El fenómeno Trump

Max Silva Abbott | Sección: Política, Sociedad

#08-foto-1-autorLa sorpresiva elección de Donald Trump no solo será recordada por ser eso, sorpresiva, sino también por la copiosa reflexión que ha generado y seguirá generando en el futuro.

Son muchos los aspectos que llaman la atención del fenómeno Trump, pero por razones de espacio, solo aludiré a tres.

El primero, es que lo ocurrido constata la profunda crisis de la política tradicional, que pese a todos los afanes de resucitación teórica y práctica, parece estar herida de muerte, motivada en el fondo, y aunque sea injusto generalizar, por la pésima percepción que la opinión pública tiene del comportamiento de la llamada clase política. De esta manera, si en una de las democracias más fuertes del mundo se elige a un sujeto ajeno y extraño a la política, ello quiere decir que la crisis es más profunda de lo que muchos creen.

Un segundo aspecto es que como ya se ha dicho por ahí, el siglo XXI parece ser el siglo de los populismos. Más allá de lo que efectivamente pueda realizar Trump, ya que parece impensable que no funcione un buen sistema de frenos y contrapesos, lo importante hasta ahora es que fue su mensaje el que conquistó al electorado. Todo lo cual hace surgir una razonable inquietud respecto de qué podría decidir la voluntad popular en países menos institucionalizados, por no mencionar a los así llamados “bananeros”.

Finalmente, un tercer y no menor aspecto que nos llama la atención, es la notable participación que tuvieron los medios de comunicación social estadounidense e internacional a favor de Hillary Clinton, al punto que más que informar sobre la campaña, realizaron un proselitismo por una y denostación del otro francamente inaceptables.

Entiéndase: no se trata que los medios de comunicación no puedan abanderarse por alguna de las alternativas, ya que a eso apunta, entre otras cosas, la libertad de expresión. Sin embargo, lo anterior no puede llevarlos a ver la realidad de forma bipolar y extrema entre buenos y malos, o incluso entre ángeles y demonios. Esta visión profundamente maniquea no solo desvirtúa el rol de los medios de comunicación de un régimen auténticamente libre, sino que además, puede llegar a distorsionar la realidad e influir engañosamente en el electorado, lo que podría llegar a hacer que su elección no sea verdaderamente libre.

Incluso, lo anterior podría explicar en parte el triunfo de Trump por dos motivos: primero, porque su toma de posición tan marcada puede haber hecho que estos medios percibieran no lo que estaba ocurriendo, sino lo que querían ver, engañándose a sí mismos; y segundo, porque esta parcialidad tan evidente puede haber ocasionado en los electores precisamente lo que los medios querían evitar: apoyar al candidato denostado y vilipendiado de manera tan evidente.

Con todo, lo que ahora queda esperar y ver es qué será del fenómeno Trump.