Un comunista en tu camino

Julio Alvear | Sección: Política

Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentado”. Así se titula la canción que Pablo Milanés dedicó en 1974 a uno de los fundadores del MIR, una elegía por el gobierno marxista de Salvador Allende.

La música es tan bella, como perversa la letra. El mensaje que entrega el cantautor cubano es de una odiosidad implacable: “pagarán su culpa los traidores”, dice la canción. Imagina la vuelta del comunismo a nuestro país; primero, a partir de una “hermosa plaza liberada”, después “disparando balas, más temprano que tarde y sin reposo”. Sólo cuando nuevamente triunfe la revolución, “el pueblo” chileno “renacerá de su ruina”.

Se me vino a la mente esta letra al observar cómo en las redes sociales emergen los mensajes de odiosidad revolucionaria, después de un mes y medio de receso: “volverá a arder esta puta nación”; prepárense para el “estallido social 2.0”; “aprovechen su veranito de san Juan porque volveremos con más fuerza”; “Ni perdón ni olvido”; “cámbiate de casa por mientras”. No son sólo palabras. La semana pasada, la violencia escaló nuevamente en la región del Bío-Bío: grupos armados detonaron un auto-bomba y amenazaron a comunidades mapuches por establecer alianzas con empresas de la zona. Y lo más sintomático: exhibieron equipos de alto poder de fuego, similares a los de las FARC, en Colombia.

Qué desconcertante resulta considerar que mientras usted o yo nos preocupamos de la pandemia del coronavirus, por sus efectos en la salud de la población, por sus consecuencias sociales y económicas, hay movimientos en la izquierda de nuestro país interesados en crear condiciones para remozar la revolución insurreccional. Que 57 mil empresas y 786 mil trabajadores tengan que acogerse a la Ley de Protección del trabajo, no les importa. Que el desempleo pueda llegar a un 15%, les da igual.  

No nos engañemos. El comunismo y sus compañeros de ruta quieren la destrucción de todo lo que se ha construido en las últimas décadas. Por más que pase el tiempo, nunca han podido olvidar el fracaso de la experiencia allendista. Sobre-representados en medios de prensa, en programas de TV, en gremios profesionales, en la educación escolar y en la formación universitaria, los agentes culturales del marxismo han mantenido muy viva la llama de la odiosidad ideológica, al punto de traspasarla a las generaciones presentes. La ilusión de la tabla rasa, de empezar desde cero, inherente a la idea revolucionaria, los impulsa a querer devastar la tierra que los nutre. 

Por eso, si encuentras un comunista en tu camino -por ejemplo, un marxista dogmático, de partido; o un neomarxista irresponsable, como algunos del Frente Amplio- advierte la odiosidad revolucionaria que los mueve. Observa su pasión por destruir, y no la sigas. Que para eso quieren una nueva constitución. No olvides lo que decía Gómez Dávila: “las revoluciones no son las locomotoras, sino los descarrilamientos de la historia”. 

Nota: Este artículo fue transcrito del video originalmente publicado por  Nueva Mente, el miércoles 22 de abril de 2020.