Mi propio bando

Francisco Orrego | Sección: Política

El país transita en el borde de un quiebre de las reglas del juego democráticas. Cuando se observa a un parlamento agrandado que está excediendo sus atribuciones de manera reiterada, por una parte, y, por otra parte, a un gobierno tímido que renuncia a las suyas, con más frecuencia que la deseada, la mezcla puede ser explosiva. Ya no se trata de un parlamentarismo de facto; se trata de un quiebre de las reglas que la sociedad se otorgó a través de normas constitucionales. Y ese límite, que marca las diferencias entre un país serio y uno irresponsable, es lo que estaba en juego con la aprobación del proyecto de AFP.

He llegado a la conclusión de que la política es un asunto demasiado serio como para dejarlo a los políticos”, nos recuerda el extraordinario Charles De Gaulle. Dado el vacío de poder existente en el país, me veo en el deber moral de dictar un nuevo bando. Vendría a ser el tercero que dicto a partir del 18/O, apelando a las circunstancias extraordinarias que vive el país y al ejemplo patriótico de nuestros parlamentarios. También me aventuro a un nuevo bando bajo la seguridad que no será vetado por el gobierno ni enviado al Tribunal Constitucional. Es decir, tengo la pista libre -Bando waiver– para seguir ejerciendo la potestad legislativa en defensa de mis compatriotas.

Mientras aún sigo consciente de mis actos, me abocaré de lleno a mis primeros bosquejos. Para no enredarme innecesariamente con la iniciativa exclusiva y los quórums constitucionales, adelanto desde ya que mi bando viene bajo la forma de un proyecto de reforma constitucional vía artículo transitorio. Debo confesar que esta genialidad no es mía sino que de un hijo. “Por qué no haces trampa como los parlamentarios y te mandas un artículo transitorio”, reflexionó en el almuerzo dominical. Quedé paralizado y mudo. Mi primera reacción fue ignorarlo. Luego recordé ese comercial -o reclame– sobre vídeos piratas que daban en el cine. Ante su insistencia, traté de explicarle la importancia de las convicciones y del respeto a las reglas del juego, pero rápidamente mi rating se fue a piso, como si fuera el Canal del Senado. Por dignidad, decidí abandonar mis esfuerzos republicanos.

Antes que las burbujas del populismo me nublen las ideas, procedo a dictar mi Bando Nº3, a modo de artículo único transitorio, aunque sea el último de la actual Constitución:

“Artículo Único Transitorio:

1.- Declárese derogado al Congreso Nacional por causa de interés nacional, y procédase a nacionalizar y confiscar todo su patrimonio para depositarlo en las cuentas de capitalización individual de todos los chilenos afiliados al sistema de AFP. Así matamos dos pájaros de un tiro: evitamos que los políticos le peguen un manotazo a nuestras pensiones y las mejoramos sustancialmente. Denomínase a esta medida como “Salvemos Nuestras Pensiones”.

2.- Autorícese a los chilenos para que dejen de pagar impuestos si consideran que el Estado está malgastando los recursos públicos o presta un mal servicio. Para ejercer este derecho, bastará enviar un mensaje de WhatsApp al Servicio de Impuestos Internos. Este derecho no aplicará a los parlamentarios. Así paramos el despilfarro de recursos públicos y apretamos a los políticos donde más les duele: el bolsillo propio. Denomínase a esta medida como “No + Impuestos”.

3.- Declárese, defiéndase y recupérase, como prioridad nacional, la soberanía chilena en el Mar del Sur Austral y la Antártica. Para efectos de hacer soberanía en la zona, destínense a los actuales miembros del Congreso a dos años de trabajos comunitarios forzados, sin goce de sueldo. Se les proveerá de gorro de lana, guantes de polar y botas de goma de manera gratuita. Los seguros de asistencia en viaje no están incluidos y tampoco podrán canjear sus kilómetros LATAM. Así nos aseguramos que una mayoría de parlamentarios sepan lo que es trabajar por Chile y no por sus intereses personales. Denomínase a esta misión estratégica como “Defendamos Nuestra Soberanía”.

4.- Autorícese por única vez a concurrir al rescate de las líneas áreas chilenas (pero las chilenas de verdad), con los fondos que se obtengan de privatizar a las empresas estatales. Aplíquese el proverbio jurídico de “pasando y pasando”. Así evitamos seguir botando plata a raudales.  Denomínase a esta medida como “No + Estado Empresario”.

5.- Establézcase un límite máximo de 3 minutos a la Cuenta Pública Presidencial. Este límite se ampliará en un minuto por cada punto porcentual que crezca la economía chilena en un año calendario. Esta promoción no es acumulable. Igual medida se aplicará a la aparición de políticos en matinales. Esto permitirá poner los incentivos adecuados para la recuperación de nuestra economía: la aparición de nuestros rostros políticos en la TV pública. Denomínase a esta medida como “Recuperemos Nuestra Economia”.

6.- Fusiónense todos los eventos electorales del período 2020-2021 en un solo evento, a realizarse en el mes de diciembre de 2021. Lamentamos las molestias a quienes adoran ser vocales de mesa o gustan compartir una contundente colación provista por el Estado. Solo queremos aplicar sentido común y evitar una alta abstención. Denomínase a esta medida como “Ahorremos en Gastos Electorales”.

7.- Decrétese el traslado de la capital de la República de Chile a la ciudad de Temuco, con la finalidad recuperar el Estado de Derecho en esa zona y de que los funcionarios públicos recuerden que la Novena Región es parte de Chile. Denomínase a esta medida como “Recuperemos La Araucanía”.

8.- Formúlese cualquier consulta o reclamo sobre los alcances de este Bando llamando al Call Center de LATAM o VTR. Una ejecutiva lo atenderá 24/7. Denomínase a este derecho como “Usted es lo más importante para nosotros”.

9.- Comuníquese y difúndase este Bando por redes sociales, excepto Tinder. Solo se admitirá un like por persona. Síganos en @cortemoselleseo.cl o usando el hashtag #rechazo en todas las plataformas digitales.

Francisco Orrego Bauzá. Presidente, Ministro y Secretario”.

Concluyo mi columna con otra cita de Charles, para darle un respiro a Winston, Margaret y Ronald. Él solía repetir que “el que se ríe último no entendió el chiste”. Si usted fue el último en reírse con esta columna, no se preocupe. No ha sido el único, le aseguro.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el martes 04 de agosto del 2020.