El sacrificio de la tarde

Jorge Soley | Sección: Historia, Pregunta de la Semana, Sociedad

Segunda mitad del siglo XVIII. Educación de una chica. Clases de física, ciencias naturales con el médico y naturalista Lemonnier, matemáticas con Mauduit, reputado como el mejor profesor en el Colegio de Francia. Para estudiar las lenguas, un escritor, Goldoni, que usa sus propias piezas de teatro para enseñarlas. Y filosofía, aunque sea una niña. Cada año se proponen una selección de textos a trabajar: griegos, romanos… Cicerón, Seneca, Plutarco. No está nada mal.

¿Estamos ante la educación de la hija se algún ilustrado? ¿De algún enciclopedista?

No precisamente. El admirado Jean Jacques Rousseau opina que las mujeres son incapaces de investigar las “verdades abstractas y especulativas” y “todo lo que tiende a generalizar las ideas no es en absoluto de la competencia de las mujeres”.

Se trata de la educación de Madame Élisabeth, la hermana de Luis XVI que, fiel a su hermano, le acompañó hasta la muerte y cuya causa de beatificación introdujo hace poco más de un año el cardenal Ving-Trois, arzobispo de París. Una persona instruida y ávida lectora de prensa, opositora frontal a las ideas de la Ilustración y de las primeras que comprendió el carácter de la Revolución francesa y del Terror al que se dirigía ineludiblemente.

Ya lo ven, el gran teorizador de la democracia despreciando a las mujeres y la vieja monarquía educando con un esmero que ya querríamos para hoy. Parece que lo que nos han explicado no refleja con mucha precisión los hechos históricos.

Por cierto, si quieren saber más sobre esta excepcional mujer y su trágica y ejemplar vida, no dejen de leer la muy recomendable biografía que le dedica Jean de Viguerie titulada “El sacrificio de la tarde”.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su blog Archipiélago Ortodoxia, http://www.infocatolica.com/blog/archipielago.php