Déjà vu: la crisis chilena y el programa de los illuminati

Carlos A. Casanova | Sección: Historia, Política, Sociedad

Desde el 18 de octubre de 2019 se ha hecho patente que una parte de los chilenos odia a su Patria y quiere destruirla, y también que cuentan con cómplices que no son sino caballos de Troya en la parte de los chilenos que querría preservar a Chile. Entre esos cómplices se cuentan el Presidente de la República, numerosos parlamentarios de lo que aquí llaman “derecha”, Ministros del Interior y de Defensa, Fiscales, jueces, el Director de la PDI y un gran etcétera. ¿Cómo es posible esto?

La respuesta, en mi opinión, es la siguiente: es posible por la acción de las sociedades secretas. En particular, de la masonería oculta (que debe distinguirse de los grados inferiores, en los que se encuentran muchas personas que aman a su Patria y que incluso viven su religión cristiana, pero que no se dan cuenta de la incompatibilidad de los ritos y juramentos masónicos con el cristianismo).

Desde 1781 la masonería fue infiltrada por los illuminati. Antes de esta fecha, sin embargo, ya en Escocia y en Inglaterra los recovecos más altos y más ocultos de la masonería estaban poseídos por doctrinas y actitudes semejantes a las de Weishaupt y Knigge, los illuminati que infiltraron las logias. Lo mismo puede decirse de los misterios martinistas, rosacruces y de otra secta llamada también de los “iluminados”, pero teosóficos, seguidores de Swedenborg, que tenían doctrinas y actitudes semejantes. A partir del año señalado las otras sectas ocultas cedieron paso a los illuminati de Weishaupt, absorbiendo sus secretos como más adecuados para alcanzar los fines que todos buscaban (Agustín Barruel prueba esto sobradamente en sus Memoirs, tomo IV, a partir del capítulo 3). De modo que a partir de entonces la alta masonería, no sólo del Gran Oriente, sino también la británica, persigue los mismos fines y con medios semejantes. Pero, ¿cuáles son esos fines y cuáles los medios? Repasemos algunos textos, tomados de los Escritos originales, confiscados por el gobierno de Baviera en 1785, en una requisición en casa de Xaverius Zwach-Catón, para comprender a su luz lo que está pasando ante nuestros ojos. Me limitaré ahora a hacer breves comentarios, pues sobre todo presentaré las principales doctrinas iluministas, con su respectiva base documental, para que el lector haga las conexiones y proyecciones del caso.

Los primeros puntos que debemos resaltar, entre las doctrinas de los illuminati, son los que tienen que ver con las propias sociedades secretas, pues a su luz deben entenderse todos los que siguen:

1. Hay que conducir la opinión del público hacia la adopción de los cambios requeridos por la revolución. Pero, “cuando ese objeto no puede ser promulgado sin exponer a quien lo ha concebido a la vindicta pública, él debe aprender a propagar su opinión EN SOCIEDADES SECRETAS. Cuando el objeto es la Revolución universal, todos los miembros de estas sociedades, que apuntan a la misma meta y que se ayudan unos a otros, deben encontrar los medios para gobernar invisiblemente y sin la menor apariencia de usar medidas violentas […]” (Discurso sobre los misterios, Barruel, Tomo III, pp. 17-18).

2. Las sociedades secretas son las que han transmitido la fe en los “derechos del hombre” en todas las épocas. “Estas escuelas un día revertirán la caída de la naturaleza humana, y los príncipes y las naciones desaparecerán de la faz de la tierra.” (Ibídem, Memoirs, Tomo III, p. 111). Nótese bien: las sociedades secretas destruirán las naciones. Eso se reconoce como una gran calamidad, pero necesario para instaurar la “igualdad”. Condorcet lo dijo bien: “¡Es preferible que el mundo perezca antes que sacrificar nuestros principios de igualdad!” (Barruel, Memoirs, tomo IV, p. 271).

