La derrota del general Baquedano nos convoca

Ximena Cousiño | Sección: Arte y Cultura, Educación, Historia, Sociedad

La parálisis general que nos sobrevino frente al ultraje de la tumba del soldado desconocido y de la estatua del General Baquedano es el termómetro de la indiferencia generalizada en la cual nos hemos sumido.

Este veterano, cargado de historia -de la historia de nuestra patria- fue ignorado, vejado y ultrajado con un ensañamiento inaudito. Soportó los embates de los enemigos de la patria, como un soldado solitario, hasta que fue rescatado como un cadáver por sus hermanos de armas. Pero más duele la indiferencia que los golpes.

En Baquedano, la patria fue derrotada por sus enemigos más acérrimos y los verdugos fueron nuestro olvido de la historia, la falta de cultura y unas dos generaciones light e intranscendentes.

Esta ‘Insoportable levedad del ser’, que caracteriza nuestra sociedad actual, y específicamente a nuestros partidos políticos, hoy tiene consecuencias terribles para la patria.

Quizás este quiebre empezó cuando cambiamos los feriados a los fines de semana, sin sopesar la importancia que tiene el recordar, el rememorar, el saber que hay días sagrados y ritos que cumplir, porque gracias a ellos, recordamos quiénes somos. La voracidad de nuestros parlamentarios por satisfacer las ganas de fines de semana largos, ha hecho que hoy la gente ignore lo que se está celebrando el 21 de mayo. La izquierda en cambio, tiene la película bien clara.  Saben de simbolismos, saben de épica, y lograron borrarlos de nuestra pequeña mente burguesa.

Para nosotros, la coherencia ha sido la roca sobre la cual miramos y medimos el altruismo de nuestra causa. La izquierda, como bien lo sabemos, le importa poco.  Lo que ellos tienen es consistencia, y esa les da determinación y sentido. Tienen un camino claro, marcado por las vanguardias que prometen el mundo feliz a través de la implementación del Estado Totalitario. Todo Estado, nada fuera de él.

Lo que nos falta es esa consistencia sólida, sobre la cual se puede sostener la roca de la coherencia. Las grandes vanguardias son las que son capaces de tener una visión integral de la sociedad y, por lo tanto, tienen que salir de un grupo interdisciplinario que se aboque desde las distintas esferas a pensar el país, desde sus símbolos y su identidad, hoy día en crisis. Tienen que haber artistas, antropólogos, historiadores, filósofos, científicos, ingenieros, economistas, entomólogos, astrónomos, agricultores, teólogos, juristas, matemáticos, botánicos…  En una frase, tenemos que juntar las cabezas más brillantes de la patria a estudiar, pensar y debatir para lograr definirnos y proyectarnos con consistencia hacia el futuro. 

La Escuela de Frankfurt logró hacer eso de manera magistral para destruir las bases de occidente. Nosotros sólo hemos reaccionado y cedido perdiendo cada vez más el sentido de vida para adoptar, sin darnos cuenta, una visión de la humanidad absolutamente materialista.

La Cultura era importante, esa cultura que desdeña la derecha materialista, que estuvo muy pronta a desvincularse de los principios trascendentales.  La derecha se olvidó de su rol en la sociedad: mantener el rumbo, salvaguardar nuestra civilización (también ancestral), que tiene como pináculo la encarnación de Dios y su Revelación total.  Ahí está, con sus mandamientos, que hablan de lo contrario de lo que grita el mundo.  Habla de sacrificio, de humildad, honor, del peligro de las riquezas, del valor del alma, del amor incondicional, de la sacralidad del matrimonio, del negarse a sí mismo para no perder lo esencial.  Es el opuesto absoluto a lo que hoy en día se marquetea de forma grosera: la gula, la avaricia, la lujuria, el egoísmo, el orgullo, el materialismo, el relativismo y la venganza.

Sin virtudes reales, no puede haber cultura; sin virtudes, no hay cultivo posible, no hay terreno fértil para sembrar las cosas que verdaderamente son importantes: la familia, la honestidad, el honor, el respeto y el amor a la patria.  Pareciera que el espíritu del mundo es el que impera y domina con sus facilismos que destruyen lo esencial bajo el falso lema de la libertad, que es sólo libertinaje.  La Libertad con mayúscula, está íntimamente unida a la responsabilidad, a la bondad y a la excelencia. Baquedano y el soldado desconocido encarnan esos principios que algunos quieren sofocar y cancelar, con la rabia propia de una subespecie de animales primitivos y vulgares, tan bien retratados como orcos. A ellos se opone la figura gallarda, virtuosa y viril de un general que representa lo mejor de la humanidad. Algún día volverá a ocupar el lugar que le corresponde, no tan sólo en la ciudad, sino en el corazón de todos los chilenos y volveremos a tener Patria.

Los convoco, por lo tanto, a hacer un sacrificio y poner sus mentes y habilidades, su creatividad y sus sueños para articular la visión de país que logrará defender la libertad del hombre ante las ideologías perversas que sólo llevan al hombre a la esclavitud de sus caprichos y luego a la esclavitud del Estado. Necesitamos con urgencia crear una vanguardia, que vaya más allá de una visión económica y leguleya de la patria, para recuperar nuestras raíces y hacer patria. Necesitamos encontrar el camino, ese sendero que nos puede llevar a la concordia. Saber para dónde vamos y contra que fuerzas nos enfrentamos nos da la consistencia. No apartarnos del fin y mantenernos firmes en el rumbo, nos da la coherencia. Sin miedo, consistente y coherentemente, seremos más fuertes.