La prueba de los tres principios

Alberto Guerrero Z. | Sección: Arte y Cultura, Educación, Familia, Historia, Política, Religión, Sociedad, Vida

Sería interesante que un periodista le hiciera la siguiente pregunta a un político importante de cualquier partido como también al nuevo gobernador: Nombre tres principios doctrinarios de su partido.

¿Qué respondería el sujeto? a) Respuesta correcta acerca de al menos tres principios de su partido; b) Una retórica del asunto; c) Evade el tema; d) No dice nada. 

También sería importante hacer este mismo ejercicio con algún militante o simpatizante de algún partido político por la calle.

Si contesta b), c), o d), es evidente que no sabe certeramente la respuesta; entonces, viene la pregunta lógica a continuación: si no conoce tres principios básicos de su organización, por qué esta ahí?

La respuesta es tan variada, ancha como, además, subjetiva. Por poner ejemplos, podría ser: Buscarse una trayectoria, obtener un cargo en el gobierno de turno (en mi opinión, es lo más usual), aumentar sus conexiones personales, hacer propio un mensaje comunicacional o eslogan que lo atrajo y atrapó su subconsciente, sentirse perteneciente a un grupo (en este caso podría haberse inscrito  en un equipo de fútbol como Colo Colo , Universidad de Chile, Deportes Copiapó, por nombrar algunos), haber sido convencido por un amigo o familiar, porque le pareció cool, en fin…

Así, la política, aquella parte de nuestras vidas que regula nuestras leyes, derechos, deberes, y libertades entre otras muchas cosas más, se ha vuelto un tema irracional, desde la base hacia la cabeza. Porque lo único que tenemos en los partidos, es a un conjunto de personas sin compromiso, reunidos e interrelacionándose entre sí por razones variadas que por lo general son incorrectas, algo así como si las partes de un edificio no estuvieran unidas por concreto o cemento sino por cola fría.

Evidentemente, esto no calza para todos. Hay personas que sienten verdadero compromiso por las ideas y la organización política en la que escogieron estar. Pero me da la impresión que, hoy en día, el genuino compromiso es la excepción y no la regla general.

Ahora bien, cualquiera de nosotros es libre de hacerse un autoanálisis positivo, serio y personal para saber si se encuentra en el lugar, con las personas y por las razones correctas, y no esperar a que pasen 20 años, para darse cuenta que en aquellos años de juventud firmó por un partido político al cual nunca respetó del todo (y en el cual, nunca fue respetado), además de darse cuenta que el fruto de esta asociación nunca fue un real aporte para su comunidad y para su propio país.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El diario de Atacama, el lunes 14 de junio de 2021.