3. Según los illuminati, esta Orden tiene poder de vida y muerte sobre sus miembros: “La misma razón que me lleva a reconocer el derecho de vida y muerte en cabeza de los gobernantes de las naciones, me conduce a reconocer de buen grado el mismo poder en mi Orden, que realmente contribuye a la felicidad del género humano tanto como los gobernantes de las naciones deberían hacerlo.” (Respuesta de un novicio a la pregunta número XI, para ser admitido en la Orden, Barruel, Memoirs, tomo III, p. 50).

4. El principal objetivo de los illuminati es destruir la religión, y sobre todo el cristianismo. Para eso siguen, entre otras cosas, un antiguo método, ya usado por Mahoma: inventarse una visión falsa del cristianismo, que supuestamente se habría transmitido en sociedades secretas, y atribuir el verdadero cristianismo a una manipulación realizada por la Iglesia. ¿No nos recuerda esto exactamente lo que ha hecho Dan Brown, y también lo que hacen los teólogos de la liberación? Podemos comenzar a imaginarnos dónde hunde sus raíces esta táctica literaria. Veamos los textos de Weishaupt: “que su grande y siempre celebrado maestro [del cristianismo], Jesús de Nazaret, apareció en una edad en que la corrupción era universal. En medio de un pueblo que desde tiempo inmemorial había estado sujeto al yugo de la esclavitud, sentido severamente, y que esperaba con ansias a su liberador, anunciado por los profetas. Jesús apareció y enseñó la doctrina de la razón. Para dar mayor eficacia a esas doctrinas, él les dio la forma de una religión y adoptó las tradiciones recibidas de los judíos. Él prudentemente injertó su nueva escuela en su religión y en sus costumbres, a las que él convirtió en vehículo de la esencia y secretos de sus nuevas doctrinas. […] Es verdad que en toda ocasión (in ganzen) él escondió cuidadosamente el significado sublime y las consecuencias naturales de sus doctrinas; porque él tenía una doctrina secreta, como es evidente a partir de más de un pasaje del Evangelio. […] Entonces, si el objeto del secreto de Jesús, que ha sido preservado por la institución de los misterios, y claramente demostrado tanto por la conducta como por los discursos del maestro divino,  era devolver al género humano a su Igualdad y Libertad originales, y preparar los medios; ¡cuántas cosas aparecen de inmediato como claras y naturales, que hasta ahora parecían contradictorias e ininteligibles! Esto explica en qué sentido Cristo era el salvador y liberador del mundo. Ahora se puede entender las doctrinas del pecado original, de la caída del hombre, y de su regeneración. El estado de naturaleza pura, de la naturaleza caída o corrompida, y el estado de gracia ya no serán un problema. El género humano, al salir de su estado de libertad original, cayó del estado de naturaleza y perdió su dignidad. En su sociedad civil, bajo sus gobiernos, ya no viven en estado de naturaleza pura, sino en el de la naturaleza caída y corrompida. Si la moderación de sus pasiones y la disminución de sus necesidades los reestablece en su dignidad primitiva, eso constituirá realmente su redención y su estado de gracia. Es a este punto a donde conduce al género humano la moral, y la más perfecta de todas las moralidades, la de Jesús. Cuando finalmente esta doctrina se propague por todo el mundo, se establecerá el reino de los buenos y de los elegidos”. (Discurso del Hierophante para el grado de Epopt; Barruel, Memoirs, tomo III, pp. 122-125).

