Un elefante que no embiste

Joaquín Muñoz L. | Sección: Política

Si en una zona en que habitan elefantes, usted ve un animal con orejas de elefante, cola de elefante, patas de elefante, trompa de elefante y cuerpo de elefante y que, además, barrita como elefante, usted cree que está frente a un elefante.  Nadie pensaría distinto.  Sin embargo, hay ocasiones en que es difícil realizar un raciocinio tan básico y lógico como éste.  La política brinda muchas de esas ocasiones, básicamente, porque las pasiones y las ideologías nublan la razón y la lógica.  También debemos considerar los ardides destinados a ganar y conservar el poder.  En política, un animal con las características de un elefante no es necesariamente un elefante, puede ser otro animal con disfraz de elefante.  No obstante, una mirada verdaderamente atenta y serena puede descubrir el engaño con cierta facilidad, porque no cae presa de la desidia y el miedo.  Esta mirada es la que no ha tenido lo que habitualmente llamamos “derecha” o “centroderecha”.

Da pena ver cómo mucha gente bien intencionada envía cartas a los diarios o escribe en las redes sociales, diciendo lo que debería hacer la clase gobernante, partiendo por el Gobierno.  Simplemente, pierden el tiempo, la suerte está echada.  La rendición del Gobierno y sus seguidores es total, al punto que lo más preciso es hablar de un gobierno de izquierda.  

La reforma a Carabineros está entre las innumerables, inexplicables e injustificadas concesiones gubernamentales.  Toda la oposición y el todopoderoso Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) metieron la cola en esta materia y, para ello, están utilizando a la Policía de Investigaciones.

El Director de la Policía de Investigaciones es histriónico, beligerante y temerario.  Encaró a Sergio Micco, director del INDH, muchos lo alabamos; no le pasó nada.  El Gobierno lo avaló, cosa que no habría hecho si quien hubiese encarado se tratara de un uniformado.  Después amenazó con usar las armas letales contra los delincuentes, tampoco tuvo objeciones de la izquierda, pero su “inmunidad” empezó a ser sospechosa.  Lo mismo sucede con sus declaraciones que rayan en el ámbito político, pareciera que los políticos no las oyeran, cosa que jamás sucedería con un uniformado.  Pese a su declarado compromiso con su gente, una vez aceptó que el INDH le retirara a su personal el armamento letal que legalmente podía usar.  Esto significó que 850 policías fueran al “matadero” en Temucuicui.  Luego criticó injustamente a Carabineros.  La izquierda, tan amiga de la acusaciones constitucionales, no ha realizado ninguna acusación contra el director Héctor Espinosa y el Gobierno, tan amigo de disculparse con la izquierda, tampoco se disculpa, sería quitarle el piso.

¿Qué pasa con el director Espinosa que tiene tanto juego de piernas?  Las explicaciones podrían ser muchas: que guarda silencio de lo que ha podido descubrir sobre los agentes extranjeros castrochavistas en Chile; que maneja demasiada información comprometedora de numerosos políticos; que se le debe el favor de “dejar pasar” a cuanto inmigrante ha llegado a nuestra patria, etc.  Por ahora son sólo sospechas o hipótesis.

Nadie puede negar que la policía civil hace bien su trabajo dentro de sus posibilidades, pero tampoco se puede negar que a esta institución se le deja trabajar tranquila, sin las limitaciones de Carabineros, nuestra policía militarizada, sumamente reconocida a nivel internacional.

La razón de la “inmunidad” del director Espinosa es que la policía civil pueda trabajar sin inconvenientes, de manera tal que sobresalga frente a la policía uniformada, así la población se va preparando para el desmantelamiento de esta última.  La izquierda no oculta sus molestias con el Director de la PDI, pero no hace nada, no le conviene.  Los restringe a él y a su institución sólo si van directamente contra ella, a esto se debe el desarme de Temucuicui.  Se trataba de una operación directa contra la guerrilla indigenista, aliada e hija ideológica suya.

La estrategia para desmantelar a Carabineros tiene varios frentes, y uno es la desmilitarización.  La idea de dejar bien parada a la policía civil ante la ciudadanía, es poder decir: “Ven que una policía civil es mejor que una militarizada, o sea, reformemos a Carabineros”.

Estamos frente a un animal disfrazado de elefante, pero que no es un elefante, pero ¿cómo saberlo con certeza?  Muy simple, con sabiduría, que la podemos obtener en los libros y luego usarla en la observación de la realidad.  Al respecto, una buena opción es la Biblia.  En Mateo 7:15-20, encontramos: “Por sus frutos los conoceréis”.  Al analizar lo que sucede en torno a la policía civil, nos percataremos de que algo anda mal, que ese supuesto elefante no se comporta como elefante, que no nos está embistiendo directamente como debería hacerlo, sino de forma solapada.  Es parte de una trampa, sus frutos son un engaño.