Informe Matic: la caída de Occidente

Josef Seifert | Sección: Historia, Política, Sociedad, Vida

Ni siquiera los nazis y los comunistas se atrevieron a proclamar un “derecho humano a matar seres humanos”. En Alemania y Austria, el aborto sigue considerándose un delito y un atentado contra el derecho fundamental a la vida, aunque (¡qué contradicción!) éste, que es un sangriento ataque directo a la vida humana, está exento de castigo, y los seres humanos no nacidos están peor protegidos por las leyes que muchos animales. Esto es, como dijo la Madre Teresa, condonar la peor y más injusta de las guerras, cuyo número de vidas humanas destruidas supera en volumen la destrucción de vidas humanas en dos guerras mundiales y en los espeluznantes genocidios del siglo anterior.

Sí, eso es tremendamente horrible. Pero al fin y al cabo, hoy en día no existe el derecho humano a matar personas en ningún país europeo, ni siquiera lo había bajo los nazis. En cambio, una mayoría de parlamentarios europeos ha dado una sonora bofetada a la Declaración Universal de los Derechos Humanos al votar a favor del derecho humano a matar niños.

Si esta mayoría no es la escoria de los políticos europeos, entonces vivimos en una Europa desaparecida, una comunidad de valores basada en el Estado de Derecho desaparecida, una Europa cristiana desaparecida. Sí, los cristianos deben depositar su esperanza en los Estados fuera de Europa, en Rusia y en los Estados islámicos, para que detengan la abdicación europea de los derechos humanos.

Además de lo terrible que es elevar el asesinato de seres humanos a derecho humano, el informe Matic también amenaza con atacar un segundo derecho primordial: el de la libertad de conciencia. Aunque defiende de boquilla la libertad de conciencia de los médicos, amenaza con que este derecho no se aplique cuando el “derecho de la mujer” al aborto, más absoluto, quede inaplicado por el uso de la libertad de conciencia de los médicos.

La aprobación del informe Matic por una amplia mayoría del Parlamento Europeo demuestra más fehacientemente que nunca lo que sentimos desde hace tiempo: Europa está en la tumba y una mayoría europea, que ni siquiera rehúye el uso impúdico e hipócrita de la palabra “comunidad europea de valores” para su proyecto asesino, se esfuerza por asestar un golpe mortal a esta comunidad de valores y cimentar la caída de Occidente.

Impactante y horrible, el día más negro de la historia de la UE.  No hay otra forma de llamar a esto sin mentir.