5. En el intento de destruir todas las religiones, y especialmente el cristianismo, los illuminati usan una máxima de extremo maquiavelismo, igual que los marxistas: es buena cualquier cosa o acción que sirva a la revolución. En las siguientes palabras que Barruel pone en boca de la secta, para el grado de Mago (después del grado de Epopt, al que pertenece el discurso recién citado en 4), con algunas citas textuales en cursivas, se ve el maquiavelismo extremo y el ateísmo: “Si, para derribar el cristianismo y toda religión, simulamos [en el grado previo de Epopt] solamente estar en posesión del verdadero cristianismo, la verdadera religión, recuerda que el fin santifica los medios, que el sabio debe hacer uso de todos los medios para los propósitos buenos, que es lo que el malo hace para los malos propósitos. ¡¡¡Los medios que hemos usado para liberarte, y que continuamos usando para liberar al género humano de toda religión, no son sino un pío fraude, y siempre tuvimos como propósito revelártelo cuando fueras admitido al grado de Mago, o de Filósofo Iluminado!!!” (Instrucciones para el grado de Mago, Barruel, Memoirs, III, p. 152). Éste es el primer objeto de esta secta: “pienso que he demostrado suficientemente que el primer objeto de estos grandes misterios del iluminismo, preparados con tanto arte y astucia, no es otro que precipitar a los adeptos en un monstruoso ateísmo, persuadir a todas las naciones de que la religión no es sino una invención de impostores ambiciosos, y que para liberar a las naciones de este despotismo de la impostura y recuperar los famosos derechos del hombre, la Libertad y la Igualdad, deben comenzar por la aniquilación de toda religión, de todo culto de todo altar, y cesar de creer en un Dios.” (instrucciones para el grado de Mago, Barruel, Memoirs, III, p. 155. Ver, también, p. 61, e Instrucciones para el grado de Epopt, n. 7, en Barruel, Memoirs, Tomo III, p. 189). ¿No recuerda esto la campaña que se ha hecho contra la Iglesia en Chile y el discurso “igualitario” de Michelle Bachelet?

6. En lugar de la religión cristiana, los illuminati promueven la religión de la “naturaleza”, semejante a la de Adam Smith y a la de nuestros ecologistas contemporáneos, pero en apariencia diferente a la religión de Hegel o Marx. Sin embargo, el cambio introducido por Marx no es tan grande. Se trata de una universal evolución de tipo cabalístico de esta realidad bipolar espíritu-materia, que se inicia cuando la Naturaleza se niega a sí misma, pero que acabará en una supuesta armonía natural universal. Veamos un destello de la religión naturalista que propone Weishaupt: “[…] la naturaleza continuará actuando. Inexorable con todos sus reclamos interesados, ella sigue adelante, y nada puede impedir su curso majestuoso.  Pueden ocurrir algunos acontecimientos contrarios a nuestros deseos, pero se rectificarán por sí mismos; las desigualdades serán niveladas y una calma duradera seguirá a la tormenta.  La única conclusión que puede sacarse de todas estas objeciones es que estamos demasiado acostumbrados al presente estado de cosas, o quizá nuestro propio interés tiene demasiada influencia sobre nosotros, como para impedirnos asimilar que no es imposible alcanzar la independencia universal. Deja, entonces, que los que ríen, rían; que los burlones se burlen. Quien observa y compara lo que la Naturaleza ha hecho con lo que ella hace al presente, pronto verá que, a pesar de todas nuestras intrigas, ella tiende invariablemente hacia su objeto”. (Discurso del Hierophante; Barruel, tomo III, p. 114).

“[…] la naturaleza siempre siente náuseas de seguir el mismo curso. Mientras más pesado sea el yugo de la opresión que pesa sobre el hombre, con mayor esfuerzo trabajará para quitárselo de encima. Y la libertad que busca se expandirá por sí sola. Ya está sembrada la semilla de la que brotará un nuevo mundo; las raíces se extienden por sí mismas. Han adquirido demasiada fuerza, han sido propagadas con demasiada industria para que nos decepciones el día de la cosecha. Quizá sea necesario esperar miles y miles de años, pero tarde o temprano la naturaleza consumará esta gran obra, y ella restaurará para el hombre esa dignidad para la cual fue destinado desde el comienzo” (Discurso del Hierophante; Barruel, tomo III, p. 127).

