Sospechas negras sobre los overoles blancos

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política, Sociedad

La reaparición de los activistas enfundados en overoles blancos durante incidentes estudiantiles, nos ha llevado de vuelta a su primera aparición, hace ya 8 años, en la calle Condell, y a sus continuas presencias en los incidentes de los viernes, durante la insurrección violenta de finales del 2019 y comienzos del 2020. 

¿Quiénes son estos sujetos que organizan y dirigen en terreno los actos de violencia procurando, además, transmitir una imagen asociativa desplegada a través de su curiosa indumentaria? ¿Qué edades tienen? ¿Son todos chilenos? ¿Militan en la misma organización o pertenecen a diversos colectivos para dificultar así las tareas de inteligencia respecto de su estructura?

No olvidaremos aquel momento en que el entonces Director de la PDI nos dijo algo así como que “ya lo sabemos todo y oportunamente lo comunicaremos”, con relación a los agentes organizadores y directivos del 18 de octubre de 2019. No lo olvidaremos, porque seguimos esperando. Nunca se supo nada; nadie más se refirió de ahí en adelante al tema; terminó el gobierno de Piñera y no hubo una sola explicación de lo que hasta el 10 de marzo de 2022 se había logrado saber. Nada.

Sólo caben dos opciones.

La primera consiste en que el ex presidente Piñera se haya negado rotundamente a que la información recopilada se diera a conocer. Dos “buenas razones” pudo haber tenido para tomar una decisión de esa naturaleza. Por una parte, comunicarle al país la información sobre quiénes y de qué modo organizaron la insurrección violenta, comprometía al propio Piñera a un conjunto de acciones políticas y judiciales que no estaba en su carácter desplegar. Por otra, esa misma comunicación habría reactivado la pregunta maldita: ¿usted supo algo de todo esto antes del 18 de octubre y no le hizo caso, o los servicios de inteligencia simplemente no funcionaron y el presidente era tan ignorante de la realidad como cualquier ciudadano de a pie?

La segunda opción es tan penosa o más que la primera: la declaración del entonces Director de la PDI fue una simple fanfarronada, porque jamás se ha logrado -ni entonces ni hasta ahora- conocer el origen de la más violenta sublevación desplegada desde 1990 a la fecha.

Por supuesto, no será el gobierno de quien fuese un activo manifestante callejero en sus años universitarios y, después, un iracundo interpelador de militares en plaza Baquedano, repito, no será ésa la administración que active la investigación y divulgación de los agentes organizadores y directivos del 18 de octubre. Menos aún, con el Partido Comunista en el gobierno.

Pero esa falta de esperanza respecto de una eventual claridad en el tema del pasado, no debe impedir que nos sigamos preguntando sobre el presente: ¿por qué los overoles blancos no son detenidos y debidamente interrogados? ¿es que su indumentaria les otorga una credencial de protección en vez, justamente, de arriesgarlos a una detención selectiva? ¿es que se sabe perfectamente quienes son, dónde militan y qué compromisos podrían esgrimir y por eso se les deja actuar con total libertad?