Para discutir a fondo XVI

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política, Sociedad

“Los deberes

§ 44. La preocupación por los derechos debe ser complementada por la perspectiva de los deberes. El discurso de la izquierda ha terminado por difundir un estatismo individualista, donde las personas esperan todo del poder central mientras que, al mismo tiempo, están tan preocupadas de su bienestar que se tornan insensibles a la responsabilidad que tienen a favor del resto de la sociedad y, particularmente, de los menos favorecidos.

Sin duda alguna así ha sido, pero se debió haber aclarado el propósito de esa visión: dejar a las individuos completamente expuestos a la acción estatal, en calidad de borregos controlables por vía del bono y  del privilegio, castrándolos en su sentido de la responsabilidad.

Los derechos engendran responsabilidades, pues se ejercen en un marco social. Resulta inaceptable que quienes invocan el derecho a manifestarse estimen que no deben asumir responsabilidad alguna por los desmanes que provocan, o que quienes reclaman que la huelga no debe admitir limitaciones no acepten siquiera que esta deba desarrollarse en forma pacífica y no violenta. Tampoco resulta admisible en una democracia que las minorías que vociferan que la educación es un “derecho social que el Estado siempre debe garantizar” no trepiden en mantener ocupaciones indefinidas de colegios, haciendo imposible el ejercicio del derecho que dicen defender. Entre los deberes que es necesario proclamar especialmente están aquellos que se refieren al ejercicio de la participación política, al cumplimiento de las diversas cargas públicas, al ejercicio responsable de la propiedad, y al cuidado del patrimonio cultural y ambiental del país.

Muy bien expresado el primer punto. Respecto del segundo, en el enunciado de deberes podrían haberse especificado el cuidado de los símbolos y tradiciones patrias, así como la defensa de la vida y de la familia.

“III. Bases de un buen gobierno para Chile. La tarea del buen gobierno”

“§ 45. En las últimas tres décadas, Chile ha logrado progresos evidentes en casi todos los ámbitos. Sin embargo, estos avances han ido de la mano de una crisis generalizada de confianza en la esfera pública de la sociedad. Si la ciudadanía debe participar en una democracia exigente, tiene el cabal derecho a demandar el retorno del buen gobierno.

Esta mirada optimista sobre los avances del país tienen un trasfondo algo materialista, porque la mayoría de los índices culturales y humanos muestran un notable retroceso: natalidad, nupcialidad, estabilidad matrimonial, drogadicción, violencias de todo tipo, etc. Para participar en un buen gobierno, hay que estar en condiciones de vivir una vida buena.

Lo primero que debe hacer un buen gobierno es hablar a los chilenos con la verdad. Ella obliga a dejar de tratar a los ciudadanos como menores de edad, a quienes se oculta la magnitud de los problemas. Es necesario advertir desde ya que vienen tiempos difíciles, y promover modelos sociales donde el ahorro, la sobriedad, el trabajo duro y la entrega generosa ocupen un lugar relevante. La demagogia no se combate con promesas fáciles, sino acostumbrando a los ciudadanos a oír la verdad, aunque sea dolorosa. Este es el mejor antídoto contra el populismo, que en la sociedad contemporánea adopta diversos rostros y amenaza con deteriorar la vida política en muchas naciones. Hay demagogia cuando se promete lo que se sabe que no se puede cumplir, pero también cuando deliberadamente se minimiza la gravedad de los problemas que aquejan al país, se plantean soluciones simplistas a los mismos o se exacerban pasiones y miedos ciudadanos para generar adhesión política.

Perfectamente planteado. Uno de los mejores párrafos del documento. Cabría agregar que esa exigencia de verdad no sólo se refiere a las situaciones generales por las que atraviesa el país, sino también a los comportamientos de los mismos políticos encargados de gestionar el bien común.