7. Los illuminati odian las ciencias, que fueron insertadas en la cultura occidental por los monjes, y que alcanzaron la fase de la ciencia experimental en el cultivo que de ellas hicieron los escolásticos. Por esto preguntan a sus novicios: “¿Acaso las ciencias a las que se aplican los hombres les dan verdaderas luces? ¿Realmente los conducen a la verdadera felicidad (como deberían)? ¿No son, por el contrario, descendientes de las innumerables necesidades y del estado antinatural en que viven los hombres? ¿No son las invenciones crudas de cerebros enloquecidos, o de genios laboriosamente sutiles?” (Primera pregunta para ser aceptado en el grado de Epopt o sacerdote del iluminismo; Barruel, Memoirs, tomo III, p. 94). ¿No recuerda esto las quejas marxistas de que las ciencias cultivadas en la universidad no son las “ciencias del pueblo”?

En la ceremonia de introducción del Príncipe iluminista, el Provincial pronuncia estas palabras: “¡Oh, Hermano! ¡Qué lucha, qué esperanzas! ¡Cuando un día […] la costra de las ciencias inútiles sea dejada de lado y a nadie se le enseñe sino aquello que contribuye a hacer mejor al hombre y a reestablecer en él su libertad primitiva, su destino futuro!”

8. Los illuminati no sólo odian las ciencias, sino también todos los grandes monumentos de la cultura occidental. Querrían llevar a cabo sobre ellos una destrucción más profunda que la que llevaron a cabo los vándalos o los godos contra los monumentos romanos, antes de asimilar la civilización greco-romana: “Aquí [en la reconstrucción de la civilización], a los ojos del adepto iluminista, reside el gran crimen de los bárbaros [que habían realizado la hazaña de destruir la civilización]; el Hierofante, deplorando su caída, exclama: ‘¡Oh, si ellos hubieran conservado sabios lo bastante felices para haberlos preservado del contagio! ¡Cómo suspirarán después, y desearán ardientemente volver a las antiguas moradas de sus ancestros, para gozar allí otra vez de sus antiguos placeres en los bancos de un riachuelo, bajo la sombra de un árbol cargado de fruto, junto al objeto de sus afectos! […]’ Es así como el sofista insidioso y declamador, pero hábil conspirador, conduce al adepto a través del laberinto de los misterios más bajos, no simplemente para imitar a estos bárbaros, sino para sobrepasarlos en su rabia devoradora, por la constancia,  la perseverancia y la perpetuación de sus devastaciones. Así deben explicarse todas esas cuestiones sobre el peligro de reconquistar la Igualdad y la Libertad solamente para perderlas de nuevo. De allí esas exhortaciones: ‘a unirse y apoyarse mutuamente, a acrecentar su número; y a comenzar a hacerse más poderosos y más terribles. –Ya lo habéis  hecho, porque la multitud está de vuestro lado, los malos os temen y buscan protección bajo vuestras bandera. A partir de ahora tu fuerza será suficiente para atar al resto del género humano, para subyugarlos, y para ahogar el vicio en su origen’.  Tal debe ser la explicación de la rabia revolucionaria y de la locura que ha destruido bajo sus golpes tal multitud de majestuosos e invaluables monumentos de las artes y de las ciencias. El grito de indignación que surge de todas las clases suspende por un momento los crímenes sanguinarios de los vándalos jacobinos, y él hasta simula llorar. Espera a que se cumplan los últimos misterios, espera a que veas cumplidas las terribles predicciones del Hierofante, y con el fuego y la espada aniquilará él tus leyes, tus ciencias y las artes, y borrará tus ciudades y casas. Aquí, en particular, debe encontrarse el de esa ferocidad revolucionaria, esa sed de sangre, esas proscripciones insaciables, esas incesantes ejecuciones, y finalmente esos destierros más ingeniosamente crueles que la incansable guillotina. […] Como los hunos o los vándalos, la Secta ha comenzado su carrera, pero evitará cuidadosamente acabarla como ellos” (Discurso del Hierofante para el Grado de Epopt, Barruel, Memoirs, tomo III, pp. 169-171). Conviene recordar la destrucción de Notre Dame y de todas nuestras iglesias, llevadas a cabo por la descendencia de esta terrible secta. También conviene apuntar que en América el fingido amor iluminista por el bárbaro ha tomado la forma del indigenismo, como excusa para rechazar el legado de la civilización occidental, aun el acto fundador de las modernas civilizaciones americanas, el 12 de octubre de 1492.

