Declaración

Varios firmantes | Sección: Política

Quienes suscribimos esta declaración hemos actuado por largos años en la vida pública chilena. Lo hemos hecho en la política, en la cultura, en las comunicaciones, en la educación o en el  servicio público desde el Estado, a través de su administración civil o desde sus Fuerzas Armadas y de Orden.

En momentos decisivos para Chile, entendemos que es nuestro deber ayudar a todos nuestros compatriotas a discernir el voto del próximo 26 de abril.

Todas las sociedades viven momentos de paz y entran, cada cierto tiempo, en etapas de grave crisis. Chile ha gozado de la paz por décadas y se enfrenta ahora a una de esas instancias decisivas, en que se decide el destino de una Nación.

Lo que está en juego el 26 de abril es el modo en que las instituciones permitirán definir los modos de vida. Si las instituciones están mal concebidas, las personas pueden vivir ‘contra corriente’, pero lo lógico es dirigir bien la corriente para aprovechar su caudal y poder vivir bien las propias vidas.

Hoy tenemos instituciones y modos de vida con virtudes y defectos. Una sociedad sensata busca corregir lo que está mal con prudencia, con cuidado. Es lo propio del sentido común: no partir de cero, no arriesgarlo todo.

Si miramos el momento presente, ¿qué lo define? Unos actos de violencia sistemática prolongados ya por varios meses; unas demandas sociales casi infinitas; un vacío de poder que se explica por una falta de convicciones y un embudo político: el plebiscito del 26 de abril.

En esas coordenadas, lo único racional y prudente es escoger la opción que asegure que el orden público pueda ser restituido y que las enmiendas puedan hacerse gradualmente y en paz. 

La única opción que garantiza esa posibilidad es el Rechazo, alternativa por cuya victoria venimos trabajando y de cuyo éxito estamos convencidos.

Convocamos a todos los chilenos a reflexionar seriamente sobre las ventajas que presenta respetar las instituciones para mejorarlas y sobre los riesgos que implica dejarlas completamente de lado para iniciar un camino en el que la fuerza pueda primar sobre la razón.

Firman esta declaración:

Hermógenes Pérez de Arce Ibieta, Raúl Bertelsen Repetto, Teresa Marinovic Vial, Arturo Squella Ovalle, José Manuel Rojo Edwards Silva, Héctor Riesle Contreras, Ismini Anastassiou Mustakis, Sebastian Burr Cerda, Gonzalo Rojas Sánchez, Adolfo Paúl Latorre, Roberto Guerrero Valenzuela, Yerko Torrejón Koscina, Jaime Williams Benavente, Cristóbal Orrego Sánchez, Pablo Sáenz de Santa María Moscato, Álvaro Pezoa Bissieres, Mario Correa Bascuñán, José Luis Cox Pérez, Luis Giachino Panizza, Giorgio Agostini Visentini, Alexander Tavra Checura, Renato Valenzuela Ugarte, Julio Alvear Téllez, Alberto Calvo Montes, Carlos Augusto Casanova Guerra, Fernando Le Dantec Gallardo, Javier Troncoso Correa, Rafael Cruz Fabres