez fue recibido por un chileno. Estuvimos presentes para acompañar a nuestro compatriota en tan noble premiación, y es este honor a Chile el que nos obliga a recordar lo que esto significa y a comprender quienes realmente somos.

Tras haber vivido un intento ideológico refundacional que pretendía negar todo lo que somos y hemos sido y reemplazarlo por un discurso inventado, falso y vacío, hitos como este son necesarios para recordar nuestro ser, nuestra historia, nuestra tradición. Entender que, como dice G.K: Chesterton, “la tradición es la democracia de los muertos”. Es esta tradición la que recoge la vida, visiones y todo aquello de valor que merece ser mantenido, eso que da identidad. Chile es Hispano y Santiago recibe ese nombre por el patrón de España, el apóstol Santiago. Compostela, no sólo parece ser un campo de estrellas entonces, sino también y con más razón ahora, estrellas que permitan iluminar el camino en tiempos de confusión y de no entender quién se es. Es esencial saber quién se es para poder determinar hacia dónde vamos,

Hoy Chile sigue en un proceso de redefinición que debiera marcar las directrices de nuestro país para los próximos 40 años, algo siempre cortoplacista. Chile es algo, y debe entender cuál es su identidad para así poder marcar de modo real hacia dónde quiere ir.

Es esencial abrazar con orgullo la propia identidad y entender que nuestra capital no sólo es un nombre, ese nombre tiene una carga cultural esencial de la que debemos sentir un orgullo inmenso. Por eso este hito que se inaugurará prontamente en Vitacura debe revitalizar nuestra identidad y ayudar al camino que nos hemos autoimpuesto para que desde Compostela y con la luz de las estrellas ilumine el camino que pretendemos forjar, ya que si no construimos sobre roca todo lo que hagamos se caerá como castillo de naipes.

Nuestra roca está en ese Santiago lejano de Galicia, en la figura del Santiago Apóstol y con esa fuerza podremos desde Chile mirar no sólo ese camino de peregrinación que construyó a Europa, sino el camino que ha forjado y que consolidará a nuestra propia historia.

Hay más veces en las que hay que alejarse de los árboles para poder ver el bosque y sí, Chile es parte de un bosque frondoso que emana de un país lluvioso con gran abundancia.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero el martes 13 de junio de 2023.