La reacción chilena

Gonzalo Ibáñez Santa María | Sección: Política

No ha dejado a nadie indiferente, dentro de Chile y fuera de él, en el extranjero. Las elecciones del domingo pasado demostraron cómo el espíritu chileno está muy vivo aún y cómo fue capaz de doblegar toda la ofensiva dirigida a demoler la nación para someterla a una “refundación”, que de tal tenía poco, pero sí mucho de demolición. Es un triunfo que viene después de aquel alcanzado el 4 de septiembre pasado por el cual esa ofensiva ya sufrió una primera y muy importante derrota, la del “rechazo”.

Hoy, se ha dado un paso adelante al elegir un Consejo Constitucional largamente integrado por quienes han hecho de la defensa de la identidad nacional, de la historia patria y de las tradiciones de nuestro pueblo la base sólida para proyectar a Chile hacia un futuro de paz, de progreso y de unidad. Hoy, enfrentan el desafío de elaborar un proyecto constitucional que sirva precisamente de cauce a esos propósitos.

Atrás quedan los años de enfrentamiento entre los chilenos, los años de la demagogia y de la manipulación de los distintos grupos y sectores de la sociedad chilena para volverlos antagónicos los unos contra los otros. Los años de enfrentamientos, de violencia y aún de terrorismo. Es tarea, que también comienza hoy, la de recuperar el tiempo perdido y reparar las enormes heridas que recibió nuestra patria durante este período. No va a ser fácil, pero hemos de aplicarnos sin tardanza.

El gran estorbo va a seguir siendo un gobierno que brotó de la anarquía y que es expresión de ella. Debe quedarle clara la voluntad de nuestro pueblo de no aceptar ni caprichos ni veleidades sino, al contrario, la de exigir una ordenación racional y prudente al bien común, respetando sobre todo el ejercicio de la libertad de las personas como la palanca privilegiada para procurar el progreso común. Debe quedarle claro, asimismo, como nuestra gente respalda a las Fuerzas Armadas y de Policía, Carabineros, Investigaciones y Gendarmería, como instrumentos garantes de la paz social y del imperio de la justicia.

Este gobierno debe demostrar con hechos como también se aplica a dotar a esas instituciones del debido respaldo en el cumplimiento de sus fines y de sus funciones. Nunca más un carabinero muerto, porque detrás no hubo un gobierno que lo respaldara y lo animara al cumplimiento de su deber.

Debemos recuperar la solidez de nuestras familias y la eficiencia en servicios tan importantes como son los de salud y de educación. Debemos enfrentar con decisión el problema de la previsión, pero sin caer en los excesos a que nos conducía la demagogia hasta ahora reinante.

Las elecciones del 7 de mayo recién pasado constituyen, sin duda, un paso de máxima importancia en la recuperación del país, pero no nos engañemos. En ese camino, la meta está lejos aún. La perseverancia en medio de las dificultades ha de ser, entonces, el rasgo más necesario para cumplir con esa tarea.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su página de Facebook el martes 9 de mayo de 2023.