A lo hecho, pecho
Juan Pablo Zúñiga H. | Sección: Política

El Rey Salomón, en su libro Eclesiastés, nos señala: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Tiempo para nacer, y tiempo para morir; tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado…tiempo para llorar y tiempo para reír” (Ec 3: 1-4). Luego de este final de semana amargo, ciertamente hubo tiempo para lamentar la derrota, sin embargo, la gallardía radica en ponerse de pie, no bajar la guardia y seguir dando la pelea por Chile pues vienen tiempos difíciles.
No pretendo ser un “general después de la batalla”, pero cabía la posibilidad de un desenlace de este tipo; como fuera señalado en un espacio digital, se trató de una “crónica de una muerte anunciada”. El origen de esta crónica es múltiple, pero con un evento muy claro que puso en marcha nuestra ruta cuesta abajo. En su libro The Righteous Mind”, Jonathan Haidt, al referirse a la narrativa de la era Reagan en los EE. UU., señala que (los demócratas) “en vez de castigar a los criminales, se dedicaron a entenderlos; en vez de preocuparse por las víctimas de los crímenes, se preocuparon de los derechos de los criminales…”. La inacción del gobierno tras el fatídico 18-O, el negociar con terroristas, la entrega de nuestra preciada Constitución y el entreguismo de la derecha tradicional y acomodaticia selló el destino de Chile hasta llegar a la derrota del final de semana recién pasado.
Me gustaría poder señalar que esta derrota electoral fue el paroxismo de la agenda de la extrema izquierda. Lamentablemente sabemos que no es así. Es por ello por lo que, más que nunca, como Republicanos, tenemos que proseguir adelante con fuerza y convicción, comenzando por nuestros grupos de formación para solidificar los principios republicanos. Así mismo, necesitamos recuperar y atraer la confianza de todos aquellos que fueron traicionados por la derecha tradicional, castigados con medidas sanitarias irracionales e inmisericordes y con una permisividad obscena para con el terrorismo. En este sentido, tenemos que seguir siendo el sector de la sociedad que, más allá de ser una opción política, sea la que continúe ofreciendo ser la alternativa de civilidad, de resguardo del estado de derecho y de convivencia nacional. Estas elecciones nos han dejado claro que debemos dejar atrás los viejos líderes, como afirmara Enrique Subercaseaux, tal vez en referencia al Profeta Daniel y al antiguo rey babilónico Nabucodonosor, debemos dejar atrás a los “líderes de pies de barro”, que han terminado de derrumbarse. Para ello la solidez de principios y nuestro esfuerzo son fundamentales.
Predecir lo que vaya a suceder en la Convención Constitucional en este momento es meramente especulativo dada la gran cantidad de independientes electos, sin embargo, podemos aventar diversas posibilidades y situaciones que se darán en el Palacio Pereira. Por una parte, el PC, en su violencia y arrogancia grandilocuente, ya advirtió que rodearán la convención con el objeto de amedrentar para forzar posiciones. Del oficialismo, al menos de una parte de ellos que tienen conocimientos y base republicana sólida, que no alcanzó un tercio, podemos esperar una posición clara por la construcción de un texto que rescate elementos de la Constitución aún vigente. La presencia de un universo independiente e indígena que incluye no pocos ciudadanos que carecen de preparación, pero que disponen de una lengua afilada, una que otra idea disparatada y una clara tendencia hacia la extrema izquierda,son motivo de preocupación. Esto, principalmente, por la presencia del señor Atria, mañoso constitucionalista, alter ego de otro mañoso de antaño, Novoa Monreal, quien munido de subterfugios, y con el apoyo de otros convencionales de izquierda radical cuyo único rol será neutralizar a sus colegas oficialistas, fácilmente atraerá esa gran masa de convencionales independientes pro-izquierda a su lado. Siendo así, ya que las cartas están echadas al respecto de quienes harán parte de la mentada Convención, como ciudadanos sólo nos queda apoyar, al menos mediáticamente, a los representantes de nuestro sector y sus intervenciones.
El tiempo de llorar pasó. Recogimos el fruto del error de la derecha tradicional que le entregó el valle a las izquierdas durante décadas. Ahora bien, hay que ser claros: todos los esfuerzos de formación que se están realizando a través del Partido Republicano y Foro Republicano, si son entendidos sólo como medio para llegar a ser gobierno en las elecciones de final de año, cometemos un grave error. Este es un trabajo de largo plazo que objetiva ganar el terreno perdido, posicionarnos en los espacios que fueron abandonados, comenzando por las universidades y, como señalado, principalmente recuperar la confianza de millones que fueron traicionados por la otrora Alianza por Chile, y más recientemente por Chile Vamos. Por lo tanto, como dice el refrán, “a lo hecho, pecho” de manera que es tiempo de recoger los pedazos, arremangarse las mangas, ponerse a trabajar y seguir dando la pelea porque Dios y Chile así nos lo piden.




