Se acerca el momento

Gonzalo Rojas S. | Sección: Educación, Sociedad

Por supuesto, al leer el título, se piensa de inmediato en el fin de la agresiva pandemia que consume vidas, trabajos y hogares, en nuestro atribulado Chile.

Pero no, en esta oportunidad, no se trata de eso.

Más bien me refiero a algo personal y, al mismo tiempo, institucional. (Importante, porque vamos a necesitar que las instituciones den lo mejor de sí en el futuro inmediato de la Patria).

Me explico. (Y lo hago en esta tribuna porque, al menos una vez a la semana, recibo la pregunta: ¿cómo va la redacción de tu libro sobre la PUC 2018-2019?)

Durante tres semestres -desde septiembre de 2018 a finales del año pasado-  fui objeto de un proceso inicuo iniciado por la entonces Secretaria General de la Universidad, Marisol Peña Torres y cohonestado por el Rector Ignacio Sánchez. Mediante una denuncia calumniosa de un alumno, apoyada por la FEUC Frenteamplista, que incluía nueve mentiras formales, fui procesado por abuso de poder. Ninguna de las acusaciones fue acogida por una Secretaría General absolutamente sesgada en mi contra, pero como había que sancionarme -un profesor gremialista no podía quedar victorioso frente a una denuncia de los Jackson boys-  Peña Torres le sugirió a Sánchez que se me amonestara por interpretar mal un reglamento: algo totalmente distinto y que me suponía mala intención. Y Sánchez, cómo no, accedió.

Durante el proceso, siempre entendí qué era lo que realmente estaba en juego: el alumno que me agredió en clase y que después me denunció porque conseguí a través de la mediación del Ombuds que me pidiera disculpas,  me había agredido -no se nos olvide nunca- porque en una clase sobre el santo, yo me había atrevido a criticar las ofensas a la estatua de Juan Pablo II perpetradas por feministas desnudas, pocos días antes.

El feminismo radical estuvo siempre en el trasfondo de mi proceso. Lo estuvo en el temor de la Secretaria General a contristar a esas activistas; lo estuvo en el sesgo de las investigadoras, todas mujeres; lo estuvo, finalmente, en el rector Sánchez, que respecto de mi caso no hacía más que consolidar su rendición ante el activismo de aquellas féminas.

Vuelvo al libro.

He revisado ya ¡miles! de documentos. Los más impresionantes, las actas de los acuerdos tomados por la Universidad con las feministas durante el segundo semestre del 2018, y el informe preparado por la Asociación de alumnos san Alberto Hurtado, quienes han logrado recopilar una cantidad y calidad de material gravísimo por su agresividad antropológica y moral.

Ya lo verán expuesto en su momento, espero que dentro de pocos meses.

Por ahora, un solo avance: durante los dos últimos años, la ideología de género derrotó por completo a la antropología cristiana dentro de la PUC, y lo hizo con la colaboración pasiva o activa de su Rector, de su Secretaria General de la época, de varios Decanos y de importantes profesores. 

Y todo eso, verá la luz, porque se acerca el momento.