Seguimos siendo chilenos

Juan Pablo Zúñiga H. | Sección: Política, Sociedad

Después de dimes y diretes, el 19 de Septiembre tuvimos nuestra Gran Parada Militar. Sí, nuestra, pues lleva consigo un siglo de tradiciones republicanas donde se funden los homenajes a las glorias del Ejército, el encuentro de familias, en casa o en el Parque O’Higgins, los volantines y banderas como plano de fondo de la tradicional elipse y la atmósfera impregnada de olor a asado.

Las semanas anteriores, como era de esperar, sobraron los comentarios negativos y llamados a cancelar las celebraciones del 19 de septiembre, aludiendo entre otros motivos al costo asociado (pero felices algunos querían feriado el 17, que trae pérdidas substancialmente mayores). Ello refleja el disgusto que le causan a una minoría ruidosa los emblemas y las tradiciones de la República. Sin embargo, la amplia mayoría de Chile sí apoya y vive sus tradiciones; sin ir más lejos, se dice que las transmisiones de la Parada Militar consiguieron un peak de 42 puntos de rating y un promedio de 33.

Si analizamos el discurso de esa minoría, la misma que ha elevado la nueva constitución a la condición de becerro de oro, nos encontraremos con la misma palabrería sumamente cáustica que busca destruir. A este respecto, el señor Boric y tantos otros insistieron en que el costo de la Parada Militar podría haber sido utilizado en tales y cuales cosas. Sin embargo, de su campaña política, mientras aún percibe dieta parlamentaria, ni una sola palabra; de las transacciones irregulares hechas por su familia con el SERVIU hace algunos años, no se supo más. MEO, por su parte, cuestionaba el costo que tendría la parada, sin darse cuenta de que sumando todas las veces que él ha “hecho caja” recibiendo el reembolso por voto (y que va nuevamente por el botín en noviembre), ultrapasa los $218 millones que fueron necesarios para la versión 2021.

Sucede que les resulta muy fácil criticar y crear argumentos que tiendan a deslegitimar nuestra nación, costumbres y tradiciones. Criticar y destruir es gratuito y rápido, construir y cuidar requiere trabajo, esfuerzo y dedicación, elementos que no hacen parte de las fortalezas de nuestros adversarios, que, a estas alturas, se han transformado en adversarios de Chile y su gente. Qué fácil les resultó poner grito en el cielo por el daño hecho a la estatua del señor Allende, pero ante las inmundicias, bajezas y destrucción que realizaron en Plaza Baquedano y a lo largo de todo Chile, guardan silencio. Pero su vocación destructiva, en la cual se cuenta el nuevo golpe bajo a Chile en sus incesantes intentos para terminar con los 2/3, tiene sus horas contadas. Tal vez el masivo apoyo a la Parada Militar 2021 no represente nada en la práctica en términos del regreso a la normalidad, pero sí significa y dejó muy claro que nuestra gente ama a su país y sus tradiciones y principalmente clama por paz y libertad, derrumbando el mito de ese “pueblo” que la extrema izquierda dice representar.

Qué imagen más clara y emotiva que ver nuestra bandera siendo llevada con la más alta solemnidad, cual manto sagrado, por funcionarios de las Fuerzas Armadas y completamente rodeada por ciudadanos de los más diversos ámbitos, en el marco del homenaje a los fallecidos por Covid-19 y a quienes, todos, en definitiva, han participado en el esfuerzo nacional contra la pandemia. El mensaje fue claro: Chile es un solo pueblo y una sola nación; esta es nuestra bandera que se cuida, se ama y se respeta. No importa cuánto vociferen las izquierdas, seguiremos siendo chilenos.