Una hora decisiva

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política

Todos los días, una nueva; todos los días, más de lo mismo: el Congreso subvirtiendo el Estado de Derecho (y no solo gracias a la mayoría opositora, sino debido a la reciente mayoría populista, integrada por todas las izquierdas más los centristas y los derechistas desfondados).

Acusaciones constitucionales infundadas, reformas constitucionales a través de artículos transitorios, proyectos de ley para cambiar las condiciones aprobadas en el plebiscito, proyectos de ley para adelantar las elecciones presidencial y parlamentaria, intento de “anular” una ley vigente, iniciativas espurias para derribar una mesa legítima en la Cámara, y cualquier cosa que a la imaginación ideologizada y revanchista de unos pocos se les ocurra, porque saben que cuentan con casi todos los demás.

Estamos en una etapa reciclada y aumentada de los siniestros resquicios legales que con tanto “éxito” practicara la UP de la mano de su principal jurista, Eduardo Novoa Monreal.

He vuelto a leer una obra notable, buscando argumentos para el debate y algo de fortaleza para las disputas en curso.

Se trata de “Revolución y ley”, el libro magisterial del profesor de la Facultad de Derecho de la PUC, Cristián Villalonga.

Y me detuve en este párrafo: “No podemos dejar de insistir en el enorme costo político de la utilización de los resquicios legales, cuyo uso culminó en una lucha frontal entre los poderes del Estado. Esta tragedia histórica finalizaría en un verdadero suicidio institucional, al desconocer Allende parte fundamental del ordenamiento jurídico, cuestionando el sustento mismo de su poder”.

Simplemente, cambiemos “Allende” por “la mayoría del Congreso” y ni siquiera una coma requiere de modificación. En esa gravísima situación estamos.

¿Qué posibilidades de reacción hay?

Ya la semana pasada decíamos que el Presidente llegaba demasiado tarde y que la UDI también llegaba demasiado tarde. De Renovación y de Evópoli no nos consta siquiera que quieran llegar. 

Es la hora, la hora postrera no cabe duda, para que José Antonio Kast y el Partido Republicano, en el ámbito político, consoliden su voz y su accionar patriótico.

Y en el mundo estrictamente jurídico, o es ahora o también será demasiado tarde, si el Colegio de Abogados, los ministros de la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional y las Facultades de Derecho (sus directivos o, al menos, sus cuerpos de profesores) no hacen oír, en el ámbito de sus respectivas competencias, unas voces fuertes y claras en la defensa de las instituciones, del derecho, de la justicia.

También para los gremios, para los cuerpos en retiro de las Fuerzas Armadas, para los intelectuales que entienden y aman a Chile, o es esta la hora que los convoca o será muy pronto el momento del drama final.