Los niños no son de Marte ni las niñas son de Venus. La equivocación del SERNAM
Matías Correa | Sección: Familia, Política, Sociedad
El gobierno de Chile, a través del SERNAM, lanzó para Navidad una campaña destinada a romper la “desigualdad de género”, invitando a regalar a los “niños y niñas” juguetes que no los encasillaran en roles de hombres o mujer: “Hay juguetes que fomentan la idea que existen roles sociales inamovibles para niños y para niñas”. Independientemente de los aspectos políticos de esta estrategia, conviene detenerse a analizar –desde una perspectiva psicológica– qué idea hay detrás de esta campaña.
Efectivamente es muy valioso para cualquier comunidad y para la sociedad civil en general que ciertos roles, que tradicionalmente han sido desempeñados casi exclusivamente por personas de un sólo sexo, hoy puedan ser compartidos entre el hombre y la mujer. Ejemplos abundan: la llegada de mujeres a los altos cargos en gobiernos, fuerzas armadas, empresas, instituciones públicas, etc., o su participación en deportes “tradicionalmente masculinos” como el fútbol, rugby o boxeo. Por otra parte, hoy existen hombres que se han dedicado a la crianza directa de los hijos, a labores domésticas, o a profesiones “tradicionalmente femeninas” como enfermería u obstetricia.
Lo dicho recién es bueno, sin embargo, el mensaje enviado por el SERNAM tiene algo más que preocupa, ya que transmite la idea que son la sociedad y la cultura las que determinan los roles masculino y femenino. Esta teoría comete el error de disociar artificiosamente los mal “roles de género” del sexo biológico, pues aísla las características biológicas de cada sexo, es decir, los aparatos reproductivos y el efecto de sus hormonas sexuales sobre el organismo, de las conductas y funciones que desempeñan preferentemente hombres o mujeres dentro de una comunidad de personas. En otras palabras, desconoce el rol de la biología en el desarrollo de las costumbres, como si la sociedad y la cultura impusieran sin lógica alguna los “roles de género” según los genital que muestren los niños al nacer.
En este punto quiero mostrar que el sexo biológico sí tiene relación con el desarrollo de los “roles de género”, y que los factores sociales y culturales más bien modulan secundariamente los roles según el lugar y el momento histórico. El error que mencionábamos parte desde el desconocimiento que la diferencia de sexo no se manifiesta sólo por el aparato reproductor, sino también por las características neurobiológicas y neurocognitivas que tienden a distinguir a hombres de mujeres.
Aunque a algunos no les guste, los estudios muestran que neurobiológicamente hombres y mujeres sí difieren en algunos aspectos, especialmente en ciertas destrezas y estilos cognitivos. A su vez, estas diferencias se pueden manifestar en modos distintos de comportarse, lo que predispone a tipos específicos de “roles”. Pero lo que es importante saber es que esta diferenciación se inicia desde las primeras semanas de vida intrauterina por efecto hormonal, de manera tal que el comportamiento y las destrezas de los niños y niñas difieren desde el inicio, mucho antes que pudiera aparece cualquier tipo de “imposición de la sociedad”.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Chile B, www.chileb.cl.




