Némesis a la vista

Juan Pablo Zúñiga H. | Sección: Política

Isaac Newton nos dejó un legado científico que revolucionó al mundo. De sus leyes y propuestas, hay dos que son implacables cuando son aplicadas a fenómenos sociales: el principio de acción y reacción y aquella cita del científico británico que señalaba: “todo lo que sube, debe bajar”.

El verdadero pueblo de Chile ha mirado con atención cada uno de los eventos desde octubre del 2019 y, cansados de la violencia, amenazas y del espectáculo grotesco que ha sido la Convención Constitucional, llegará el momento en que reaccionará en contra de estas fuerzas que parecen avasalladoras, pero que no son invencibles. Así mismo, todos aquellos que en su perverso plan se han alzado como líderes de este proceso revolucionario e insurreccional contra nuestra nación, por el inexorable efecto gravitacional, que en este caso ha sido su nefasto actuar, han de caer.

Y ellos lo saben. 2.600 millones de pesos derrochados en tres semanas en que no se ha redactado ni un solo inciso, pero en que sí ha habido mucho de lo que las izquierdas saben hacer muy bien: articulación política e infinitos discursos estériles adornados con sus ya conocidos clichés. El señor Bassa señalaba recientemente en entrevista en La Tercera que la Convención cuenta con todas las voces que antes habían sido calladas y que no tienen asidero las acusaciones de exclusión de la derecha en el proceso. Sin embargo, a través de las valientes voces de Cubillos y Marinovic, entre otros, sabemos que la realidad es muy diferente. Peor aún, él sostiene que la mantención de la Constitución de 1980 es una hipótesis incompatible y que “el rechazo a una propuesta de nueva constitución no puede ser interpretado como una aceptación del actual texto”. Con ello y en línea con el actuar de la Convención, cabe una importante probabilidad de rechazo por parte de la ciudadanía del texto que ha de ser elaborado, y ellos saben perfectamente que esa es una posibilidad real y altamente plausible considerando el pobre desempeño de al menos 100 de sus miembros. Ante este escenario, no es descabellado pensar que pretendan impedir un plebiscito de salida, y, con ello, permanecer a largo plazo constituidos como un cuarto poder, que era el verdadero objetivo de la extrema izquierda.

Sin embargo, tienen sus horas contadas; la espada de Némesis caerá sobre ellos y lo saben perfectamente. Debemos mantener la esperanza, pero por ningún motivo bajar los brazos y esperar pasivamente. Debemos tomar parte activa, pues tenemos en frente la posibilidad real de recuperar nuestro país y principalmente restaurarlo y mejorarlo, lo que implica trabajo y esfuerzo, dos valiosas herramientas que juegan a nuestro favor. También juega a nuestro favor el creciente número de chilenos que han recapacitado del error cometido al votar apruebo y que ven en Republicanos, no la imagen caricaturesca que se ha pretendido estampar en las mentes nacionales, sino una alternativa real que trae de vuelta a Chile la coherencia, la sensatez y el sentido común. Recuerde que Chile no es esa definición arbitraria de pueblo que las izquierdas venden, sino un conjunto humano de esfuerzo, de trabajo, amante del orden, de la paz y de la libertad.