9. Uno de los principales objetivos de los illuminati es destruir príncipes y naciones: “Sí, los príncipes y las naciones desaparecerán de sobre la faz de la Tierra; sí el tiempo vendrá cuando el hombre no reconocerá otra ley que el gran libro de la naturaleza: esta revolución será la obra de las sociedades secretas, y éste es uno de nuestros grandes misterios” (Discurso sobre los misterios, en Barruel, Memoirs Illustrating the History of Jacobinism, Nueva York, 1799, tomo III, p. 15).

Pero no se crea que no proyectan destruir también las repúblicas. Ellos quieren destruir, en realidad, todos los gobiernos, todas las magistraturas, todas las leyes… [y, añado yo], que ellos no controlen. Barruel no vio esto porque era un hombre que trataba de echar a la mejor parte cuanto era defecto en los demás. Pero nosotros tenemos mayor experiencia de esta rebelión satánica contra toda autoridad, de la que participan anarquistas y comunistas: ellos quieren eliminar toda autoridad, que ellos no controlen. Pero veamos el texto: “Todo lo que hemos hecho por vosotros hasta ahora ha sido sólo prepararos para cooperar con nosotros en la aniquilación de toda magistratura, todo gobierno, toda ley, toda sociedad civil; toda república y aun democracia, tanto como toda aristocracia o monarquía. Todo tendía a insuflar en vosotros y a haceros embeberos insensiblemente de lo que ahora os decimos llanamente: todos los hombres son iguales y libres, éste es su derecho imprescriptible; pero no es sólo bajo el dominio de los reyes que sois privados del ejercicio de estos derechos. Ellos quedan anulados dondequiera que el hombre reconoce cualquier ley diferente de su propia voluntad. Hemos hablado frecuentemente del Despotismo y la Tiranía, pero ellos no están confinados a la Aristocracia o la Monarquía. El Despotismo y la Tiranía residen tan esencialmente en la soberanía Democrática del pueblo o en el pueblo legislativo, como en el Rey legislador. ¿Qué derecho tiene el pueblo a sujetarme a mí y la minoría a los decretos de la mayoría? ¿Son tales los derechos de la naturaleza? ¿Existía el pueblo soberano o legislativo más que los Reyes o los Legisladores Aristocráticos en ese período, cuando el hombre gozaba de su natural Igualdad y Libertad?— He aquí, entonces, nuestros Misterios— […] Si preguntas: ¿cómo será posible que los hombres reunidos en ciudades vivan en el futuro sin leyes, magistrados o autoridades constituidas? La respuesta es clara: abandonad vuestras ciudades y aldeas, y prended fuego a vuestras casas. ¿Construyeron casas, aldeas o ciudades los hombres en los tiempos de los Patriarcas? Eran iguales y libres, la tierra les pertenecía a todos, cada uno tenía igual derecho, y vivía donde quería. Su país era el mundo y no estaban confinados a Inglaterra, España, a Francia o Alemania; […]  Sed iguales y libres, y vosotros seréis cosmopolitas o ciudadanos del mundo. Si pudierais apreciar como debierais la Igualdad y la Libertad, veríais con indiferencia a Roma, Viena, París, Londres o Constantinopla en llamas […]” (Discurso del Hierofante para el grado de Epopt. Barruel, Memoirs, tomo III, p. 157. –No está claro si esto es una cita textual o una inferencia de Barruel).

