Los verdaderos cómplices… activos y pasivos

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política

Si no gana José Antonio Kast, serán cómplices de la derrota de Chile, dos tipos de personas.

Los que, sin mala voluntad, sin mala conciencia, sin estar ideologizados, pero sin formación, sin criterio, sin madurez, y que por la inercia de un ambiente que los ha capturado, voten por Boric; ellos serían cómplices activos de un desastre enorme para el país.

Otros que, sin sentido histórico, sin prudencia para medir las consecuencias, sin responsabilidad respecto de sus omisiones, y que, perteneciendo a los mundos socialcristiano, nacionalista, liberal o conservador, voten nulo, blanco o se abstengan; ellos serían cómplices pasivos en el comienzo de un penoso camino para Chile.

Cómplice es quien ayuda a cometer una mala acción, aunque no tome parte en su ejecución material; cómplice es también quien participa en esa acción junto con otras personas.

Yo no quiero ofender a nadie. Por el contrario: interpelar es reconocer la dignidad del otro, mientras que dejar que alguien haga una lesera, sin advertírselo, es despreciarlo. Yo no quiero ser cómplice pasivo de los eventuales cómplices activos o pasivos.

¿Y por qué habría complicidad, activa o pasiva?

Porque las acciones descritas apoyan directa o indirectamente a un mal, a un daño grande para la Patria, existiendo el bien posible que es José Antonio Kast. La victoria de Boric implicaría que llegase a controlar el gobierno de Chile -¡el poderoso aparato del Estado!- una coalición de marxistas y neo marxistas, hombres y mujeres representantes de la ideología más fracasada y criminal de la historia.

¿Quién podría querer ser cómplice de una amenaza como ésa?