A juzgar por el resultado reiterado de las encuestas, la opción Rechazo parece tener una posibilidad real de triunfo el 4 de septiembre próximo. Puesto que los partidos son el cauce institucional vigente para representar las diversas corrientes de opinión política, la sola expectativa de que se dé el escenario mencionado pone a las tiendas de centroderecha ante un crucial desafío. Más todavía, habiendo declarado querer “rechazar para reformar”. Faltando dos meses para el plebiscito de “salida”, resulta pertinente conocer las ideas e iniciativas concretas de cambio (y permanencia) constitucional que ellas estarán dispuestas a propiciar a partir del 5 de septiembre. Una cosa es que los partidos de centroderecha hayan decidido entregar a instancias no partidistas la vocería para la campaña por el Rechazo y otra que no se encuentre suficientemente definido -o comunicado- el contenido de sus propuestas. Tal vez sea esta incógnita la que ha impulsado a un grupo de personas, vinculadas a centros de pensamiento afines, a anunciar la presentación durante esta semana de un escrito alternativo de Constitución.

La centroderecha política falló gravemente al no reconocer y encarar los retos que implicaban las profundas mudanzas experimentadas por la sociedad nacional. Siendo gobierno, erró también con su reacción desconcertada y hasta entreguista ante los acontecimientos acaecidos a contar del 18 de octubre de 2019. No puede darse ahora el lujo de tener un nuevo desacierto (aunque, por momentos, se muestra “capaz”), en circunstancias en que el país se juega su futuro. Lamentablemente, ya ha “contribuido” en demasía a que Chile haya transitado hacia el calamitoso trance actual.

Parece existir un generalizado acuerdo respecto a que, aunque gane el Rechazo, sería un despropósito dar por concluido el debate constitucional. Pero, sería un disparate aún mayor dar espacio, sin modificaciones substantivas, a la amplia gama de ideología izquierdista radical que ha animado al texto generado por la Convención Constitucional. En síntesis, es relevante conocer la forma en que los partidos de derecha plantearán fortalecer el ordenamiento político, la vida, la libertad, la familia, la unidad nacional, el Estado de Derecho, el cuidado ecológico, la propiedad, por mencionar únicamente algunas de las realidades fundamentales que han de ser incorporadas en una buena Constitución. Cabe enfatizar que la tarea no consiste solo en “defender” determinadas dimensiones de la vida en común (ese es el mínimo esperable), sino que el marco de principios y normas que (nos) rija debe permitir vivificar y desarrollar a la comunidad, teniendo en consideración para este propósito la complejidad que ha alcanzado la sociedad y sus legítimas demandas insatisfechas en materias esenciales.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera, el lunes 4 de julio de 2022.