En las palabras del Iniciador a las Escuelas de Minerva, sale a la superficie la voluntad de poder del iluminismo, con gran claridad: “En una palabra, debemos establecer un imperio universal sobre el mundo entero, sin destruir los vínculos civiles. Bajo este nuevo imperio, todos los otros gobiernos deben ser capaces de continuar su proceso ordinario, y ejercer todo poder, excepto ése de impedir que la Orden alcance sus fines y torne a la virtud triunfante sobre el vicio”. “Esta victoria de la virtud sobre el vicio era antiguamente el objeto de Cristo, cuando él estableció su religión pura. Él enseñó a los hombres que el camino de la sabiduría consistía en dejarse guiar para su mayor bien por los hombres mejores y más sabios.  En ese tiempo podía bastar el predicar, la novedad hizo que la verdad prevaleciera. El hombre, esclavo de sus sentidos,  debe percibir atracciones sensibles hacia la virtud. La fuente de las pasiones es pura; es preciso que todos sean capaces de gratificar sus pasiones, dentro de los límites de la virtud, y nuestra Orden le proporcionará los medios para hacer eso.” (Barruel, Memoirs, tomo III, p. 80).

10. Los illuminati, como los marxistas o los actuales masones grado 33, se oponen a todo gobierno (no sólo las monarquías) a toda propiedad, a toda ley y a toda religión: “La Libertad y la Igualdad son los derechos esenciales del hombre en su perfección original y primitiva, recibida de la naturaleza. La propiedad asestó el primer golpe a la Igualdad; la sociedad política o los gobiernos, fueron los primeros opresores de la Libertad; los apoyos de los gobiernos y la propiedad son las leyes religiosas y civiles. Luego, para devolver al hombre a sus derechos primitivos de Igualdad y Libertad debemos comenzar por destruir toda religión, toda sociedad civil y terminar la destrucción de toda propiedad” (cita de Weishaupt, “Discourse on the Mysteries”; cfr. Barruel, Memoirs, tomo III, p. 14). ¿Queremos un precursor más claro de Marx?

11. El párrafo anterior de Spartacus-Weishaupt estaba en línea con este texto de Rousseau: “el Sofista ginebrino de la Igualdad y la Libertad, anticipándose al moderno Espartaco, había ya dogmáticamente afirmado ‘que el hombre que, habiendo demarcado un trozo de terreno, primero se arrogó el decir esto es mío, y se encontró con seres tan simples que le creyeron, ése fue el verdadero fundador de la sociedad civil’. Luego continúa: ‘qué de crímenes, qué de guerras, qué de asesinatos, qué de miserias, qué de horrores habría ahorrado al género humano el hombre que echando abajo las vallas, o llenando las zanjas de esta nueva demarcación, hubiera exhortado a sus iguales; cuidaos de hacer caso a este impostor, encontraréis la ruina si alguna vez olvidáis que los frutos os pertenecen a todos, aunque la tierra no pertenece a ninguno’” (Discurso sobre la desigualdad de los estados, Vol. 2, en Barruel, Memoirs, tomo 3, pp. 161-162).

12. La propiedad surgió cuando por la multiplicación de los hombres comenzaron a escasear los medios de subsistencia. Entonces desapareció la vida nómada, surgió la propiedad, los hombres construyeron casas y por la agricultura se mezclaron. Luego, para proteger la propiedad o para proteger su debilidad, formaron gobiernos. Pero, una vez que existen sociedades secretas para proteger a los iluminados, ya los gobiernos no se necesitan. Hay que volver al estado primitivo, porque sólo los salvajes son en verdad sabios y libres (cfr. Discurso del Hierophante al ingresar al grado de Epopt, Barruel, Memoirs, Tomo III, pp. 104-105 y p. 106). Pero nótese bien: ¿cómo se podrá volver al estado primitivo si no se reduce la población del mundo? Me parece que este rasgo del iluminismo es lo que se encuentra detrás de las tempranas aspiraciones socialistas de reducir en 9/10 partes la población mundial, con el fin de poder construir una “sociedad científica”. El neo-malthusianismo ecológico no es sino la excusa moderna de esa antigua aspiración masónica.

13. La familia debe dejar de ser un vínculo indisoluble. La Orden, en realidad, se encuentra por encima de la familia. Veamos algunos pasajes: “[…] el poder paterno se acaba cuando el niño ha adquirido su fuerza. El padre ofendería a sus hijos si pretendiera prolongar sus derechos más allá de ese término. Todo hombre que ha alcanzado los años de la discreción puede gobernarse a sí mismo […]” (“Discurso del Hierofante en el grado de Epopt”, en Barruel, Memoirs, tomo III, pp. 104-105. En el mismo sentido, Barruel, Memoirs, tomo III, p. 164). 

