Ganamos

José Tomás Hargous F. | Sección: Política

Esta es la historia de un hombre que recibió el llamado de un país y decidió atreverse. Su nombre: José Antonio Kast”, decía uno de los jingles de campaña del postulante del Partido Republicano a la primera magistratura de la nación. Lo primero que corresponde hacer, porque es de justicia, es darle las gracias por la valentía de asumir la vocería de miles de chilenos que no estábamos de acuerdo con el rumbo que estaba siguiendo el país, especialmente desde el 18 de octubre de 2019.

Aunque el domingo 19 de diciembre pareció derrumbarse la esperanza que habíamos puesto en Kast, en esta columna quiero dar muestras de optimismo. Si bien quedamos golpeados, incluso tristes, si se analiza más “en frío”, ese día ganamos, y ganamos mucho. Lo primero es que, aunque no ganamos la elección –es bastante difícil competir contra unos sorprendentes cuatro millones y medio de votos–, sí cumplimos la meta en cuanto a los votos absolutos que en el papel se necesitaban para alcanzar la Presidencia: el candidato del Frente Social Cristiano (FSC) obtuvo más de tres millones seiscientos mil votos, unos cien mil menos que los que obtuvo Sebastián Piñera en diciembre de 2017. La votación de Kast de este domingo fue nada menos que una de las más altas de la historia. 

En ese contexto parece injusto achacar responsabilidades al candidato: Kast hizo lo que tenía que hacer. Aunque pudo eventualmente hacer más, en general, lo que hizo estuvo bien, a pesar de algunos errores no forzados. Y lo hizo teniendo que enfrentar el lastre de que dos ex candidatos presidenciales del sector, Sebastián Sichel e Ignacio Briones, no aportaran nada a la campaña, uno imponiendo condiciones burlescas y el otro, llamando a la indiferencia entre la libertad y el socialismo. Al mismo tiempo, el apoyo de Franco Parisi y el Partido de la Gente (PDG) llegó “tarde, mal y nunca” o, como buen chileno, a última hora –y pareciera que sus votos no se traspasaron, viendo los resultados en las regiones del norte–. Así y todo, José Antonio Kast creció en un millón y medio de sufragios su votación.

No debemos olvidar que poco más de un año antes, para el plebiscito de octubre de 2020, la derecha obtuvo un mísero 22%, y en la elección de convencionales constituyentes, menos votos todavía. Esto significa que José Antonio Kast fue capaz de unir a la derecha, levantarla del pozo profundo en el que se encontraba sumida y devolverla a un puesto que la acercara a la mitad del país. Eso sólo lo habían logrado Joaquín Lavín en 1999/2000 y Sebastián Piñera en 2006, 2009/2010 y 2017, sólo con éxito en las dos últimas –aunque ambas serían victorias pírricas–. Además, reeditó el desempeño de la derecha para el plebiscito de 1988, uno de los mejores rendimientos que ha tenido la derecha en más de 100 años. 

Al contrario de lo que están diciendo algunos liberales en redes sociales, Briones y Sichel no eran los candidatos adecuados para derrotar a Gabriel Boric. Los números muestran que esa idea, defendible en su momento por razones electorales, cayó por su propio peso. Briones perdió en la primaria, quedando penúltimo y casi empatado con el colista, ambos con menos de 135.000 votos, y Sichel obtuvo en la primera vuelta menos de un millón de votos, siendo superado por Franco Parisi, quien no puso un pie en el país durante toda la campaña. Ninguno de los dos fue capaz de unir a la derecha; de hecho, Sichel no hizo más que dividirla y espantar a sus votantes, que se fueron con José Antonio Kast en la primera vuelta. Kast no fue capaz de derrotar a Boric, pero no porque sea un candidato “ultraconservador”, “retrógrado”, ni de “ultraderecha”, sino porque los liberales estuvieron indecisos entre el conservadurismo y el comunismo, incluso eligiendo algunos la opción Boric, quien tiene el mérito de alcanzar la votación más alta de la historia. 

Sí, el domingo 19 la derecha ganó. Ganó porque recuperó su mejor desempeño de los últimos treinta años. Ganó porque, con esos votos, en una elección “normal”, habría obtenido la Presidencia. Y ganó porque logró unir a la derecha en torno a un proyecto, el del Frente Social Cristiano, capaz de hacer frente no sólo al Gobierno de Boric, sino también a la Convención Constitucional. Luego de la derrota es bueno reflexionar y ver cómo proyectarse a futuro. Es de esperarse que en los días siguientes se repiensen los límites del sector, considerando el fracaso del flanco liberal y la fuerza del lado conservador. Esta segunda vuelta mostró que hay varias derechas, y aunque casi todas voten por Kast no todas están dispuestas a gobernar con él, lo que hace razonable y necesario que se formen dos pactos, uno conservador liberal de derecha y otro liberal progresista de centro, ambos en oposición al futuro Gobierno. Y aunque a (parte de) ChileVamos no le guste, Kast es el líder de facto de la oposición.