Y la CC, ¿para dónde va?

Juan Pablo Zúñiga H. | Sección: Política

Evidentemente que en estos momentos nuestra preocupación está fija en el 19 de diciembre y posteriores. De ello depende el futuro del país y la postura que como nación tengamos para restaurar el orden y re-encausar la nación en pleno estado de derecho. Sin embargo, el proyecto de desmonte, de manos de la izquierda totalitaria, sigue en curso, siendo la CC el órgano punta de lanza en ese proceso. Siendo así, ¿en qué anda la convención?

Este órgano, que ha demostrado ser la manifestación material e institucional, de este proceso destructivo de Chile, sigue su curso. En ello, la sangría de recursos públicos continúa igual, incluyendo ahora vuelos chárteres, con hotel y mantención, para desarrollar los llamados “trabajos territoriales”. Así mismo, a 6 meses de funcionamiento, mitad del período asignado, tenemos la módica suma de ningún artículo redactado. Por su parte, bufones como el Sr. Rojas Vade -que es una exageración llamarlo de señor- sigue recibiendo su sueldo, más bien, y como fuera señalado en un programa radial, sigue cobrando su sueldo. Sugirió la donación de su ingreso, pero ya sabemos lo que significa “donar” para personas de su sensibilidad.

Como ya venía ocurriendo, han conseguido acorralar completamente a los convencionales de derecha y con ello han terminado por obtener el control total para hacer su muy poco santa voluntad. De los temas a ser discutidos en las comisiones que tardaron 5 meses en ser formadas, se ha decidido que no se va a discutir el derecho de propiedad, la libertad de enseñanza, la libertad de trabajo, la libre libertad sindical, el derecho de los padres sobre la educación de sus hijos, entre otras. Así mismo, sí les sobra el tiempo y la energía para discutir cómo incluir a los presos, adolecentes e inmigrantes para votar, autonomías de diversas etnias, incluyendo un supuesto pueblo tribal afrodescendiente. Así mismo, se propone darle derechos constitucionales a la naturaleza. Sin duda el medio ambiente requiere de protección y manejo sustentable con bases técnicas y científicas, sin embargo, concederle derechos como si fuese un organismo, al tiempo que a un niño antes de nacer se le niega todo derecho de existencia, resulta obsceno.

Para nosotros nada de esto es una sorpresa y advertimos que sucedería este nivel de locura, ignorancia y delirio que muestra el nivel de bajeza de las izquierdas, cuya pobreza intelectual, falta de criterio y sed de poder para desarrollar a toda costa sus fracasados programas que sólo son realizables en el plano onírico y de la fantasía, son impresionantes. Siendo así, podemos aventar una serie de escenarios que muestran hacia dónde iría la CC.

1. La retroexcavadora sigue su curso. Han amenazado con disolver el senado y acortar la presidencia (en caso de que gane José Antonio Kast, claro está). En vez de redactar un texto constitucional, han utilizado este órgano como púlpito desde el cual disparar venenosos dardos contra la convivencia nacional, realizando ningún esfuerzo por la unión de los chilenos, ni menos por la redacción de un texto; al final de cuentas, el Sr. Atria lo tiene listo en sus manos. Ayudantes externos, como grupos académicos, han aprovechado la ocasión para lanzar el llamado “odiometro”, sistema utilizado para explicar, a través de metodologías de investigación, el cómo existe o se crea un discurso de odio para desprestigiar la CC. Aunque suene majadero, son ellos mismos los que se desprestigian.

2. La CC sigue adelante, se redacta la constitución que se tienen en mente y se altera el procedimiento del plebiscito de salida, embutiéndonos a la fuerza por la garganta su constitución totalitaria.

3. El texto no es redactado en el plazo y piden la extensión de este. Al ritmo de “trabajo” que llevan hasta el día de hoy, todo apunta a que este puede ser un escenario muy probable, pues la permanencia en el tiempo de un órgano desde el cual mantengan la inestabilidad y la “efervescencia revolucionaria” de la fantasía política de la insurrección de octubre en el ámbito institucional, les viene como anillo al dedo a los planes de las izquierdas totalitarias, y también a las cuentas corrientes de los convencionales.

4. La CC termina por aniquilarse a sí misma disolviéndose. De acuerdo con el Art. 137, “vencido el plazo o su prórroga, la convención se disolverá de pleno”. Con ello, si al final del plazo no redactan un texto, se disuelve la CC, no se realiza el plebiscito de salida y sigue en vigencia la Constitución de 1980. Este sería el mejor escenario para Chile, y es tal vez el más plausible, considerando el nivel de oquedad mental de la mayoría de sus miembros.

Así las cosas, tenemos complejos panoramas hacia el frente, lo que demanda no sólo un ejecutivo fuerte como lo será la posibilidad que ofrece nuestra opción presidencial, sino también una ciudadanía activa, llena de valor y convicción para seguir enfrentando el juego sucio de las izquierdas desde la CC, el Congreso y los más diversos espacios que fueron copando pero que poco a poco han ido perdiendo.