Disyuntiva del 19 de diciembre
Carlos A. Casanova | Sección: Política, Sociedad

Chilenos amigos: el país se encuentra en una encrucijada muy peligrosa. Su tejido social y cultural está muy erosionado. Yo pienso que el pueblo tiene su Fe a flor de piel. Bastaría rascar un poco y hablarle sinceramente para que volviera a abrazarla. Pero la cabeza está más enferma que el cuerpo, en todos los ámbitos. Los empresarios son ahora más masones que cristianos. Los universitarios, profesores y estudiantes, en su mayoría, desean pensar y hablar a la moda. Los partidos están ahogados por las logias. Una parte importante del clero se halla confundido por la teología de la liberación y por diversos proyectos intramundanos, incompatibles con la doctrina y la esperanza cristianas. En ese ambiente es donde tenemos que elegir entre José Antonio Kast y Gabriel Boric.
Boric representa lo más corrompido de este país. Esos que Platón llamaría zánganos dotados de aguijón: gente sin ley que odia a Dios, a su Patria, que odia el honor, la familia, la virtud, el orden, la libertad y la verdadera ciencia. Gente que destruye estatuas de héroes, quema banderas y prohíbe himnos. Boric puede ponerse las máscaras que quiera, pues eso siempre lo hacen los tiranos antes de haberse consolidado en el poder. Había que ver a Chávez rezando, Chávez vestido con elegancia y hablando como un hombre de honor y patriota, mientras afilaba el cuchillo para cortar el cuello de su propia Patria. Así está Boric; impaciente porque llegue ese dichoso tiempo en que no tenga que simular más, en que pueda burlarse abiertamente de sus enemigos, los chilenos, y matar a todos los que no sean hombres sin ley, como él, y no quieran ser sus esclavos. Ahí tiene a Izkia con los decretos redactados para declarar el “corto circuito” de Chile, con la excusa de cualquier variante del virus.
Kast representa las tradiciones chilenas, el amor a la bandera, a los símbolos patrios, a la familia, a la sacralidad de la vida. Un hombre de orden, con Patria, con honor y con Dios. Es verdad que está influido por esos clérigos y que necesita el apoyo de esos empresarios y de esos políticos de que hablé al inicio, y que tiene que empolvarse un poco al bajar a la arena de la lucha política. Pero con él tenemos la esperanza de que sea como el verdadero político de Max Weber, que sepa leer la realidad para ceder sólo en lo que sea imprescindible y por el tiempo necesario, para tomar las medidas realistas que en verdad ganen terreno para la ley y el orden y para trazar el límite en el que no se puede ceder: “es inmensamente conmovedor encontrarse con un hombre maduro, sin que importe si es viejo o joven en años, que está consciente de la responsabilidad de las consecuencias de su conducta y que realmente carga con esa responsabilidad en su corazón y en su alma […] y alcanza el punto en el que dice: ‘ésta es la colina en que muero yo, no puedo hacer otra cosa’”. Necesitaremos un hombre así en este tiempo en que por todas partes se pisotea la dignidad humana y se desprecia a los que no pueden defenderse: a los no nacidos, a los enfermos terminales, a los ancianos, a ésos que los hombres sin ley llaman “el rebaño”. Con José Antonio Kast tenemos la esperanza de encontrar un hombre así. De Gabriel Boric no se puede esperar sino la destrucción totalitaria de todo orden, de toda ley, y el desprecio de toda dignidad de los débiles.
Este 19, no lances a Chile al abismo de Venezuela. Yo ya vi a mi Patria natal disolverse por la acción de gente como Boric. No quiero ver ahora a mi Patria adoptiva disolverse igual. Este 19, apuesta por el único hombre que nos da esperanza de ser un político responsable. Este 19, vota por José Antonio Kast.




