Para discutir a fondo VII

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política, Sociedad

Vocación de permanencia

“§ 22. El Estado chileno no puede limitarse a ser un instrumento en manos del gobierno de turno. Es necesario que adopte y ejecute políticas de carácter permanente. Las relaciones internacionales, lo mismo que la defensa, el fomento de la natalidad, la protección de la infancia, la planificación de la ciudad, la política migratoria y el cuidado de los recursos naturales no pueden cambiar cada cuatro años según el gusto del gobierno de turno. Proceder de esa manera es una frivolidad que atenta contra la justicia debida a las generaciones futuras, una auténtica inmoralidad.”

Interesante planteamiento. No se nos dice en todo caso cómo se concreta ese carácter permanente. Se podría haber sugerido la creación de variadas instituciones, algunas con carácter consultivo y otras con facultades resolutivas, compuestas por personas nombradas por diversas instancias y con una permanencia de mediana duración en sus cargos.

“La modernización del Estado es una tarea impostergable. En su actual condición, el Estado no está capacitado para responder de manera adecuada a los desafíos y urgencias que enfrenta. Sin un sólido fortalecimiento de sus funciones (muy diferente del crecimiento inorgánico del aparato estatal) se hace imposible retomar el crecimiento, garantizar la convivencia interna y  permitir el despliegue de las diversas aptitudes de las personas.”

No nos aclaran los autores si estiman que fortalecer es siempre agrandar o, dadas las condiciones del Estado actual en Chile, justamente habría mayor fortaleza en su achicamiento y en su consiguiente mayor profesionalización. No queda claro, además, porqué el fortalecimiento del Estado impulsaría el crecimiento.

Los gobernantes no son dueños del poder que transitoriamente detentan, sino mandatarios de todos los ciudadanos, que tienen el derecho a pedirles cuenta por el ejercicio de su mandato.”

Por cierto, pero ¿cómo? ¿Con mejores facultades fiscalizadoras para la Cámara de diputados? ¿Con un plebiscito revocatorio? No queda claro.

La aludida modernización del Estado exige mayor transparencia, acceso a la información pública, rendición de cuentas de sus autoridades y altas exigencias de probidad. Estas prácticas permiten una democracia más efectiva, con verdadera participación y control social, a la vez que mejoran la gestión pública y reducen la corrupción, un mal que afecta la buena marcha del Estado contemporáneo y que resulta necesario atajar con decisión.”

De nuevo, faltan los matices sobre la endiosada transparencia. Esa cualidad no es un bien absoluto; debe conjugarse con la prudencia, con el silencio de oficio, con el debido resguardo a la función de servicio. De lo contrario, casi nadie querrá arriesgarse a trabajar en el Estado.

“§ 23. La permanencia de las grandes políticas de Estado, exige contar con una burocracia dotada de sentido patriótico y calidad profesional. Sólo unos funcionarios públicos estables y bien preparados podrán ejecutar políticas que tengan un carácter permanente. La administración pública no puede ser un botín partidista, ni cambiar con cada nuevo gobierno. Salvo algunas jefaturas de exclusiva confianza, sus cargos deberían ser definidos por la Alta Dirección Pública sin injerencia del gobierno. Asimismo, el crecimiento indiscriminado de la administración es una falta de respeto a los auténticos funcionarios públicos y facilita la corrupción.”

Todo claro y bien dicho. Una vez más, eso sí, se pierde la oportunidad para afirmar entonces tajantemente: hoy el Estado de Chile es muy grande; debe ser reducido en su tamaño.

Por otra parte, las experiencias positivas de un Estado fuerte se han dado en escenarios de marcada separación entre gobierno y Estado, mientras que en Chile observamos una peligrosa tendencia a confundir ambas realidades.”

Afirmación general y ambigua. Sin razones concretas que la fundamenten, suena a frase meramente imaginativa. Quedamos a la espera de esos fundamentos.