Harina del mismo costal

Michèle Labbé | Sección: Política

El pasado 22 de junio, la presidenta del Senado Yasna Provoste, militante de la Democracia Cristiana, anunció su candidatura presidencial. Lo hizo horas después de haber hecho uso de la testera del Congreso para criticar la acción del Gobierno, en su rol de dirigir la cuenta pública de la entidad, es decir, cuando su misión como Presidenta del Senado era dar cuentas de los realizado por éste.

Yasna Provoste se alza, tal como lo hizo Boric en las primarias, como una alternativa a una opción más extrema; en el caso de Provoste, la alternativa a un posible gobierno Gabriel Boric (en el caso de Boric, la alternativa a Jadue). Como tal, su estrategia de posicionamiento electoral será la de parecer más centrada, con más experiencia, más dispuesta al diálogo y a los acuerdos, y ciertamente propiciando políticas económicas menos rupturistas que las de su contendor de la misma coalición; haciéndole un guiño a los votantes de la ex Concertación y a los votantes de centro izquierda.

Sin embargo sus palabras y actos la delatan. A mediados del año pasado, la actual senadora dio una entrevista en que indicó que era perfectamente compatible una primaria presidencial donde compitieran la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. Ante sus declaraciones, militantes de su mismo partido salieron al ataque, indicando que la senadora había escogido un camino a la izquierda sin retorno, o derechamente le solicitaron cambiarse de partido político: “que renuncie a la Democracia Cristiana y se vaya al Partido Comunista”, dijeron.

La senadora se defendió, pero su defensa desnudó aún más sus verdaderas convicciones. En sus descargos a los ataques de los militantes de su propio partido, indicó: “Lo que yo he señalado y mantengo es que es más necesaria que nunca hoy la unidad de la oposición, la unidad de la centroizquierda”. Lo llamativo es que al hablar de centro izquierda ella incluyó al Partido Comunista, pues en su declaración indica estar abierta a generar un proyecto común con el PC.

En efecto, sus palabras a la prensa no hacen más que ratificar sus convicciones reveladas en los proyectos de ley que apoyó en su labor como senadora. Contraria al pensamiento de centro izquierda que reconoce el derecho de propiedad o a la propiedad privada, ella comparte con el Partido Comunista de Jadue y la extrema izquierda de Boric sus deseos de sacar al sector privado de toda actividad económica. En el Congreso entregó su firma a tres proyectos de ley cuyo objetivo es la nacionalización de los fondos de pensiones, es decir, la confiscación del dinero que hoy se encuentra ahorrado en las cuentas individuales de los trabajadores, sin importarle que estas cuentas de ahorro para pensiones no son propiedad de los más adinerados, sino de los trabajadores chilenos que con esfuerzo han juntado ahorros para su vejez, vulnerando con ello los derechos de propiedad.

La senadora, al igual que los competidores de su sector, también pareció olvidar que como parlamentaria juró respetar la Constitución, apoyando proyectos de ley que son abiertamente inadmisibles y, por lo tanto, inconstitucionales, pues la constitución consagra en el gobierno de turno la iniciativa de ley en torno a los tributos (Provoste apoya la propuesta de royalty minero de Boric y el impuesto a los super ricos) y a la seguridad social.

Tal como muchos quieren creer que Boric es más moderado que Jadue, y por lo tanto una opción de gobernabilidad al comunismo, otros quieren creer que Provoste es una candidata de la centro izquierda. Pero no caigamos en el error que cayó Venezuela con Chávez o Nicaragua con Ortega. No nos dejemos engañar por los cantos de sirena de un buen discurso, sino que analicemos sus acciones. Al hacer eso, lamentablemente nos daremos cuenta que Provoste, al igual que Boric y Jadue, son todos harina del mismo costal.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el martes 27 de julio del 2021.