Los masones, ya infiltrados por los Illuminati (de Weishaupt o de Swedemborg), exigían los siguientes juramentos en el siglo XVIII: “Yo rompo aquí todos los vínculos de la carne que me atan a mi padre, madre, hermanos, hermanas, esposa, parientes, amigos, queridas, reyes, jefes, benefactores; en una palabra, a toda persona a la cual yo haya prometido fe, obediencia, gratitud o servicio”. “Juro revelar al nuevo jefe a quien reconozco todo lo que vea, haga, lea, oiga, aprenda o descubra; y aun buscar saber y espiar cosas que de otra manera puedan escapar a mi conocimiento. Juro honrar el Acqua Tophana [un veneno con el que mataban a sus enemigos], como un medio cierto, pronto, y necesario para dejar la tierra por medio de la muerte sorpresiva de esos que desprecian la verdad o intentan arrebatarla de mis manos” (Barruel, Memoirs, tomo IV, p. 221). Otro: “entonces él vino a tratar de la promesa de renunciar y abjurar de los vínculos más sagrados, ésos de ciudadano, sujeto, de miembro de una familia, de padre, madre, amigo, hijos, esposo” (Barruel, Memoirs, tomo IV, p. 217).

Sobre estos juramentos, nos dice Barruel: “Desearíamos imputar el odio de esos horrores a un Marat, un Robespierre, o algún miserable de esa clase; pero Bamave precedió a Robespierre; y el juramento de la Secta de denunciar al padre, la madre, los amigos, los hermanos y hermanas, y de considerar a toda persona que no adoptara los principios revolucionarios como proscrita no tuvo su origen en ellos. Tal era el juramento de las logias mucho antes de la existencia de los jacobinos” (Barruel, Memoirs, tomo IV, p. 271).

En el odio a la familia, los illuminati también son precursores del marxismo.

14. La liberación del hombre reside en despojarlo de su propiedad y en suprimir sus necesidades. Pero también es preciso destruir los gobiernos y naciones, hay que destruir todas las fronteras, para que el ser humano se sienta en verdad “ciudadano del mundo”. Para instaurar esta idea en las mentes, se deforma la historia, igual que hicieron después los marxistas: “en ese período en el que los hombre se reunieron y formaron las naciones, ‘dejaron de reconocer un nombre común. El nacionalismo, o el amor de la nación particular, tomó el lugar del amor general. Con la división del globo, y de sus Estados, la benevolencia se restringió dentro de ciertos límites, más allá de los cuales no podía llegar. […] Ya hemos visto en verdad cómo el Patriotismo genera el localismo, el espíritu confinado de las familias y, finalmente, el Egoísmo. […] Reduce, rechaza el amor por el país, y el género humano volverá otra vez a aprender a conocerse y amarse mutuamente como hombres” (Ibídem, Memoirs, III, pp. 107-108).

