Del verano del 73 al 2021

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política

Recuerdo bien aquel verano del 73 y lo peculiar que fue.

Sí, enero y febrero de ese año fueron distintos a todos mis periodos de vacaciones anteriores, porque en marzo había elecciones parlamentarias. Se renovaba toda la Cámara de Diputados y una porción del Senado. Y como la lucha democrática contra el proyecto totalitario del marxismo estaba alcanzando su cenit, la campaña de esos dos meses estivales no dio tregua.  

Tal como debe ser ahora, ya que tenemos en el horizontes las decisivas elecciones de mediados de abril.

Tres tareas se presentan como prioritarias desde hoy mismo, aunque sólo el 11 de enero quedarán oficialmente definidas las candidaturas.

a. El compromiso de tiempo para apoyar a una postulación concreta, ya sea a la Convención, ya sea en las elecciones regionales o locales. Todos conocemos eventuales candidatos; todos tenemos la obligación de ponernos al servicio de aquél que nos parezca el más adecuado. Y esa oferta hay que hacérsela ya, ahora, antes de Navidad. El tiempo para conformar equipos va a ser muy breve.

b. El aporte de los recursos económicos, dentro de los procedimientos y montos permitidos por la ley. No es plata tirada a la basura: es dinero para que algunos nos conduzcan en el proceso de botar la basura. 

c. Las conversaciones con la gente joven, con el segmento 18-35; en la próxima columna vamos a sugerir algunas ideas concretas para que, con paciencia, se desplieguen esas conversaciones con nietos, hijos, sobrinos, pololos y pololas de los susodichos, exalumnos, etc. Ahí se juega en torno a un 20% de la votación final.

Pero, como siempre, hay que procurar que la campaña no oculte el proceso de mediano y largo plazo.

En esa dimensión algo más serena, hay que sacar tiempo estival para unas pocas y muy buenas lecturas que permitan reforzar convicciones y buscar soluciones. No hay imaginación, no habrá buenas defensas ni proyectos, sin fundamentos sólidos.

Y también hay que pensar en cómo aumentar la cantidad y cómo mejorar la calidad de esos grupos de formación de jóvenes de los que hablábamos la semana anterior. Al contar con nuevos profesores y dentro de la perspectiva de un año 2021 que seguirá favoreciendo el contacto virtual, la meta debiera consistir en duplicar lo que se consiguió este año que termina.

Hay mucho tiempo que ganar.