Para discutir a fondo XI

Gonzalo Rojas S. | Sección: Política, Sociedad

Ya acercándonos al final de los comentarios sobre el Manifiesto, como siempre, mantenemos el texto original entre comillas.

Crecimiento

“§ 31. Un mínimo de respeto a la ciudadanía exige decir muy claramente que nuestras aspiraciones de mayor justicia presuponen el crecimiento económico para tornarse reales. El progreso humano ciertamente no se identifica con el crecimiento económico, pero él es el sustento material imprescindible para las conquistas sociales y políticas que hemos delineado. La riqueza de las naciones no es ‘suma cero’. Es decir, no es una torta que permanece siempre igual, donde sólo cabe discutir cómo se reparte. Ella varía en tamaño y calidad, dependiendo de cómo se distribuye, pero también de muchos otros factores que no pueden ser despreciados ni descuidados.”

No se ha cuidado la redacción. La economía no es nunca el sustento de la justicia. Se entiende lo que quisieron decir, pero qué mal lo dijeron. A continuación, se expresa adecuadamente la necesidad de hacer crecer la disponibilidad de bienes materiales, pero el párrafo termina con una frase de difícil valoración, por su ambigüedad.

“Crecer, y crecer de manera sustentable, implica aprovechar con la mayor destreza posible nuestras ventajas comparativas y desarrollar nuestras habilidades. Muchas de estas ventajas y capacidades son conocidas y sólo requieren de un adecuado fomento y marco regulatorio. Pero no todas son conocidas de antemano, ni resultan obvias; por esta razón, el desarrollo económico es siempre un desafío de exploración, prospección y ensayo. Y mientras más esfuerzos puedan sumarse a ese desafío, mayor es el éxito de los pueblos en este desarrollo.”

Bien expresado. Se echa de menos, eso sí, una afirmación: esos esfuerzos corresponden en primer lugar a las personas y sus organizaciones, y sólo subsidiariamente al Estado.

Ganancia legítima y emprendimiento

“§ 32. Al mismo tiempo, hay que proclamar sin ambigüedades que la ganancia económica, si se realiza en un marco legal y ético, no sólo es legítima, sino que constituye una justa retribución al emprendimiento, el trabajo y la creatividad. El emprendimiento privado es una fuerza creativa y explorativa que debe ser valorada e incentivada, pues quien crea negocios asume riesgos, abre caminos a otros, genera riqueza y provee de empleos. Además, un mercado ágil y vigoroso es un poderoso límite a la concentración del poder en el Estado y contribuye a la libertad. Las libertades económicas no son importantes sólo por motivos pragmáticos, sino porque tienen asimismo un valor moral. Ellas pueden permitir a los ciudadanos desarrollar virtudes que contribuyan a su perfeccionamiento personal y al de las comunidades en que participan, y lo ayuden a realizarse como agentes responsables.”

Ahora sí se deja bien en claro lo antes esperado. Un gran párrafo.

“Las sociedades que castigan el emprendimiento de las personas, que pretenden reemplazarlo por la acción del Estado y estigmatizan la legítima ganancia, inevitablemente derivan hacia el estancamiento económico, ya que detienen el proceso de creación, exploración y toma de riesgos. Esto es exactamente lo que ha tenido lugar en Chile en el último tiempo, con los resultados por todos conocidos. No habrá recuperación económica, ni volveremos a tasas altas de crecimiento, ni mejoraremos la productividad sin reivindicar la plena legitimidad de una justa retribución material al trabajo, riesgo e inversión.”

Correcto todo, pero la dimensión antropológica que se había insinuado en el párrafo anterior, falta ahora como la más importante, la articuladora de todo lo demás. Quien emprende, quien mejora la productividad –si lo hace en el debido marco ético y legal– está, sobre todo, contribuyendo a la sociedad a través del propio perfeccionamiento humano. Sólo crece un país si crecen, si mejoran, sus personas.