¿Dónde están las juventudes de los partidos políticos formales en la actual elección de primera vuelta para renovar la directiva de la FEUC?

En ninguna parte.

La victoria (31.43% a mediodía del jueves 22) la ha obtenido en esa primera instancia la lista Crecer, integrada por alumnos del UNE y del FEL, una izquierda dura y rupturista, dentro de la cual se camuflan ciertamente los comunistas, aunque la Jota no la integre formalmente.

El segundo lugar (25.87%) y el paso a la instancia definitoria de la semana final de octubre, lo ha logrado la lista gremialista, el más antiguo movimiento genuinamente estudiantil existente en Chile, en el que la UDI no tiene arte ni parte.

Tercero ha sido el NAU, agrupación en la que Revolución Democrática nació y creció y donde algunos PPD, PS o PDC pueden tener espacios limitados, pero sus juventudes no existen como tales; en el último lugar han llegado los socialcristianos de Solidaridad, referente al que se asocian unos pocos gremialistas que hace años pensaron en un camino distinto, junto a exalumnos de colegios que han sido sistemáticamente trabajados por ONGs de tendencia socialcristiana. Tampoco aquí ni la juventud de RN ni la de la UDI tienen nada que decir

¿Despolitización?

No repolitización, pero en una clave enteramente nueva.

La izquierda se repolitiza. El FEL declara ser “una organización político-social de carácter nacional integrada por militantes de las diferentes bases del país constituyendo así una organización única, federativa y horizontal que busca desarrollar una corriente revolucionaria entre los estudiantes, con el fin de levantar un Movimiento Estudiantil verdaderamente comprometido con la defensa y con la lucha por una Educación pública para el Pueblo y al servicio y dirección de las mayorías” y en la UNE apoyan “una nueva educación, un nuevo código laboral, y una democracia efectiva y verdaderamente representativa”. Su último candidato presidencial fue Marcel Claude. Por su parte, el NAU ya es hace años el antecedente de la gente de Giorgio Jackson para hacer carrera política.

Y también una parte de la derecha se repolitiza. Solidaridad se entiende a sí misma como “un movimiento de participación estudiantil que busca transmitir en su entorno el principio de solidaridad para alcanzar un desarrollo humano integral, aportando desde la acción política, social y cultural en la universidad” y por eso se configura como un auténtico polo de líderes políticos socialcristianos de nuevo cuño.

El desafío para los gremialistas, entonces, es el mismo que han enfrentado desde su nacimiento: perfilar adecuadamente el sentido de la Universidad, marcar su posición en los nuevos conflictos educacionales de Chile y defender con fuerza una concepción iusnaturalista de la persona y subsidiaria de la sociedad.

Al frente, como tenía que volver a ser, están las izquierdas duras.