15. No se piense que el odio de los illuminati se dirige sólo contra los reyes, los nobles y el clero. Ellos también odian a los comerciantes. Realmente los illuminati son los precursores de los comunistas. Nada tiene de raro que el Gran Oriente se haya convertido en el semillero de esta nueva forma de revolución. Barruel muestra este odio de Weishaupt a los comerciantes: “Daos cuenta [comerciantes] de que es en el secreto odio jurado contra vosotros por la Secta en sus misterios donde debéis buscar la [causa de] la destrucción de Lyon, el saqueo de Bourdeaux, la ruina de Nantes y Marsella, en fin, el destino de tantas otras ciudades florecientes en el comercio, aun el destino de la misma Ámsterdam. Y después dirigid vuestro ojo adolorido hacia vuestros árboles de la Igualdad y la Libertad. Al mismo tiempo en que pensasteis que secundabais las opiniones de la Secta contra los Nobles, los Sacerdotes y  los Monarcas, únicamente para volver a instalar al pueblo en sus derechos a la Igualdad y la Libertad, la Secta estaba dirigiendo sus golpes contra vosotros, porque os juzga como los grandes artífices del Despotismo.  En ese mismo período, vuestra profesión estaba ya proscrita por los misterios, como la que, entre todas las otras profesiones, más seguramente tendía a mantener al pueblo en estado de esclavitud; el jacobino iluminado estaba enseñando a sus adeptos que ‘quien desee sujetar naciones a su yugo, sólo necesita crear necesidades que únicamente él pueda satisfacer. Convierte la tribu mercantil (die kaufmanschaft) en un cuerpo jerárquico; es decir, dale algún rango o alguna autoridad en el gobierno, y habrás creado el más formidable, el más despótico de todos los poderes. Verás que establece leyes para el universo, y en eso solo descansará la independencia de una parte del mundo, y la esclavitud de la otra. Porque [en ese caso] el hombre que daría la ley sería ése que tiene en su poder el crear o prever, sofocar, debilitar o satisfacer necesidades. ¿Quiénes están más capacitados para esto que los mercaderes?’” (la cita es del Discurso del Hierophante ; Barruel, Memoirs, tomo III, pp. 115-116).

14. Echemos un vistazo a la estrategia que siguen los illuminati con los adversarios competentes que se les oponen, porque eso puede arrojar luz sobre las campañas de descrédito que se han iniciado contra ciertos intelectuales y ciertas instituciones en Chile: “XV. Cuando un autor propone principios verdaderos en sí mismos, pero que no son útiles todavía para nuestro plan general de educación del mundo; o principios cuya publicación es prematura; debe hacerse todo esfuerzo para ganarse a ese autor. Pero, si todos nuestros intentos fueran infructuosos, si no fuéramos capaces de seducirlo para que entre en nuestra Orden, entonces deberá destruirse su nombre por todos los medios posibles” (Instrucciones B para Todo el Grado de Regente”. Barruel, Memoirs, Tomo III, pp. 206-207).

15. Otro punto interesante es el método para controlar la cultura que desarrollaron los illuminati en Alemania: las amenazas contra editores, distribuidores y librerías; la compra (si fuera necesario) y destrucción de los libros o revistas que defienden la religión o la cultura; la propagación de sus doctrinas revolucionarias y el uso del auto-bombo, etc., con el objeto de secar la transmisión de las verdaderas religión y filosofía y promover más eficazmente la revolución. Todas técnicas que hoy se han perfeccionado y se han aplicado a la prensa, a las discográficas, a las redes sociales, y que amenazan con ahogar toda libertad del espíritu. (Barruel, Memoirs, Tomo IV, pp. 195-198).

Conclusión

El examen cuidadoso de estas doctrinas y fines nos muestra que el actual desastre de la cultura occidental (en general) y de Chile (en particular) hunde sus raíces en las enseñanzas de Adam Weishaupt. El marxismo no parece sino una manera nueva de presentar los misterios del moderno Espartaco (Weishaupt). No se puede comprender lo que está ocurriendo, por una parte, esta acción conjunta de la llamada “derecha” y la llamada “izquierda” para subvertir la cultura, la familia, la nación y la religión; y por otra, la internacionalidad, universalidad, del acuerdo de “derecha” e “izquierda”, si no se cae en la cuenta de la actividad de las sociedades secretas. Quizá en las filas de la “derecha” se hallen miembros de las altas jerarquías de las sociedades secretas, “magos”, “provinciales” o miembros del “Areópago” de los illuminati, que trabajan por socavar toda posible resistencia a este asalto satánico que pretende destruir la religión, las ciencias, la cultura, la nación, sus leyes, su orden, la familia, la propiedad, y una porción importante del propio pueblo. No seremos capaces de resistir a este asalto mientras no reconozcamos la acción de las sociedades secretas. Mientras no luchemos contra la infiltración de todas las instituciones, que imposibilita nuestra defensa.