China y Chile

Carlos Casanova | Sección: Política

Recuerdo que en el año 2012 escuché una conferencia que Ricardo Lagos dio en el Campus San Joaquín de la UC, en el contexto de un Congreso Iberoamericano de Filosofía en el que participó Salomón Lerner, unos de los principales agentes que subvirtió la Pontificia Universidad Católica del Perú. En esa ocasión le oí decir al ex-Presidente, con estos oídos míos, que después de la Guerra Fría hacía falta una nueva “governancia” mundial [así, con ese anglicismo de una persona que quiere o acepta la subversión del idioma], y que esa governancia correspondía nada menos que a China.

Ahora bien, China ha estado presente en Hispanoamérica intensamente después de la revolución de Mao. En el Perú, por ejemplo, Sendero Luminoso era una agrupación del terror que se auto-definía como maoísta. Estuvo cerca de conquistar el poder y eliminó a muchos de los comunistas de la vieja guardia soviética que habían aceptado la perestroika y el glasnost. Muchos piensan que Sendero está actuando en la Araucanía chilena, y en el norte también. Chávez mismo tenía gran simpatía por China. Entre sus planes estaba el exterminio de la clase media, inspirado en el comunismo asiático. De hecho, China ha comprado media Venezuela, y está medrando todo lo que puede gracias a esas asociaciones de traidores que son los gobiernos comunistas. Muchos de nuestros clérigos de la teología de la liberación dependían (y ahora dependen) más bien de China que de la Unión Soviética. Después de 1991 y antes de Putin, China asumió el liderazgo del movimiento comunista internacional, de una manera astuta. Igual que el diablo, procuró que se pensara que “ya no existía” ese movimiento.

Ayer mismo, conversando con un abogado experimentado e ilustrado, cuando le conté cómo en Venezuela los chinos han comprado todo, él me respondió que aquí está pasando lo mismo. De hecho, él tenía una pequeña propiedad inmobiliaria cerca de la Estación Central y unos abogados le hicieron una oferta para comprársela a un precio considerablemente mayor del que se hubiera juzgado razonable. El abogado pidió más, y se lo dieron. Cuando recibió los vale-vista resultó que estaban firmados por chinos. No sólo eso: los abogados le dijeron que sus instrucciones eran comprar toda la manzana, a cualquier costo. ¿Se estará planeando un asalto final, preparado por la compra de importantes porciones de la tierra chilena por intereses extranjeros?

Cabe sospechar que efectivamente China tiene un plan para controlar a Chile, y que cuenta con apoyo de traidores dentro del Estado. Traidores que, por supuesto, cuentan con grandes medios para llevar adelante sus planes de subversión de la Patria a la que ellos quieren ver sometida a un poder extranjero. No se olvide que en este momento China es un coloso financiero.

Esto me lleva a pensar en otra cosa. Este mismo abogado erudito me decía que cuando Pinochet gobernaba Chile los chinos ofrecieron ayuda para desarrollar el norte. Y él, pensando en el largo plazo, rechazó la oferta. Pensó, en efecto, “y después de desarrollar el Norte, ¿qué es lo que quieren los chinos?”. Del mismo modo, cuando China ofreció apoyo militar para la guerra con Argentina, Pinochet lo rechazó. Al parecer, entonces, con todos los defectos que haya podido tener, este hombre pensaba en el largo plazo y tenía en mente el bien de su Patria. Es probable que ésta sea la precisa causa por la que ha sido tan atacado por los mismísimos traidores que quieren ver a Chile sometido a una potencia extranjera.

Yo no soy pinochetista. Ni siquiera tuve que tomar esa opción, porque no estuve en Chile en ese tiempo. Pero veo con claridad que, con todos los errores que este hombre haya podido cometer, Chile le debe el no encontrarse hoy sufriendo una hambruna provocada por los comunistas (como mi Venezuela) y que, fuera de Jaime Guzmán (asesinado por esta misma razón, sin duda), es uno de los pocos chilenos que ha tenido el guáramo, es decir, el valor, el nervio, y la visión necesarios para hacer frente a los desafíos contemporáneos. Esperemos que surjan otros chilenos, pinochetistas o no, que estén dispuestos a entregar su honra, su vida, su hacienda o su libertad por el bien común de Chile, como lo estuvieron Pinochet y los pinochetistas cuando hizo falta. Hoy, es cierto, haría falta mucho más coraje porque Chile ha sido blanco de una guerra psicológica muy bien pensada para tratar de destruir sus defensas militares ante un asalto dirigido por los traidores. Pero, si no surgen algunos chilenos dispuestos a jugárselo todo por la Patria, me temo que en diez años Chile será una nueva colonia de China, es decir, estará maduro para sufrir una destrucción sistemática de su aparato productivo y una reducción drástica de su población por los métodos de Stalin, Mao, Kim Jong-il y Chávez-Maduro, es decir, por medio de una hambruna provocada.

¡Que Dios suscite hombres a los que les duela la Patria!

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su blog El Abejorro, http://carlosacasanovag.blogspot.cl