El “matrimonio” igualitario es inconstitucional

Carlos Casanova y otros | Sección: Familia, Política

A raíz de la aprobación del mal llamado “matrimonio igualitario”, hemos querido realizar ciertas consideraciones. 

Primero, el matrimonio es, en esencia, una institución natural y necesaria que se ordena a la procreación, crianza y educación de los hijos. Por esto consiste en la indisoluble unión en la amistad conyugal entre un hombre y una mujer. Por esa finalidad específica, se diferencia de cualquier vínculo afectivo que adolezca de impotencia para realizar la cópula que normal y naturalmente conduce a la procreación, como sería el vínculo afectivo entre dos hombres o entre dos mujeres. Dicha cópula participa de la sacralidad de la vida a la que da origen y por ello se rodea de ritos; e interesa al bien común, porque por ella nacen nuevos ciudadanos, que es la razón por la que se ocupa de ella la ley. El matrimonio es, pues, una institución fundada en el orden natural y, en consecuencia, la ley justa sólo debe reconocerlo y protegerlo, tal como establece nuestra Constitución que, debemos recordar a nuestros parlamentarios, todavía está vigente y es la única barrera que nos protege del caos y de la anomia que nos amenazan. 

Es por estas consideraciones que lamentamos profundamente la aprobación de esta ley injusta. Ella, por intentar inútilmente cambiar la naturaleza del quicio de la familia (que es el matrimonio), para convertirlo en una mera “bendición” estatal de cualquier vínculo amoroso (con el mismo argumento con que se quiere consagrar hoy el “matrimonio” homosexual, mañana se exigirá que se consagre el polimatrimonio o el “amor a los niños”), esta ley, por constituir una subversión del orden familiar, viola flagrantemente la Constitución de la República. Si no hay parlamentarios o jueces capaces de decir la verdad, nosotros nos levantamos para proclamarla y reprocharles la traición que están cometiendo. Invitamos a los lectores a preguntarse lo siguiente: ¿hasta dónde nos llevará la voluntad desligada de la naturaleza y el anhelo de sustituir la verdad (la platónica “medida divina”) por la imposición de la voluntad que cuente con más fuerza, por la autonomía frankensteiniana o huxleyana?

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el profesor Carlos Casanova en su blog El Abejorro, el martes 14 de diciembre de 2021.