La gran paradoja del “No + AFP”

Cecilia Cifuentes | Sección: Historia, Política, Sociedad

#07-foto-1Días atrás, el señor Manuel Riesco, uno de los líderes del movimiento No + AFP, daba a conocer su opinión a este medio sobre el sistema previsional chileno. Más allá de algunos comentarios alejados de la realidad, como decir que la situación de dependencia será mucho menor en el futuro que ahora, que las comisiones cobradas por administradoras y compañías de seguros son casi el 50% de los aportes de trabajadores y que las inversiones de las empresas son una ruleta rusa que solo favorece a un grupo minoritario, subyace en la propuesta de este movimiento una gran paradoja.

Riesco defiende la propuesta C de la comisión Bravo, que solo contó con el voto favorable de un comisionado, de un total de veinticuatro. Esta propuesta sugiere terminar con las AFP y volver simplemente a un reparto, aduciendo que esto posibilita una mejoría de las pensiones actuales. Eso es efectivo, pero por un período acotado (aunque suficientemente atractivo para políticos populistas) y solo gracias a que tenemos este sistema de capitalización, con un ahorro acumulado de los trabajadores de US$ 170.000 millones. Es fácil financiar por un tiempo un reparto con esa cifra espectacular.

Ese monto no se expropia” dicen los líderes del movimiento. Discutible, porque las pensiones actuales y futuras se financiarían con el ahorro acumulado de la capitalización, más el flujo de cotizaciones de los trabajadores actuales. Genial para los adultos mayores actuales (entre ellos los líderes del No + AFP), pero nefasto para las futuras generaciones, cuyas pensiones se financiarán solamente con el flujo de cotizaciones ya que el fondo se habrá agotado.

La forma correcta de ver las “bondades” de un sistema de reparto no es utilizando los ahorros de la capitalización, sino haciendo la simulación de repartir las cotizaciones actuales en los jubilados actuales, tal como funcionan los sistemas de reparto en el mundo. Ese es un cálculo bastante simple. Las cotizaciones a los fondos de pensiones y lo que queda de las antiguas cajas ascienden a cerca de US$ 7.000 millones por año. Si ese monto lo repartimos entre los algo más de dos millones de jubilados actuales de ambos sistemas, la pensión promedio que se obtiene es cercana a $190.000 mensual, por debajo de lo que paga el sistema actual en promedio, y muy por debajo si ese promedio se corrige por personas que cotizaron por períodos muy breves. Y peor aún, hacia adelante esa cifra solo caería, producto de que la masa de jubilados crecería a mayor velocidad que la de cotizantes.

Siendo claros, la única opción sería aumentar la cotización del trabajador en forma sustancial (al doble o más) e impedir la jubilación de trabajadores sin un mínimo de cotizaciones. Nada nuevo. Volver a los años 70. En definitiva, y he aquí la paradoja, los críticos del sistema de capitalización defienden un reparto que sólo es sostenible por un tiempo gracias a la capitalización.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.