Vampirismo marxista
Jorge Pérez | Sección: Política, Sociedad

Los marxistas son muy curiosos. Odian el capitalismo, pero están obsesivamente atraídos a los lugares donde hay abundante capital financiero.
Es más, su fervor revolucionario está positivamente correlacionado con la cantidad de capital financiero existente en la sociedad. Si no hay suficiente capital financiero disponible no les interesa mucho invertir tiempo y recursos para construir la utopía comunista en esa sociedad.
Uno se queda con la impresión de que lo que realmente quieren, es poder hacer la revolución en los países desarrollados con economías ricas en capital financiero. Pero todavía no los dejan. Entonces los están llenando de inmigrantes con una cultura afín al marxismo.
La estrategia lógica para construir una utopía comunista pura es partir de cero con una sociedad sin el veneno del capital financiero. Pero no, los marxistas siempre parten al revés, con una sociedad con mucho capital financiero y se lo gastan hasta dejar la sociedad en cero, que entonces se transforma en una sociedad que es un chacho que nadie quiere. Paradójicamente, cuando llevan a la sociedad a un punto lo más cercano posible a la utopía comunista, pierden el interés en esa sociedad. Quién los puede culpar: qué se puede hacer con una sociedad improductiva y sin capital financiero.
Hay sectas religiosas que son cultos a la muerte. Pero, parece que los marxistas practican un culto a la muerte muy particular: la muerte del capital financiero. Esto es vampirismo económico, que convierte sociedades ricas en capital financiero en desastres sociales.
Dicen que la mejor manera de hacer una pequeña fortuna es partir con una fortuna grande. Parece que los marxistas siguen este consejo al pie de la letra: invierten tiempo y recursos para hacer la revolución donde hay mucho capital financiero, que luego consumen como vampiros para terminar con poco capital financiero.
Esto funciona como un esquema piramidal donde reclutas personas para convertirlos en vampiros. Todo revienta cuando no hay suficientes “donantes” de sangre para alimentar a los abundantes vampiros.
Los marxistas parasitan el cuerpo sano para extraerle toda su energía hasta transformarlo en un muerto caminado, como Cuba. Entonces, buscan otra víctima, como Venezuela, y así siguen.
Más que una religión, me parece que el marxismo es una brillante estafa piramidal que termina en una sociedad zombi, que canibalizó todos sus recursos y ahora es esclava del hambre.




