Porqué no me re afilio en la UDI

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Historia, Política

#01-foto-1-autorHace ya un año que está tomada la decisión y, me parece, que anunciada por varias vías hace meses: no firmaré mi re afiliación en la UDI, partido que ha iniciado su proceso de acuerdo a las obligaciones legales.

Durante 33 años, desde septiembre de 1983, pertenecí primero al movimiento y después al partido, aunque fue doce años antes, en marzo de 1971, que me incorporé al proyecto de Jaime Guzmán.

Desde agosto 1998 pude desarrollar un plan de formación de jóvenes que se extenderá hasta este viernes 13 de mayo (realizaré la última sesión de formación con la juventud de la UDI de Viña) y que abarcó 19 ciudades en casi 18 años. Copiapó, La Serena, Ovalle, La Ligua, Quillota, Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué, Santiago, San Bernardo, Rancagua, Talca, Concepción, Talcahuano, Temuco, Osorno, Valdivia, Puerto Varas y Puerto Montt, con un total que superó las 1.400 sesiones presenciales y llegó a más de 2.000 jóvenes; diez encuentros durante los meses de enero hasta el 2014 consolidaban ese trabajo de cada año; además, pude dirigir durante siete años la revista Realidad y organizar los siete encuentros de humanistas que cobijó la publicación; fui consejero del partido durante dos décadas y, por un breve periodo, miembro de su Comisión política; me involucré muy activamente en las dos candidaturas a la presidencia de la UDI que intentó José Antonio Kast.

Perdón por la anterior enumeración. Está destinada sólo a fundamentar la siguiente afirmación: Conozco algo del que fue mi partido y le entregué miles de horas de mi vida. Aunque parcialmente, entiendo de lo que estoy hablando.

 

¿Porqué dejo la UDI?

Porque las directivas de la UDI casi han abandonado a Jaime Guzmán; porque numerosos parlamentarios de la UDI han transgredido sus principios votando en su momento a favor de la píldora del día después y aprobando el Acuerdo de unión civil; porque una corriente mayoritaria dentro de la UDI quiere renegar de su historia de trabajo conjunto con la presidencia Pinochet y ha abandonado a los militares; porque gran parte de los militantes han perdido el estilo de servicio a consecuencia del lavinismo, (gerenciar la política), el electoralismo (candidatos impresentables y búsqueda frenética de votos a todo costo), el clientelismo (depender laboralmente del partido), la entrega del lenguaje (asumir las categorías conceptuales de la izquierda), el abandono de los sectores populares (viva la clase media, ahora), la falta de tiraje (parlamentarios que nunca apoyaron el trabajo con los jóvenes) y el descuido en el financiamiento; y, finalmente, porque la futura directiva de la UDI le entregará el partido en bandeja a Sebastián Piñera, para que lo utilice como su principal plataforma electoral en el bis que está preparando.

Otras personas podrán agregar quizás cuántas razones más.

Queda gente muy valiosa en la UDI, pero también he comprobado en estos meses mientras maduraba mi decisión que mucha, mucha, se ha ido ya en los últimos años. Queda gente muy valiosa en la Fundación Jaime Guzmán y sin duda está intacto el proyecto del gran fundador, al que habrá que acudir de nuevo para ofrecer nuevas alternativas a los chilenos.

Nos vemos.