Son momentos apasionantes

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política, Religión, Sociedad

Hay momentos de la Historia en que se exige mucho más de las personas. 

Dios es el Señor de la Historia, todo lo conoce, todo lo acepta o lo quiere, y, finalmente, todo lo recogerá en un clímax de plenitud.

Nosotros, sus creaturas, somos instrumentos libres para el cumplimiento de su gran plan que está destinado a su propia gloria y a nuestra felicidad terrenal y eterna. 

En esas estamos siempre, en cualquier momento y circunstancia, pero no cabe duda que hay etapas críticas en el tiempo histórico; y para la Humanidad y para Chile, estos años recientes y los próximos, son ciertamente decisivos.

De los cristianos, de los católicos en particular, parece que en estas circunstancias espera Dios un comportamiento muy maduro, muy responsable.

Esa madurez debe concretarse en diversas manifestaciones que a cada uno le corresponde analizar, para corregir el rumbo o acelerar el paso (que el tranco lento, también es un defecto, aunque la dirección sea la correcta).

En primer lugar, hay que hacer un análisis teórico de las circunstancias, desde una auténtica filosofía cristiana de la Historia, reflexión que permita separar el trigo de la paja y darle importancia relativa a cada factor. 

A continuación, desplegar la convicción para tomar decisiones de compromiso que nos involucren a cada uno en aquellos ámbitos de vida pública donde en conciencia pensemos que podamos ser más útiles.

Viene después la fortaleza para enfrentar esas tareas con constancia, superando los estados de ánimo contrarios y las circunstancias objetivas que puedan hacer desfallecer a cualquier hijo de vecino, pero no a un hijo de Dios.

En cuarto lugar, el cultivo de la generosidad en las relaciones humanas, para considerar con respeto a los rivales -nunca son enemigos- y para aceptar las limitaciones y los defectos de aquéllos con los que se comparte una misma causa.

Y, finalmente, para fundamentarlo todo en la oración de petición y en la meditación cristiana sobre los fines y los medios que se están utilizando, reforzando siempre que sólo se está colaborando con los designios de Dios para la Historia.

La tarea es apasionante.