Pensiones, política y legitimidad

José Francisco Lagos | Sección: Política

El debate sobre pensiones volvió a la palestra pública, luego que, en una entrevista, la ministra del Trabajo Jeannette Jara señalara que el 6% extra de cotización iría íntegramente a reparto.

El tema estuvo muy presente en el debate constitucional. Una de las pocas externalidades positivas que tuvieron los retiros de fondos previsionales fue que las personas vieron materialmente la existencia de los fondos de pensiones y los beneficios del sistema de capitalización individual. Tras esto, fue razonable que las personas valoraran cada vez más la propiedad sobre estos recursos y también su heredabilidad.

La izquierda, incluido el gobierno, ha sido incapaz de acusar recibo de la derrota que recibió en el plebiscito del 4 de septiembre. Uno de los grandes antecedentes fue precisamente la propuesta de la Convención Constitucional en materia previsional; por eso carece de sentido que la propuesta del gobierno vaya en la misma línea que lo propuesto por la Convención.

En esta área, sabemos desde hace bastante tiempo qué debemos hacer. No existe solución mágica para mejorar las pensiones y por tanto se deben tomar medidas impopulares pero necesarias. En esto la política ha perdido varias oportunidades de hacerse cargo de este problema, y el problema se sigue dilatando año tras año.

En tiempos en que la política ha estado cuestionada precisamente por no resolver los problemas de las personas, esta es una nueva oportunidad para hacer lo que el país requiere. Sin embargo, al hacerlo se debieran considerar sus opciones y necesidades.

Aumentar la edad de jubilación y el porcentaje de cotización, generar políticas públicas contra las lagunas previsionales y fomentar la formalización del empleo son ideas que no parecen convencer mucho al gobierno. Es por esto que la oposición tiene un rol crucial: debe liderar este debate y llegar a un acuerdo nacional que nos acerque a que los adultos mayores tengan las mejores pensiones posibles. Esto podría fijar un precedente para cómo debiera llevarse a cabo la discusión constitucional.

En este caso también aplica la lógica. ¿Si no somos capaces de ponernos de acuerdo en mejorar las pensiones, cómo nos vamos a poner de acuerdo para tener una nueva constitución? Quien no puede lo menos, tampoco puede lo más.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el miércoles 28 de septiembre de 2022.