A propósito de un Tributo
Joaquín García-Huidobro y Gonzalo Rojas | Sección: Educación, Historia, Política
A propósito del tributo rendido por la Universidad de Los Andes a los conjuntos Los Jaivas, Congreso, Quilapayún, Inti-Illimani, Illapu y Víctor Jara, publicamos el intercambio epistolar que esta actividad originó.
Muy estimado Sr.
Un par de amigos me han dado a conocer un correo en el que usted manifiesta su extrañeza ante una actividad sinfónico coral donde la camerata y el coro de la Universidad de los Andes, junto a coros de otras universidades, interpretarán obras de cinco grupos de la Nueva Canción Chilena. Como usted hace ver en su correo, esos grupos tuvieron o tienen una clara inspiración marxista, por lo que usted considera improcedente que una Universidad como la nuestra realice esa actividad.
Su preocupación me parece muy atendible, pero lo invito a mirar el problema desde otro punto de vista. Uno de los muchos errores del marxismo consiste en pensar que todo, absolutamente todo, desde la economía a la filosofía, pasando por el arte, las relaciones familiares o el modo de vestir, está marcado por el conflicto social y, más específicamente, por la lucha de clases. Si usted y yo pensamos que esto es falso, entonces tenemos que evitar caer en esa lógica.
Los integrantes de Quilapayún, por poner un ejemplo, adhieren al marxismo, pero la música que ejecutan (por más que para ellos haya sido un arma política), tiene un valor propio, que no sería justo desconocer. Es más, el hecho de que una Universidad como la nuestra realice una actividad semejante contribuye a poner las cosas en su lugar, a mostrar que la música tiene una dignidad propia y no es un mero apéndice de la política. Algo semejante sucedió en España cuando se colocó el Guernica del muy republicano pintor Pablo Picasso en el Centro Reina Sofía, que lleva el nombre de la Reina. Al hacerlo, se estaba mostrando que ese cuadro ya no era una simple arma de combate ideológico sino que había pasado a otro nivel. Es decir, era una muestra práctica de la falsedad de la tesis neomarxista que piensa que todo es política (entendida la política como una forma de conflicto).
Por eso es posible hacer congresos académicos sobre Neruda sin estar, de paso, haciéndole el juego al marxismo, o sobre Ezra Pound o Heidegger sin ser fascistas.
Va con copia a los amigos que me transmitieron su preocupación.
Reciba un atento saludo de
Joaquín García-Huidobro
Querido Joaquín:
Varios amigos, tan afectados como yo por el insólito acto de Tributo a grupos marxistas en la Universidad de los Andes, me han enviado la respuesta que has dado a sus preocupaciones.
Paso a comentar tus palabras, enviando copia de ambos textos a todos quienes se han interesado en el tema.
- El acto en cuestión no consiste, como afirmas, solamente en interpretar obras de esos cinco grupos –y de Víctor Jara, quien curiosamente no figura visiblemente en la invitación– sino en rendirles un Tributo, lo que en este caso significa nada menos que “sentimiento de admiración, respeto o afecto hacia alguien”. Esa actitud ofende a todos los que hemos sufrido la siembra del odio, de la violencia y de la lucha de clases –encarnada en el proyecto de la Unidad Popular y en los grupos marxistas que lo defendieron– y que con tanto éxito han difundido buena parte de estos mismos músicos.
- Sostienes que hay que mirar el problema desde otro punto de vista, que consiste en evitar caer en la lógica de que en todas las actividades humanas está el conflicto social y la lucha de clases, porque esa es la lógica marxista. Citas los campos de la economía, la filosofía, el arte, las relaciones familiares, la moda. Ya que aceptas que efectivamente el marxismo globaliza el conflicto –olvidaste el campo de la educación, quizás por qué razón– no se entiende cómo se podrían combatir sus nefastas tesis y acciones si en todos y en cada uno de los campos que el marxismo invade hubiera que “evitar caer en la lógica del conflicto”. Sólo cabría la total pasividad… o simplemente rezar. Felices estarán los marxistas al leerte.
- Afirmas que la música de Quilapayún tiene un valor propio. El tema sería motivo de un análisis científico, a cargo de expertos musicales, entre los que probablemente habría divergencias. Pero no es eso lo que la Universidad ha organizado, sino un Tributo, un homenaje. Apoyas tu afirmación sobre el supuesto valor propio de la música que será motivo de este Tributo en su, así la llamas, dignidad propia. Te invito a pensar en serio si tantas letras de Quilapayún y Víctor Jara pueden ser consideradas dignas, si las acciones que promovieron fueron dignas, si el fin que buscaban era digno. Espero de ti una respuesta clara sobre este punto: es crucial. Sería interesante saber también si los cánticos que acompañaban a un sacrificio humano o los tambores que han acompasado el ajusticiamiento de un prisionero tenían también dignidad propia.
- Afirmas que el caso que comentamos debe analogarse a la colocación del Guernica de Picasso en el Centro Reina Sofía. Un republicano en un museo de la monarquía, afirmas. Vaya analogía. La Monarquía y la República son dos formas igualmente legítimas de gobierno, mientras que el fascismo de quienes bombardearon el pueblo vasco es tan contrario a la dignidad humana como cualquiera de las manifestaciones del marxismo.
- Finalmente, sostienes que el acto puede compararse con Congresos sobre Neruda, Pound y Heidegger. Tenía entendido que en los Congresos se debate científicamente sobre la obra de un autor. Los Congresos no son Tributos, no son homenajes y los Tributos no admiten disidencia. ¿Imaginas qué puede pasar si alguien del público pide la palabra para contradecir el homenaje este miércoles? No corresponde, ¿no?
Siento mucho que hayas debido salir en defensa de una muy mala decisión. Siento más que lo hayas hecho del modo que lo hiciste. Vaya uno a saber qué nuevas filigranas vendrán después para justificar nuevos desaciertos.
Un abrazo
Gonzalo




