Junto a Prat

Joaquín Muñoz L. | Sección: Historia, Política

Este mes de mayo recién pasado fue un poco especial, porque nuestro Capitán Arturo Prat no estuvo acompañado sólo por su tripulación. Desde acá, están con él muchas personas, verdaderos héroes ánimos o conocidos, que, en momentos de crisis sanitaria, lo han dado todo por el bien de sus compatriotas, incluso varios de ellos se han enfermado o muerto. No obstante, el riesgo de contagiar a sus familias con el Covid 19, estos héroes de tiempos de paz han seguido cumpliendo con su deber. Todos ellos grandes ejemplos de servicio público.

También hay una gran cantidad de personas que han seguido a las autoridades de Gobierno, acatando sus disposiciones, aportando así al bien común. Desgraciadamente, también las hay, y no pocas, que no se han sumado a este gran esfuerzo nacional. Vergonzosamente, quienes están en este grupo no son sólo lumpen, sino gente con cierta educación y, lo peor de todo, miembros de la clase política y personas en cargos de cierta responsabilidad social. Lo grave que quienes “atornillan al revés”, sin ser personas comunes y corrientes, cometen un daño inconmensurable porque generan una reacción contraria a las medidas de prevención de la pandemia.

Existe algo peor: la mayoría o tal vez la totalidad de estos personajes “saben lo que están haciendo”. Saben que una campaña fracasada o una crisis económica les permitiría volver a gobernar o, en el caso de los alcaldes pintamonos, seguir en su puesto. La oposición ha sido lo más desleal que se puede ser y gran parte del oficialismo le dio la espalda a sus electores. Obviamente, estas actitudes se contraponen con el bien de Chile y no tienen nada que ver con algún sacrificio en nombre de nuestra amada patria.

Sin duda, muchos dirán que todo el mundo haría lo mismo estando en posiciones de poder, que quienes dicen lo contrario son “pura boca”, que “otra cosa es con guitarra”, pero están equivocados, ellos piensan así porque actuarían así.

También se dice que los sacrificios desinteresados son mitos o cosas de épocas pasadas. No es así, tenemos muchos ejemplos, y uno muy bueno fue el Contraalmirante Infante de Marina don Pablo Wunderlich, fallecido el pasado 30 de mayo, obviamente sin los merecidos honores, los “tiempos han cambiado”. Estuvo en las tres últimas crisis con Argentina: islote Snipe (1959), Laguna del Desierto (1965) y Crisis del Beagle (1978). Como acertadamente se piensa, enfrentar crisis como éstas son un sacrificio. Las condiciones en que se realiza la labor encomendada son bastante adversas, además, la muerte está rondado, siempre presente, no se le ve, pero se sabe que está ahí, camina junto a cada hombre como su propia sombra, ávida por volverse realidad. 

Las grandezas de don Pablo Wunderlich superan con creces las pequeñeces de los personajes antes descritos. Sin duda, nuestra sociedad ganaría mucho si se mirara en él. Su forma de honrar el cumplimiento de servir a la patria hasta la muerte si fuera necesario, debería servir de referente a quienes se dicen ser servidores públicos. Junto a las tres crisis en que le tocó participar, también tuvo de cerca a la muerte con la pérdida de uno de sus hijos, lo que no le impidió inmediatamente marchar al sur para defender nuestra soberanía en el islote Snipe. 

Quienes han perdido un hijo dicen que es un dolor tan grande que sólo lo entiende quien lo ha sufrido. Entonces, ¿cómo será perder un segundo hijo? El Contraalmirante Wunderlich, llamado a cumplir con su deber, a sacrificarse por Chile, debió correr ese riesgo, tomando la decisión muy dolorosa de asignar una compañía a defender una posición con la orden de luchar hasta el último hombre. En esta compañía, estaba el teniente Wunderlich, su hijo. Él tenía la influencia para evitar esta situación, pero Chile estaba primero. ¿Cuántos actores de la realidad nacional pueden igualar los sacrificios de este destacado marino? Desgraciadamente, no tantos como se quisiera.

El Capitán Prat ahora, además, estará acompañado por otro marino de excepción, digno de estar a su lado, que también partió en mayo. De verdad, este mes de mayo fue especial.