La acusación a Cubillos

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política

Cuando la izquierda quiere hundir a una persona, toma la decisión de aniquilarla y, después, busca los motivos que la puedan hacer aparecer como justificada. (Yo entiendo bastante de este modo de proceder, por la manera en que he sido tratado por los frenteamplistas en la P. Universidad Católica de Chile, con la anuencia y colaboración de rector Ignacio Sánchez y de la Secretaria General, Marisol Peña. Siempre hay compañeros de ruta para la izquierda.)

Pero el caso que nos debe ocupar ahora  -porque ya nos haremos cargo de la situación personal en las próximas semanas-  es el de la ministra de Educación, Marcela Cubillos, sobre la que recae una injusta acusación constitucional.

¿Por qué la ha escogido la izquierda -con los compañeros de ruta DC que siempre se abren a la posibilidad de acoplarse como vagón de cola- como el objeto de sus furias?

Por tres razones de fondo, ya que sacarla de la carrera electoral no es más que una consecuencia de corto plazo.

La primera, por sus convicciones. En más de alguna oportunidad hemos tenido nuestros encontrones con la Ministra -a quien tengo el afecto que corresponde a una ex alumna que siempre me dispensó su amistad generosa- y lo que he apreciado en esas disputas  -así como en la inmensa mayoría de las materias en las que coincidimos-  es la fortaleza de sus convicciones. Tiene ideas muy claras, conoce los fundamentos antropológicos que las fundamentan y sabe aplicarlas a las políticas educacionales. Todo eso, para la izquierda es insoportable.

La segunda, por su carácter. ¿Qué se han creído los izquierdistas, que sólo entre las mujeres del feminismo radical -a veces más destempladas que valientes- se pueden encontrar personalidades recias que sepan afrontar la disputa política con entereza? ¿Se olvidaron ya las izquierdas chilenas de que fueron primero, antes que nadie, las mujeres chilenas las que le dijeron ¡No! a Allende? Buena cosa es que encuentren en el carácter Marcela Cubillos un tatequieto, un recordatorio oportuno de ese talante femenino propio de la mujer de derecha con convicciones. 

¿Y la tercera?  Su experiencia política. Cuando se lleva a cuestas una trayectoria exitosa y nada pedante en la vida pública chilena, como es la de la Ministra, la izquierda llega a una sola conclusión: a ésta hay que frenarla, porque sólo les interesan los nerds en la derecha chilena; nerds por convicciones, por carácter y que abandonen pronto la política, para que otros nerds iguales a ellos los reemplacen, mientras en las izquierdas sus figuras se apernan y ganan experiencias de larga vida.

La acusación contra la Ministra Cubillos no solo es injusta; revela también algo más profundo: la incapacidad de las izquierdas para aceptar la superioridad de convicciones, de carácter y de trayectoria que puede haber en personas de la derecha. Es el caso de Cubillos.